El Mosca de 2 Minutos hizo pis en la cabina del avión frente a todos los pasajeros?

La histórica banda de punk rock 2 Minutos, estuvo de gira el fin de semana pasado en Centroamérica, donde no faltaron los escándalos, con su cantante deportado en Costa Rica y un show con entradas agotadas cancelado sin aviso previo en El Salvador. https://www.quepasasalta.com.ar/cultura/deportaron-cantante-dos-minutos/ "Tenemos que contarles que debido a malos tratos y mala atención de la línea aérea Avianca @avianca El Mosca no pudo ingresar al país por consecuente decisión de las autoridades migratorias", explicó el grupo en un comunicado publicado en redes sociales. En el mismo texto, afirmaron que "la línea aérea inventó situaciones que nunca existieron", en referencia al episodio que habría originado la deportación de su líder, Walter "Mosca" Velázquez, aunque no se expresaron sobre la suspensión de su siguiente compromiso, que hasta ese momento, seguía en pie. Sin embargo, desde la productora salvadoreña que los contrató, replicaron otra versión: &q

Héroes del Silencio, muy grandes para un país acomplejado

 

Héroes del Silencio, muy grandes para un país acomplejado

El documental «Héroes: silencio y rock & roll» y el libro «Héroes de leyenda» traen al presente al grupo que más lejos llevó el rock en España, pese al desprecio de una parte de la crítica


https://www.lavozdegalicia.es/noticia/fugas/2021/05/07/grandes-pais-acomplejado/0003_202105SF7P3991.htm

JAVIER BECERRA


Decir que Héroes del Silencio son la mejor banda del rock español depende del gusto de unos pocos muchos capaces de suscribir la frase. Sostener, sin embargo, que son la más grande responde a una verdad objetiva. E inapelable. Nadie llevó tan lejos el género en España, convirtiéndose en omnipresentes en el país y extendiendo su aura a Europa central y una buena parte de Latinoamérica. Tomando el testigo de lo que en los primeros ochenta había hecho Barón Rojo (así lo certificaba ya Bunbury en Barón Rojo, la película del 2012), fundieron ambición, profesionalidad y ausencia de complejos para trasladar su música, interpretada en pasional castellano, más allá de lo que se consideran las fronteras del rock patrio. Los Héroes del Silencio arrasaron. Pese a quien pese. Y los minusvalore quien los minusvalore.

Por si existían dudas al respecto, acaban de ponerse en circulación dos artefactos que dan fe de todo ello. Por un lado, el documental Héroes: silencio & rock and rollde Alexis Morante. Y por otro, el libro Héroes de leyenda, de Antonio Cardiel, hermano de Joaquín, bajista del grupo. Ambos resultan notables ejercicios de revisión que exploran el nacimiento, auge y caída de la formación zaragozana que reinó entre finales de los ochenta y principios de los noventa en el panorama español. Su música -que inicialmente bebía de fuentes como The Cure, U2, Joy Division, Simple Minds, The Smiths o Raphael- se coló por los mismos canales comerciales masivos de Hombres G o Mecano, conquistando al gran público.

 

De eso se habla en el libro y el documental. En el segundo se ven imágenes inéditas de aquellos jovenzuelos haciendo equilibrios entre lo que querían ser y lo que los demás querían que fuesen. En ese sentido, aparece la figura de Gustavo Montesano (guitarrista de Olé Olé) y Roberto Durruty. Los empujaron a la multinacional EMI con el epé Héroe de leyenda, que desbordó todas las previsiones. Modelando un sonido del que la banda nunca quedó satisfecha (pero que fue clave para colarse en las radiofórmulas y hoy suena revalorizado), el grupo logró que las grandes canciones de El mar no cesa (1988), el carisma de Bunbury y la solvencia en directo se encargaran del resto. Todo hasta que llegó Senderos de traición (1990) con dos canciones mayúsculas: Entre dos tierras Maldito duende. El bum.

Rencores y choques de egos

En el documental aparecen los choques de personalidades y el libro resulta especialmente detallista en ese sentido. El carácter de Bunbury, con sus amagos de romper la banda y la intención de la discográfica de que ocupara un papel principal (al que él no se oponía), lo convirtió en la parte de la formación que llevaba el timón. El contrapeso lo ponía un reparto equitativo de los derechos de autor nada común. Aunque las canciones partían generalmente de ideas suyas o del guitarrista Juan Valdivia, todo el repertorio se firmaba como Héroes del Silencio, fortaleciendo la idea de un grupo que miraba a las estrellas sin dejarse deslumbrar. Les atraía el extranjero, tanto para grabar como para girar. Y rompieron fronteras.

