Black Francis considera que es mejor no tomarse muy en serio a Pixies La banda que admiraba Kurt Cobain publica un nuevo disco, “The Night the Zombies Came” y su líder dice que es vulgar “hablar sobre nosotros mismos, si somos importantes o lo que sea, solo porque sí” Por Maria Sherman Muertos vivos, restaurantes suburbanos con temática medieval, un centro comercial. Druidismo, pollos decapitados, renacimiento. Iglesia, matanza de ovejas, ciencia ficción. Estos son algunos, no todos, de los temas tratados en el décimo álbum de estudio de Pixies, The Night the Zombies Came. Una colección caleidoscópica de 13 canciones —su primer álbum con la nueva bajista Emma Richardson— que oscila entre el folk, el punk, la psicodelia y de vuelta, sin encajar nunca en una fórmula particular. En realidad, The Night the Zombies Came se desarrolla como una película: cada canción es una pequeña viñeta. El líder y artista visual Black Francis, nacido Charles Thompson, dice que eso se manifiesta espec...
Juanse, entre dos discos nuevos y Masterchef
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Rock y algo más
Juanse, entre dos discos nuevos y Masterchef: dice que
tiene la mente “llena de verduras hervidas” y que ve a Pappo todas las
mañanas
Con un presente “fascinante” en la TV, sacó del retiro a Andrew Oldham y recuerda a Spinetta.
Gracias a la televisión, el gran público ajeno al rock está descubriendo el gran sentido del humor de Juanse,
su increíble capacidad para contar anécdotas y también su humildad. Lo
viene demostrando casi a diario con su participación en Masterchef, donde cocina, es juzgado y sigue participando.
Incluso se prestó con buena predisposición a interactuar con Campi en el programa Flor de equipo, cuando lo estaba imitando. “¡Es buenísima la imitación!”, admitió.
Por otra parte, es sabido que su vida dio un vuelco hacia la espiritualidad y hace cinco años que estudia teología. Pero por sobre todas las cosas Juanse es una auténtica estrella de rock, con un carisma capaz de movilizar estadios y con una trayectoria llena de hitos en la historia del rock argentino.
Ahora, acaba de sumar un nuevo galardón que muy pocos artistas en el mundo lograron: un disco producido por Andrew Oldham, el famoso artífice de los primeros pasos en la carrera de Los Rolling Stones.
El título es 222 Biodrama y antes de su lanzamiento se anticiparon canciones como Muchacho corazón y Ataque de nervios,
ambos con cientos de miles de vistas en YouTube, cifras que confirman
la buena recepción de las nuevas composiciones de Juanse sin su banda
histórica.
Ahora ya está en las plataformas digitales el álbum completo y también un nuevo single: Aguas turbulentas, cuyo videoclip ya superó el medio millón de visitas.
“En
realidad, el disco estaba grabado antes de la pandemia, porque todo
empezó a tomar forma poco después de la salida del álbum anterior, Stereoma.
Metí a toda la banda en el estudio y empecé a preproducir canciones
nuevas", explica Juanse, que agrega que estaba al tanto de que Oldham había dejado de producir.
Sin
embargo, un llamado del músico fue suficiente para que responsable del
estilo de los primeros Stones aceptara abandonar su ostracismo aunque
sea por un rato.
"'Basta, hagamos algo juntos, ¿por qué no nos despedimos con una
grabación? O nos reintegramos, porque esto puede ser el comienzo de otra
etapa'. Le ofrecí viajar adonde sea, pero me dijo que se venía para Buenos Aires si yo le arreglaba todo”, recuerda Juanse.
-¿O sea que estuvo acá hace dos años?
-Sí. Arreglé todo como él quería, y vino. Busqué en mi mente, que ahora está prácticamente llena de verduras hervidas y recetas de gelatinas, flanes y lemon-pies, me acordé del último lugar donde había parado y le conseguí todo igual.
Trabajamos
muchísimo porque la preproducción estaba realizada, pero a último
momento cambiamos el 40% del disco, agregando otras canciones. Después
se fue y yo seguí el camino de la edición del álbum, que fue una premonición profética porque después hice una gira de 20 días por España y en 2020 pasó todo lo que pasó.
Creo que es un gran disco y lo digo como si estuviera hablando de Fieras lunáticas.
-¿No sufriste ansiedad al estar sentado sobre un material tan
bueno esperando que se editara, o pensabas que iba a salir en el mejor
momento?
-Es muy ambivalente. A veces uno quiere que el
disco salga lo antes posible. Pero en este caso la compañía discográfica
es la que realmente conoce cuándo hay que editarlo. Yo digo que el artista es medio como un lumpen que está todo el día necesitando afecto, amor y ediciones.
Pero la compañía ha hecho una maniobra magistral, y en el medio fueron pasando un montón de cosas, como el estreno de Rocanrol cowboys (el documental sobre Ratones Paranoicos) en Netflix con su respectivo disco recopilatorio (N.de R.: Obras cumbres).
Ahí uno empieza a comprender por qué pasan las cosas, que yo obviamente se lo adjudico al aspecto absolutamente providencial de la fe. Porque sería imposible planear algo así en esta época.
-¿Cómo es trabajar con Andrew ahora, comparado con aquel de los '90 con Ratones?
-El
Andrew histórico es el mismo Andrew de hoy. Nosotros hace diez años
hicimos un gran disco que es el último trabajo de estudio de Ratones,
pero Andrew está potenciado.
Para mí, desde el
punto de vista de la producción, se lo podría comparar con Bach: cuanto
más maduro está, es más complejo y más groso.
