Ozzy Osbourne muere a los 76 años: se apagó el Principe de las Tinieblas

Ozzy Osbourne, el icónico vocalista de Black Sabbath y figura cumbre del heavy metal, falleció este martes 22 de julio de 2025 a los 76 años, rodeado por su familia, confirmaron sus seres queridos . Su despedida ocurre apenas semanas después de haber encabezado el emotivo concierto “Back to the Beginning” con la formación original de Black Sabbath en Birmingham, el pasado 5 de julio    De aspirante a leyenda del metal Nacido como John Michael Osbourne en Birmingham en 1948, Ozzy se unió a Black Sabbath en 1968, aportando su inconfundible voz gutural a himnos como Paranoid, Iron Man y War Pigs —temas que no solo definieron la banda, sino que cimentaron el género del heavy metal. Tras su salida de la banda en 1979, cortes como Crazy Train y Mama, I’m Coming Home lo consagraron como solista y empresario musical con el festival Ozzfest. Un adiós rockero y lleno de dignidad Años de lucha contra enfermedades como Parkinson (diagnosticado en 2020) y severos problemas de salud no logr...

Fernando Ruiz Díaz: música como terapia luego del ACV


Fernando Ruiz Díaz, líder creativo de Catupecu Machu, compartió recientemente detalles sobre su recuperación tras sufrir un accidente cerebrovascular (ACV) el 15 de febrero de 2024. Con valentía, reconoció que el proceso de recuperación fue una verdadera montaña rusa emocional, pero subrayó que la música fue su mejor medicina: “hacer música fue mi mejor terapia”, declaró en la entrevista

La música como clave de sanación

Más allá de los tratamientos médicos formales, Fernando apostó por el arte como herramienta curativa. Señaló que componer, tocar y crear música no solo le devolvió fuerza física, sino que también le ofreció estabilidad emocional durante los momentos más difíciles. La música, explicó, le permitió reconectarse consigo mismo y enfrentar las fluctuaciones internas tras el ACV .

Emoción en subebaja constante

Durante su recuperación, el músico describió su estado anímico como una montaña rusa emocional. Admitió que, incluso en medio de la calma, aparecían olas de incertidumbre y emoción intensa. A pesar de ello, mantiene que el arte le permitió convivir con esas sensaciones sin sucumbir ante el miedo o la angustia.

De la experiencia a la inspiración

Fernando Ruiz Díaz nació en Santa Fe en 1969 y es uno de los fundadores de Catupecu Machu. En 2017 lanzó su proyecto Vanthra junto a Charlie Noguera y Pape Fioravanti. Su talento fue reconocido por Rolling Stone Argentina, colocándolo entre los mejores guitarristas del rock nacional. Tras el ACV, ya recuperado, trabaja en nuevos demos y composiciones con enfoque terapéutico y emocional: su arte, dice, ahora fluye desde un lugar más sensible y reconectado.


-En The Roxy mencionaste que antes de Catupecu habías tenido una etapa de descontrol y que la música te salvó. Ahora también, ¿no?


-Claramente. No sé si la música me salvó, pero creo que si no hacía música no me salvaba. Básicamente, los médicos me dijeron que me quedara tranquilo porque se tenía que reconectar una parte del cerebelo. Las neuronas no se regeneran, pero se reconfiguran las redes neuronales.


-¿Perdiste mucho peso?


-Sí. Un montón de kilos. Estuve internado veintipico de días en el Hospital Fernández y luego en otra clínica. Solo me quedó como un miedo a que vuelva a pasar, porque hay una ventana de 45 días donde está la posibilidad que vuelva a ocurrir. Y después me operaron del corazón porque vieron que tenía un pequeño agujero de nacimiento, y quizás el coágulo pasó por ahí, así que me pusieron un parche.


-¿Cómo siguió la recuperación?