 

Las imágenes de los fans alemanes cantando Entre dos tierras incitan a levantar la ceja. Las declaraciones de Phil Manzanera sobre la primera vez que escuchó los acordes iniciales de la pieza emocionan. Y el relato que hace Cardiel en su libro sobre el transcurso de la gira Senda 91 obliga a poner la lente histórica. Pero nada de eso importaba en los noventa para una parte de la crítica que los ridiculizó llamándolos los Hombres G del Moncayo o Héroes del Membrillo. Se les acusaba de ser un producto prefabricado, se ponía en duda su autenticidad de un modo obsesivo y se despreciaba esas composiciones que cantaban una legión de fans. Muchos escritos de la época, recogidos en el libro, hoy chirrían totalmente.

Una de las ideas que flotan es que los Héroes del Silencio eran un grupo muy grande para un país muy acomplejado en ese sentido. Lo que se admiraba de INXSU2Guns N'Roses o The Cure no se toleraba en una banda que, seguramente, no sea la mejor de la historia del rock español. Pero, sin duda alguna, fue la más grande de todas. Un respeto.





Es una de las más célebres secuencias guitarreras del rock español. Una sucesión de acordes cortantes multiplicados en ecos por obra y gracia del efecto del pedal delay. De pronto, se engarzan con una batería y un bajo de una solidez insólita en la música nacional de la época. Luego serpentean de modo cristalino. Y llegan al destino. «Te puedes vender, cualquier oferta es buena si quieres poder», canta trascendente Enrique Bumbury. Lo hace con esa impronta tan suya de hacerlo como si fuera la última vez. Es Entre dos tierras, la canción con la que Héroes del Silencio se hicieron eternos. 

Sí, el tema del «¡Uuuuuuh, dejameeeeeeeé, que yo no tengo la culpa de verte caer!» que dio pie a mil y un karaokes colectivos. También el del «pe-pe-pe-pe-pero olvídame», reminiscente del «Cha-cha-cha-changees» que cantó David Bowie en su día. Y, por supuesto, el del «no seas membrillo y permite pasar» que tantas mofas despertó. Aún hoy es su tema más escuchado en Spotify (más de 10 millones de clics) y resume de modo preciso la idiosincrasia de una banda nacida para triunfar. Surgida en algún lugar intermedio entre la fuerza hard-roquera de los The Cult de Sonic Temple (1989), el lirismo oscuro-pero-grandioso de The Cure de Disintigration (1989) y la épica para masas de los U2 de Rattle & Hum (1988), dejó al público noqueado en su día. Nada sonaba así por estos lares. Tan contundente. Tan poderoso. Tan avasallador. 

 

Se cumplen 25 años de la edición de Senderos de Traición (1990), el disco que la incluía. Siguiendo el ritmo de los tiempos, su discográfica ha decidido reeditarlo una vez más. Una excusa como cualquier otra para revisar el disco con el que empezó el reinado de los zaragozanos. Algo que trascendió fronteras, como solo antes había logrado Barón Rojo o Mecano. Lo decían los grupos patrios que hacían incursiones europeas a finales de los noventa: en países como Alemania o Suiza decir rock español era decir Héroes del Silencio. Lo del arrollador éxito en Sudamérica es ya un capítulo aparte nunca superado.

Todo empezó con Senderos de traición. Concretamente, con su sonido, obra de Phil Manzanera, el que fuera guitarrista de Roxy Music. Se trataba de una de las obsesiones particulares del grupo, frustrado por el hecho de que El mar no cesa (1988) careciese el punch de su directo. Enrique Bumbury (voz), Juan Valdivia (guitarra), Joaquín Cardiel (bajo) y Pedro Andreu (batería) querían dejar claro que eran una banda de rock. Pese a sus constantes devaneos poéticos y un nada disimulado gusto por el after-punk y el pop el pop británico de los ochenta, ansiaban mostrar músculo en los surcos, agallas en sus canciones y fortaleza en el impacto final

 

Lo lograron. Senderos de traición llega a donde pretende. No había lugar para las coartadas minoritarias. Héroes del Silencio pretendían ser la banda de rock más grande del país, que sus canciones fuesen cantadas por miles de fans que adoptasen sus señas de identidad como propias. Resultaban tan intensos que, al explotar, muchos optaron por caricaturizarlos. La diana siempre era la misma: Enrique Bumbury. Pronto se le asoció a Jim Morrison. En realidad, su principal influencia se encontraba mucho más cerca: Raphael

