A 23 años de la muerte de Joey: por qué Ramone y otras curiosidades del rey del punk

Su traumática infancia. El bullying en la escuela. Su precaria salud. La redención a través del rock y el por qué de su nombre. La idolatría en Argentina y los 20 años sin hablar con el guitarrista Johnny Ramone. Jeffrey Ross Hyman, conocido como Joey Ramone, nació el 19 de mayo de 1951 en el seno de una familia judía de Forest Hills, Queens, Nueva York, hace hoy 73 años. Un dato que pocos conocen, es que al nacer, tenía un teratoma adosado a la columna vertebral, por unfeto de un gemelo que no había terminado de desarrollarse. Se lo removieron con una cirugía. Pero nunca dejó de tener problemas físicos y psicológicos por aquel tumor extraño. Los seguidores de Ramones -banda pionera de punk rock que Joey integró entre 1974 y 1996 Jeffrey era un muchacho introvertido y solitario, de 1 metro 98, flaco y desgarbado, ojos miopes saltones, anteojos de muchísimas dioptrías y dentadura asimétrica. La futura estrella estudió en el Forest Hills High School, donde sufria bullying. Sus padres se

vuelven los ’90: smashing pumpkins y sonic youth, cabezas de cartel

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http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/no/12-2827-2007-06-07.html

Por Yumber Vera Rojas
desde Barcelona

Además de estrenar la temporada de los grandes festivales españoles, la edición del Primavera Sound ‘07 confirmó que ya es una referencia obligada en la cultura de los sones alternativos en Europa. En comparación con el resto de los multitudinarios encuentros ibéricos que se avienen en esta época del año, el evento creado en 2001 ha ofrecido hasta ahora la programación más sugestiva y ambiciosa. Con un abreboca previo entre el 28 y el 30 de mayo en la Sala Apolo, en el que brillaron los alt folk canadienses The Sadies, el avant pop del laboratorio inglés Gnac y los electrónicos lo-fi franceses Oslo Telescopic, el jueves, viernes y sábado pasado unas 60 mil personas colmaron las instalaciones del inmenso predio Parc del Fòrum. Repartido entre seis escenarios, esta cita anual del indie guareció un dinámico calidoscopio de más de cien artistas que se movieron entre el pop, el rock y la electrónica. Alternando bandas de modas, figuras históricas y noveles ejemplares, los shows más entrañables los brindaron básicamente los protagonistas de la vanguardia en la música popular contemporánea.

En la jornada inicial, la vuelta de Smashing Pumpkins y de The White Stripes se advirtieron como los mayores atractivos. A diferencia del recital del dúo de los hermanos White, el de los primeros se quedó corto. Tras la intervención de los sludge metal y pioneros de la ola grunge The Melvins, la desarmada agrupación, convertida en quinteto y encabezada por el guitarrista y vocalista Billy Corgan y el batero Jimmy Chamberlin, apostó por lo seguro y recurrió a un repertorio diseñado para fanáticos. Por su parte, la actuación de los Stripes, juntamente con la redención de la solvencia de sus directos, representó un reencuentro con el vivo luego de la experiencia de Jack White con The Racounters y un advenimiento de su nueva producción: Icky Thump. Previamente, los noise psicodélicos Comets on Fire y los post rockers Sling relumbraron a la audiencia con buenos oficios donde lo disímil se sobrepuso a los convencionalismos. Bajo esa excusa, también despuntaron el proyecto ambient ruidista del austríaco Christian Fennesz y el ex Faith No More Mike Patton; el demoníaco electrohouse de los galos Justice y el mash up del delirante Girl Talk.

Durante el viernes, Spiritualized, así como los slowcorers Low y los solícitos Maxïmo Park, presentó una de las mejores performances del Primavera Sound 2007, acompañado por un coro gospel y un cuarteto de cuerdas, disparando versiones y adelantando temas de su próximo álbum. Como contraposición, a los españoles Los Planetas sí que les costó levantar su narcótica apertura, mientras que Hot Chip no pudo zafar de un show en el que las preocupaciones técnicas se sobrepusieron a su lujo fiestero. El escenario que albergó al quinteto londinense, el Rockdelux By Fryday’s Project –ubicado en un anfiteatro con vista al mar Mediterráneo–-, deslumbró con la evocación balcánica de Beirut. Al mismo tiempo, pese a la cancelación de Spank Rock (la gran ausencia del festival al igual que Klaxons), el entablado CD Drome By Vueling se sintonizó con el funk carioca de los brasileños Bonde do Role y el hip hop ampuloso de Diplo. Y apenas se disolvió la tarde, las tribus que invadieron la urbe catalana se tornaron en una jauría pistera arengada, especialmente, por los increíbles sets del inglés Luke Slater y el binomio franconipón Technasia.

Lo mejor del festival, aunado a la alucinación de los estadounidenses Of Montreal en la clausura del evento en la Apolo el domingo 3, lo personificó Sonic Youth el último de los tres días del Fòrum. El cuarteto lució por primera vez en su trayectoria en el espacio Estrella Damm, el mismo que pisaron esa noche Patti Smith y Wilco, un repertorio basado exclusivamente en su histórico disco Daydream Nation y dictó una verdadera cátedra de yeites. No obstante, los neoyorquinos, ante la emoción legada, se salieron del guión y volvieron con un bis que incluyó temas de su reciente producción, el magnífico Rather Ripped. Otro concierto que se subió en la pole position fue el de The Good The Bad And The Queen, que, pese a su modestia, ostentó a cinco monstruos de la cultura pop ajustándose a un prueba con puesta en escena de nostalgia vaudeville. Destacaron asimismo en el desenlace del Primavera Sound 2007 la ternura de Grizzly Bear, la diversión de los australianos Architecture in Helsinki, la gracia indietrónica de los islandeses Múm, la leyenda proto punk Jonathan Richman y la revuelta electro pop de Hell.

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