-Me dijeron que caminara, así que empecé a ir con mi novia a la Costanera en Vicente López. Primero hice diez cuadras, después quince, y así. Luego me crucé con un amigo que tenía una bicicleta hermosa, marca Forever Bikes, y terminé comprando cuatro modelos diferentes. Más adelante me metí con el disco y luego con un nuevo álbum de Catupecu. Por eso no puedo decir que esto es mi carrera solista, sino que simplemente es un disco que lo hice porque se dio así.


-¿Cuál sería la reflexión post-ACV? Ya mencionaste que querías seguir adelante y no irte todavía.


-La reflexión es que siempre viví una montaña rusa emocional, porque a la vez tengo momentos de mucha tranquilidad en mi vida. Eso se vibra acá en mi casa. En mi vida siempre estuve tocando o viajando los fines de semana, pero me gusta mucho disfrutar de la semana también.


-Nunca fuiste el rockero que pasaba cuatro días sin dormir..


-No. Eso nunca nos llegó. De hecho, los médicos me preguntaron varias veces si tomaba viagra o MMDA, que a muchísimos chicos les hace mal. Y la verdad que no, tal como reflejaron los análisis. Tampoco fumo y nunca tuve problemas de salud, entonces me da bronca haber pasado de 0 a 100 cuando me vino esto. A mí me gusta mucho vivir la vida, me gusta la gente, el escenario, el público, la gira y la guitarra.


Pienso que la felicidad y el sufrimiento son momentos, pero el gran trabajo es disfrutar y vivir. Yo amo eso y tengo una vida con todo, aunque me hayan arrebatado a mi hermano, mi partenaire, mi secuaz y mi compañero. Así todo, te digo que la vida es bella. Y está buenísimo. Me quede por la música, por mi hija Lila y por mis afectos, mi novia, mi familia de sangre y mi familia elegida, con amigos y hermanos.


-Como dicen los Beatles, "Al final, el amor que te llevás es igual al amor que hacés".


-¿Cómo es la frase? ¡Sí, buenísima!



Volver a los escenarios

Cuando Fernando Ruiz Díaz sufrió un ACV, faltaban apenas un par de días para iniciar una gira por Europa con Catupecu Machu, que obviamente se canceló. Recién volvió a los escenarios varios meses después, en Mar del Plata.


"Ya venía pensando y charlando sobre hacer algún show -cuenta- porque lo extrañaba mucho. Y justo me pasaron dos cosas muy copadas: me llamó un amigo para decirme que un conocido cumplía 50 años en Mar del Plata y me quería contratar para hacer un set intimista". 


-Era reconectar sin la presión de un lugar grande.


-Sí. Lo puedo tomar como el primer show, aunque en realidad fue una cosa chiquita en una fiesta. ¡Igual fue reloco porque no sabía si tocar parado o sentado, porque cada tanto perdía el equilibrio. Y en esa misma semana viene a Buenos Aires el padrino de mi hija, junto a amigos suyos de la empresa Quilmes. Me dijeron que me habían estado buscando para tocar en un evento en la nieve, y me dio ganas de empezar a probar de nuevo. Era el 31 de octubre, algo así, y fue mi primer show masivo, en un escenario enorme, grandísimo, muy alto.


-Luego volviste a tocar en Vórterix.

-Si. A fines del año pasado quería celebrar que estaba vivo, y para mi cumpleaños hice dos shows en el teatro Vorterix, que es como nuestra casa. Fueron hermosos y fue muy loco para mí volverme a subir al escenario y sentir la energía del público. Es como mi zona de confort. Y en el verano hice varios shows en Uruguay, como en Medio y Medio, en Punta del Este.


-Este viernes 4 tocás en el teatro Opera.


-Sí. Todavía estoy craneando alguna cosas. Me gusta mucho improvisar y que la gente viva conmigo. Creo que pocas veces en la vida la gente me ha podido ver en un formato medio íntimo. Capaz que vienen invitados.

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