En efecto, Bumbury resultaba tan  excesivo como el Niño de Linares. De voz grandilocuente, su boca se deformaba en una vehemencia imposible, exagerando la gravedad, aullando estribillos desesperados y rasgando con convicción la garganta. Interpretando en definitiva la canción hasta sentirla. Si se escucha atentamente Maldito duende, otra de sus piezas más célebres, se ve con claridad. Un bonito medio tiempo, con esos arpegios delicados que tan bien sabía crear Valdivia y un clima tranquilo. Se convierte en un torrente expresivo en la voz del cantante. Misterioso en  «He oído que la noche es toda magia».  Imponente en «Amanece tan pronto y yo estoy tan solo». Y roto en «Las estrellas te iluminan y te sirven de guía». A cientos de adolescentes de la época les golpeó. 

 

PASIÓN Y DEVOCIÓN

El éxito de Senderos de traición resultó espectacular. Se editó en mayo y cerró el año con 400.000 copias venidas. Luego alcanzarían el millón con una presencia constante en los medios. En eso resultó clave también su imagen. La icónica fotografía de  su portada, obra de Javier Clos, resultaba magnética. Para bien o para mal, nadie se la saltaba. Ese cuero rock de mirada desafiante y filtro sepia se asociará de por vida al grupo. La misma estética se ampliaría a los vídeos de Entre dos tierras y Maldito duende. Todo formaba de un plan muy estudiado sobre lo que querían transmitir: algo que no pudieses borrar de la mente.  Aunque fuera para odiar. La misma sensación que transmitían, Guns n' Roses o U2. 

El directo suponía la otra gran baza. Una vez inmerso el oyente por el resto del disco -donde aparecen buenas canciones que combinan melodía y fuerza como HechizoDecadencia o Despertar-, el siguiente impulso consistía en acudir a sus conciertos. En el verano de 1991 se les pudo ver en Galicia. Se trata del mismo espectáculo que recoge el deuvedé de la reedición. En A Coruña lo hicieron el 2 de agosto ante 5.000 personas. Abrieron entre humo y penumbra, con Bumbury encerrado en una jaula cantando Entre dos tierras. Y siguieron desgranando el disco con derroche de actitud y mandíbula contraída

 

Uno de los momentos cumbre del concierto lo puso Decadencia. Con una parada a mitad de canción, el cantante empezó a teatralizar un monólogo al más puro estilo Jim Morrison, tirándose por el suelo y sobreactuando. En escenas así coincidían los dardos de sus detractores, muchos y bien armados. Pero a ellos les daba igual. Querían agitar a los jóvenes, conquistar el mundo y convertirse en el símbolo del rock español en el extranjero. Lo empezaron a lograr ahí, con ese disco que cumple 25 años. Más tarde demostraron que no se habían equivocado. 




https://los40.com/los40/2021/05/13/los40classic/1620895336_497647.html

El 13 de mayo de 1989, Héroes del Silencio conseguía que Flor venenosa se convirtiera en su primer nº1 en Los 40 Principales. Eran los comienzos de la banda aragonesa más importante de la historia. Unos años en los que, además de ese debut en el nº1, el cuarteto experimentó otras muchas vivencias por primera vez. Conocemos alguna de ellas, viajando a los 80’s a través del testimonio del que fuera su vocalista y líder Enrique Bunbury.

Primer sueldo: “370 pesetas a repartir”

El primer concierto de Héroes del Silencio fue el 10 de marzo de 1985, una mañana soleada de domingo, en la sesión matinal del Cine Pax de Zaragoza. Era la primera vez que el nombre del grupo aparecía anunciado en un cartel en el que figuraban los madrileños Alphaville como actuación principal. También tocaban sus paisanos Boda de Rubias. A ellos, apenas les conocía nadie...

Sin embargo, el primer ‘sueldo’ que el grupo maño recibió, fue cuando pasaron la gorra después de su actuación en un gimnasio de kárate ante unas 15 ó 20 personas. Lo recordaba Enrique Bunbury en una entrevista en LOS40 realizada por Sira Fernández: "Creo que fueron... no sé si llegaron a 370 pesetas para repartir entre los cuatro. Tocamos en un gimnasio de kárate y no vinieron ni siquiera los profesores, ni los alumnos... creo que estaban los que limpiaban en el gimnasio. No llegaron a las 15 personas, 15 ó 20 personas, y cobramos pasando la gorra, obviamente, y esto es lo que nos cayó. Y aún nos sentimos afortunados, porque para los que había realmente, recoger 350 o 360 pesetas ya fue un milagro".

