El corazón del punk feminista: cómo fue el debut de Bikini Kill en la Argentina

A principios de los '90 fue el grupo fundador del movimiento Riot Grrrl. Está liderado por Kathleen Hanna y Tobi Vail.-Se volvieron a reunir hace cinco años y tocaron en el ART Media porteño, en el marco de su primera gira sudamericana. Pocas bandas en la historia del rock reescribieron las reglas. Y cuando lo hicieron, fue en términos de éxito, producción, sonido, decibeles, moda, marketing. El rock sigue, fracaso tras fracaso,esperando un mesías que se presente en los mismos términos que los que alguna vez triunfaron.Avizorar a los nuevos Beatles, Rolling Stones, Jimi Hendrix, Led Zeppelin, David Bowie, Sex Pistols desde la repetición de sus logros en la mímesis de nuevos intérpretes es donarse al malentendido. Será por eso que desde el día que Kurt Cobain decidió terminar con su vida y la de su grupo, Nirvana, ninguna banda asumió por mérito y sustancia el destino del rock como una palanca de cambio cultural. Dicho todo eso, puede uno destaparse un oído y cubrir el otro. Ento

Burgos: Me convertí en un zaguero rocker

El Mono largó el arco hace tres años. Ahora se divierte jugando como defensor. "Y raspo un poquito... como Artico". Mientras, no deja el rock, comenta fútbol y estudia para DT.

Cuando sea técnico, mis equipos van a ir al frente como locos. Es mejor morir con una flecha en el pecho que no con una en el culo".

Germán Adrián Ramón Burgos es un personaje sabroso. Para degustar despacio. Para decodificar sus mensajes entre tanta jarana. A los 38 años está radicado en Madrid junto a su mujer Sandra y sus hijos Sasha, Flopi y Luca. Y sigue tan extrovertido y abierto al aprendizaje como siempre: cada fin de semana comenta partidos por Radio Nacional de España, colabora en el magazine matinal de Olga Viza, estudia para ser entrenador de arqueros, va a empezar el curso de DT, toma clases de guitarra, sigue con su banda de rock y juega para los veteranos del Atlético de Madrid y para un equipo de amigos llamado Los Desperdicios.

—¿Qué te aporta el curso para entrenar arqueros?

—No es que me enseñan a atajar pero sí a hacer docencia, cómo hablarle a un pibe, o el tema de los primeros auxilios. Y después, estudiaré para ser técnico.

—¿Lo tenés decidido?

—Sí, el 4 de junio empiezo un curso intensivo. Voy a tener de compañeros a Pochettino, a Hierro, y a otros conocidos más. El curso tiene tres niveles, y yo arranco ahora por el primero... Y, mientras tanto, comento partidos.

—¿Onda Macaya?

—¡Onda Burgos! No me parece muy complicado. Al contrario: veo todo lo que pasa, adivino los cambios... Y banco a muerte a los arqueros. Si pasa un mosquito y la pelota pega en el insecto y se desvía, lo digo... Je, cuando se va la pelota, empiezo a los gritos.

—¿Qué gritás?

—"Señoooraaaaa, ¿me alcanza la pelota?", jajaja... O ponemos ruidos de cristales que se rompen.

—¿El rock ya fue?

—Ni loco... Estoy preparando el nuevo disco con Javier Vargas (guitarrista) y los martes ensayo con la banda: se llama The Garb, como mis iniciales. Todo un exceso de ego.

—¿Vendés muchos CD?

—El último, Abismos, se agotó. Ahora estamos haciendo un rock más pesado, me fui a la variable del rock más duro. ¡Me llamó cada uno para tocar!

—¿Por ejemplo?

—Cuando Pappo estuvo por acá, vino y me preguntó: "Mono, ¿cuántas canciones mías conocés?". "Todas", le dije. Un placer. También toque con Rata Blanca y me invitaron los Super Ratones.

—No te volvés más...

—Al menos hasta que mis chicos se hagan grandes. Cuando se vayan, nos miraremos con mi mujer y nos preguntaremos: "¿Qué mierda estamos haciendo acá?". Luca, el de seis años, es islero, de Mallorca. Como la película de Tita Merello.

—¿Te salió arquero?

—¿Quéeee? Soy yo el que no quiero que sea arquero.

—...

—El arquero agarra las peores chicas, las más feas y se caga de frío si llueve. Le digo que juegue de 9, jeje.

—¿Lo convenciste?

—En un partido, el técnico lo puso al arco, pero fui, me metí en la cancha y lo mandé de delantero. A Lucas le encanta atajar, pero le digo: "Hijo, jugando podés dar patadas". Como el padre, claro.

—¿Y eso?

—Ahora soy zaguero. De verdad. Con mis amigos, en Los Desperdicios, juego de marcador central. Y raspo un poquito...

—¿Un Pipa Higuaín?

—No, papá, yo soy como Héctor Artico. Pero todavía no logré pasar la mitad de la cancha.

—¿Estás muy gordo?

—Bajé bastante, pero me quedan 10 kilos para estar en mi peso. Adelgacé, viste... desde que dejé de tomar vino.

-¿Te desconectaste del puesto de arquero?

—No, siempre miro.

—¿Oscar Ustari o Juan Pablo Carrizo?

—Son grandes proyectos. A Ustari se lo nombra mucho para ir al Barcelona. A Carrizo lo he visto tirarse con la cabeza, y a mí me atraen los que se tiran contra un camión. Pero indiscutible no hay nadie, sólo lo era Maradona. Escuchate una mundial: los arqueros europeos aprenden muchas cosas de nosotros. Y ahora les están enseñando a hacer la de Dios, ¡pero se las explican tan mal!

—¿Seguís pensando en un partido despedida con una banda tocando arriba de un escenario?

—No me llamaron de ningún club y yo no quiero llamar. Como hincha, atajé en River y estoy hecho. Pero si me llaman, está todo bien. No me considero una estrella del big bang pero estaría bueno para la gente. No quiero algo aburrido: que jueguen mujeres, cómicos, artistas, mucha música...

—¿Añorás a la Argentina?

—Sí, extraño mucho. Pero acá camino y es lo mismo que si estuviera allá. Me gritan hasta de los camiones de basura. La gente me banca. Con el tema de la música no veía ni los partidos, pero la radio me fue metiendo de nuevo. Extraño, ¿viste?

—¿Qué extrañás?

—El vértigo que te da el fútbol. Extraño mucho los insultos, que me digan "la puta que te parió". Ahora firmo autógrafos a chicos que no saben ni lo que hice porque ya hace tres años que no juego.

—Pero en tu Mar del Plata natal seguís siendo Gardel...

—Me declararon ciudadano ilustre de Mar del Plata, pero les pedí una calle: con barrera, tipo peaje. Si cada uno que pasa me tira un peso, estoy hecho, jaja...

Comentarios