Primera entrevista: “Tendremos que decir cómo nos llamamos ¿no?”

La primera entrevista en radio a Héroes del Silencio fue en LOS40. Todavía no tenían nombre y lo decidieron sobre la macha, mientras subían en el ascensor: "Yendo a la primera entrevista, con la maqueta, nos llaman, nos quedamos alucinados porque alguien nos quiere entrevistar, nos parecía extraordinario y decimos 'bueno, tendremos que decir cómo nos llamamos ¿no?'. Y lo pensamos en ese mismo momento. Realmente, no tuvo mucha reflexión (del primero al cuarto piso) ... menos, menos, porque de hecho era una emisora de 40, en aquella época era Radio Zaragoza, no sé cuántos pisos, yo creo que solo había dos, dos pisos, o sea que mucho no pudimos pensar".

No lo pensaron mucho porque el nombre lo tenían delante, en esa primera maqueta que llevaban en la mano. Era una de las cuatro canciones que la conformaban: Héroe de silencio (que después se cambió a Héroe de leyenda). Las otras eran Olvidado, Sindicato del riesgo y Hologramas.


Primer disco: “Si no vendéis más de 5.000 copias... estáis despedidos”

El primer disco que grabaron fue un EP llamado Héroe de leyenda (1987). Su discográfica, EMI, les había puesto a prueba y querían comprobar si realmente funcionaban. Bunbury recuerda aquel momento como una amenaza “muy atemorizante”: "Por curiosidad dije 'pero esto, lo del EP, es como introducción ¿qué es lo que pasa si el EP no acaba de funcionar?'. Y a mí me dijeron directamente 'bueno, si no vendéis más de 5.000 copias (creo que eran) estáis despedidos'. Funcionó bien, afortunadamente. Pero, claro, éramos unos críos, yo no sé si tenía los 18 años en aquel momento, esto fue en el año 86, tenía 19, sí. Fue así como muy atemorizante para unos críos que empezaban ¿no?".

Ya es sabido que funcionó y que vendió 30.000 copias, cifra inédita para un EP debut.

Primera vez en la radio: “la apagué”

Todos los artistas recuerdan como un momento muy especial esa primera vez que escuchan una canción suya en la radio. Nunca olvidan dónde estaban o qué hacían. Bunbury también se acuerda, pero no sabe dónde fue. Su reacción inmediata no deja de sorprender: "Si, sí me acuerdo, que no sé dónde fue, y empezó a sonar y la apagué, la radio. No sé, dije 'uff, qué miedo me da'. No sé... la apagué, fue por vergüenza y por timidez, obviamente".

Primer LP: “Ni los discos de Michael Jackson sonaban mejor”

Después del tremendo éxito del primer EP, llegó el álbum debut de Héroes del Silencio, El mar no cesa (1989). El vocalista del grupo pensaba entonces que canciones como Mar adentro, Agosto o Flor venenosa no las superaba ni el mismísimo ‘rey del pop’: "Me acuerdo cuando terminamos de grabar el primer LP, que yo pensaba que ni los discos de Michael Jackson sonaban mejor. Te lo juro, lo pensaba. Luego, con el tiempo digo 'pero si ese disco suena fatal, es terrorífico como suena'".

Primer tour por Europa: “No querían pagarnos los billetes a América”

Con ese primer disco, Héroes del Silencio emprendió una extensa gira de 150 conciertos por España... y por primera vez viajaron a Europa: "Yo no sé qué es lo que pasaba en aquella época, pero desde luego nosotros no es que tuviéramos un apoyo incondicional de la compañía. De hecho, nosotros, con el primer disco, ya salimos a Europa. Porque teníamos esa voluntad de salir fuera. Y como no querían pagarnos los billetes a América, que hubiera sido lo lógico, dijimos 'bueno, pues vamos a salir a Europa, en realidad lo único que tenemos que hacer es alquilar una furgoneta y nos vamos a’ ... no sé, creo que los primeros fueron en Bélgica y en Suiza".

Primer concierto multitudinario: “no he vuelto a tocar ante tanta gente en mi vida”

En junio de 1991, la cadena 40 Principales celebró su 25º aniversario con dos macro-conciertos en Barcelona y en Madrid. Héroes del Silencio fue uno de los 21 grupos que participaron en el evento. Su actuación en el Hipódromo de la Zarzuela es, según Bunbury, la primera del grupo ante “tantísima gente”. Y posiblemente, la única: "Creo que hasta ese momento yo no había tocado ante tantísima gente, y a lo mejor no he vuelto a tocar ante tanta gente en mi vida. Es posible que sea el concierto con más (gente) porque en total, no sé si había como 100.000 personas en Madrid y había otras 100.000 en Barcelona, y el concierto se estaba retransmitiendo a través de las pantallas... entonces, en total, eran como 200.000 personas viendo el concierto, más luego la gente que lo vio retransmitido. Realmente, ahora que lo estoy pensando, es posible que haya sido el concierto con más gente".

Primer nº1 en LOS40: Flor venenosa

Flor venenosa, primer single del álbum debut de Héroes del Silencio, El mar no cesa (1989) fue también la primera canción del grupo que llegaba al codiciado nº1 de Los 40 Principales. Ocurrió el 13 de mayo de 1989.

Posteriormente, hasta su disolución en 1996, llegaron al primer puesto con otras siete canciones: Entre dos tierras, Maldito duende, Despertar, Nuestros nombres, La herida, Iberia sumergida y La chispa adecuada.


https://www.pagina12.com.ar/337532-heroes-del-silencio-hacen-ruido-en-netflix


Héroes del Silencio hacen ruido en Netflix

El realizador gaditano quiso reflejar sin disfraces la parábola de la banda que soñó con el estrellato del rock, lo consiguió y perdió la amistad en el camino.


El final de Héroes del Silencio tiene acta de defunción: 10 de febrero de 1996. Sucedió en una habitación en Tijuana, en medio de la gira del disco Avalancha. Dice la leyenda que el frontman del grupo, Enrique Bunbury, convocó a sus tres compañeros para compartirles 26 propuestas sobre lo que debía hacer el cuarteto zaragozano de allí en más. Eso indignó al resto de los músicos, al punto de que el guitarrista Juan Valdivia se levantó y se fue. Para conmemorar los 25 años de la separación de la banda más importante del rock español, el 15 de abril salió a la venta Héroes de leyenda, libro en el que el escritor Antonio Cardiel, hermano del bajista Juan Cardiel, recrea la historia de la agrupación. Y Netflix estrenó el documental Héroes: Silencio y rock and roll, dirigido por Alexis Morante, quien atiende a Página/12 en medio de un rodaje. “Sé que Héroes del Silencio son muy queridos en Argentina, y todos ellos hablaron con mucho cariño de sus experiencias allá”, advierte el realizador gaditano. “Aunque por cuestiones de tiempo narrativo, el documental hace referencia a cómo se engendró su auge en Latinoamérica”.

Ante la pregunta de si existe la posibilidad de que su película cause un revuelo similar al de Rompan todo, Morante adelanta: “No vi Rompan todo, pero oí que no están los Héroes del Silencio. El documental no va a provocar polémica. Creo que generará un sentimiento muy especial sobre una forma de ver el rock que ya no se ve”. Durante un año y medio, el director, a quien Bunbury encargó algunos de los videos de su carrera solista, entrevistó solamente al “núcleo duro de la banda”. Al igual que a Alan Boguslawsky, guitarrista estadounidense que se sumó en la última etapa. “No hubo ninguna reticencia por parte de los músicos a responder las preguntas”, aclara. “Todos accedieron rápido, y estaban encantados con la propuesta del documental. Confiaron plenamente en mí, y en el montaje final”. A lo que agrega: “Es la historia de cuatro amigos de toda la vida de Zaragoza que sueñan con ser estrellas del rock, y lo consiguen. Sin embargo, en el camino se dejan la amistad. Es una película sobre ellos, y todo lo que los rodeaba. No hay otra forma de abordar este documental que tratando a los cuatro por igual”.

-¿Cómo a un andaluz se le ocurrió dirigir un documental sobre un grupo zaragozano?

-En la Andalucía de los noventa, cuando éramos adolescentes, se llevaba mucho el rock nacional. Grupos como Extremoduro, Reincidentes, Radio Futura, El Último de la Fila, Duncan Duh, y sobre todo Héroes del Silencio. Era muy pequeño para verlos en vivo, pero tuve la ocasión de hacerlo en 2007 (su gira de despedida). Justo dos años después, conocí a Enrique Bunbury en Los Angeles, cuando estudié un máster de cine allá. Le propuse hacer un documental de una gira suya estadounidense, y ése fue el principio de nuestra relación. Recuerdo una sobremesa en 2017 donde le dije que quizás había llegado la hora de hacer el gran documental que no tiene Héroes del Silencio. Le llevé el proyecto al productor, Miguel Ángel Lamata, y a los demás integrantes de la banda, y todo encajó.

-En Netflix se puede ver otro documental tuyo, Camarón: flamenco y revolución (2018), cuya narrativa se apoya en la animación para potenciar el mito del artista.  ¿Recurriste nuevamente a ese recurso?

-Manejé otro lenguaje. Abordo cada película de forma distinta, dependiendo del personaje y la historia que se retrata. No es lo mismo contar la de una leyenda que murió hace 30 años que la de una banda de rock donde sus integrantes están vivos y en buena forma. Por eso Camarón… se abordó desde la fábula, la narración de una voz en off, y sin entrevistas. Mientras que Héroes: Silencio y rock and roll se cuenta en primera persona.

-En todo documental hay una hipótesis para desarrollar. ¿Cuál fue la tuya?

-Cómo es posible que cuatro amigos de Zaragoza sueñen con ser estrellas del rock, lo consigan, se conviertan en la banda más grande del rock en español y que en el momento más alto de su carrera decidan mandarlo todo a la mierda. Ellos tienen la respuesta. O no.

-¿No es un poco exagerado afirmar que fue la banda más grande del rock en español?

-Siempre es difícil comparar a bandas de música entre sí, pero Héroes lo demuestra con datos. No sólo son los que triunfaron en más países, incluso en los de habla no hispana, sino que la actitud que tenían era de auténticas estrellas del rock. Sin complejos, mirando a Europa y a América.

-Hay una teoría que asegura que el rock español arrancó en Zaragoza. ¿Abordás los antecedentes de esa escena?

-Sí se aborda, además del contexto histórico en el que vivían los Héroes en esos '80. Es necesario saber qué había en ese momento para entender la proeza que luego harían.

-Si algo sobró en Héroes fue rock and roll. ¿Qué tuvieron de silenciosos?

-El título es un juego de palabras con el nombre de la banda. Pero también hace referencia a esa contradicción que ellos mismos ya tenían en su propia denominación. En la película, cuando más crece el rock, más silencio hay entre ellos.

-El año pasado fue el 30 aniversario de Senderos de traición, el punto de inflexión en su historia. ¿Es el disco en el que hacés más hincapié o trataste de abordar toda su obra?

-La película realmente no va de su música, va de ellos y de su evolución. Aunque sí es verdad que los discos van saliendo y cada uno tiene su espacio dentro de la historia. El que menos se trata es el de Avalancha, pero porque en ese momento la historia narrativa ya está totalmente metido en ellos mismos.

-Del trailer emociona esa ambición naíf de los inicios, y la tristeza del final, en la que el baterista Pedro Andreu reconoce: “Creo que ha merecido la pena”. ¿Sigue mal su relación?

-No sé cómo es actualmente, pero la relación entre ellos en la época en la que estuvieron activos la explican perfectamente en el documental. El aire melancólico que muestra Pedro en esa frase es uno de los momentos más auténticos de la entrevista.

-Uno de los ganchos en la promoción es “10 años de archivos nunca antes vistos”. ¿Cómo los recopilaste?

-Hay mucho material de fotos, vídeo, y programas de TV. Todo fue comandado por Alejandro Cortés, un buen amigo y profesional cineasta de Zaragoza que hizo un trabajo meticuloso. También Nacho Blasco (el montador) y yo estuvimos muy involucrados en ese proceso. Miguel Ángel Lamata, el productor, tuvo la valentía de darnos libertad para buscar todo tipo de material, sin límites. La joya de la corona la puso el propio Juan Valdivia, aficionado a la cámara de video. Siempre llevaba una en las giras. Y a todo esto hay que sumar las entrevistas hechas para el documental.

-Pero seguramente hubo complicaciones. ¿Cuál fue la mayor?

-Lo más complicado sin duda fue el montaje, poner en orden todo el material. El mayor logro es que exista este documental. Tratándose de Héroes del Silencio, nada es fácil nunca. 

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