-¿Dónde se luce más, sugiriendo arreglos o en la mezcla?
-Todo.
Es permanente. Es un creador de primer nivel internacional, una máquina
de crear y de generar energía. Sobre todo, cuando estás tocando con
músicos tan jóvenes como los que tuvimos ahora.
Su secreto es la
visión que tiene, absolutamente distinta, visceral y
espiritual; inclusive de la dirección que cobran sus cosas. Todo lo que toca se transforma en una inmensa obra de arte.
-Parece que lo disfrutaste más que nunca.
-Creo que ahora Andrew y yo estamos frente a frente sin tener que asumir responsabilidades ni compensar ningún
tipo de justificaciones. En cambio las bandas funcionan en otra
frecuencia, alrededor de los egos y de lo que les gusta o no les gusta.
Ahí, cuando está la cosa está floja el responsable es el cantante,
pero cuando sale todo bien es la banda, porque suena bien. En cambio
acá no; la responsabilidad es nuestra, mía y de Andrew. Es como que nos
debíamos esto, por decirlo de alguna manera.
Nos debíamos estar juntos, solos y tranquilos, utilizando algunos trucos que denominamos “misterios” y que hacen que el disco suene distinto.
-¿El título de dónde salió?
-El "222” viene del número de habitación de un hotel en Londres adonde fuimos con Juli (su esposa, Julieta Testai) después de visitar Israel y hacer la gira por Europa en 2019.
El
acrílico con el número que aparece en la tapa del disco es una foto que
tomé del frente de la habitación. Y la palabra “biograma” me la dijo
Leo Bechini, un amigo que es director de cine y número uno en Televisa
en México.
Siempre le mando el álbum nuevo para que escuche y me
diga cómo lo definiría, y varios días después me mandó como única
respuesta la palabra “biograma”.
¿Viste cuándo te caés de golpe? En la Biblia dice que cuando Pablo se convirtió cayó de rostro y quedó enceguecido tres días porque era muy potente lo que le había pasado. Así que caí así, porque me pareció que era una definición perfecta.
Al rescate de Juanito y el Carposaurio, un viejo disco grabado con Pappo
Además del álbum nuevo, se acaban de editar viejas grabaciones de algunos temas originales y unos cuantos covers de Juanse con Pappo, bajo el título Juanito y el Carposaurio, que es como se presentaban en vivo a principios de los años '90.
Según Juanse, “Es un hallazgo y está buenísimo el disco. Mata. Ahí está metida toda la época en que fuimos a tocar con Richards a Vélez y cuando empezamos a armar Juanito y el Carposaurio con Black Amaya y Fabián Quintiero.
Un día me llamó el Carpo y me dijo: 'Vayamos al estudio que quiero grabar. Hablá con Gauvry, llamalo', así que le avisé a Gustavo que el monstruo quería ir a su estudio. Por suerte dijo que sí, porque lo que el Carpo nunca pensaba es que eso tenía un costo”.
-En esa época le hiciste el aguante a Pappo y a Charly, tus héroes.
-Sí.
Siento mucho amor por las personas que me dieron la posibilidad de ir a
un show, verlos de chico y luego compartir momentos de intimidad, de
soledad, de compañía, de viajes y de entredichos. Por ahí no nos vemos
seguido, pero somos familia.
A Pappo lo veo todas las mañanas,
porque en mi imaginación están él y Luis Alberto, que para mí es una de
las figuras más preciadas que tengo en la vida artística. Estoy muy
agradecido de haberlos conocido y los vivo todo el tiempo en mis
diálogos y en mi soledad.
Creo que pertenecemos a una generación donde los imposibles no estaban contemplados.
Juanse cocinero, el presente menos pensado
“Estoy fascinado con la experiencia en Masterchef
porque me encanta hacer cosas que nadie hace o a las que nadie les da
impulso creativo. Yo ni sabía que había participado alguien del rock
como el Mono de Kapanga y no quería ir", confiesa Juanse.
Pero cuenta que su manager le insistió tanto que al final se animó.
"Yo cocino en casa, aunque no al nivel que se está exigiendo. Pero
evidentemente algo pasa o algo estoy haciendo bien, porque todavía sigo vivo ahí adentro", reflexiona.
Y completa: "Con todo lo que está pasando y la enorme cantidad de trabajo que hemos tenido que reagendar, es una oportunidad hermosa de acceder a otro público
y estar presente en otro aspecto. Es divertido y relajado, a pesar de
que es muy exigente. Por otro lado, es muy profesional todo y es como estar en un oasis”.
Cómo es 222 Biograma
Las once canciones del nuevo álbum de Juanse muestran un amplio abanico de estilos y arreglos, desde el poderoso y contagioso rock del hit Ataque de nervios hasta el clima acústico de Espíritu, Bárbara (casi country) y Sin armadura, dedicado a Luis Alberto Spinetta y tocada a solas con su guitarra.
La
banda que acompañó al músico estuvo integrada por fue Juan Ignacio
Agüero, Ignacio Jeannot y Hernán Salas en guitarras, Damián Molinas en
bajo, Juan Manuel Colonna en batería y percusión, Chucky de Ipola en
teclados, y el trío “Adri, Flor y Gori” en coros.
Además, en Aguas turbulentas tocaron Gabriel Carámbula y Pablo Memi, reviviendo La Puñalada Amistosa, su vieja banda pre-Ratones. Es el tema más complejo y fascinante del disco, con un pianito tipo China Girl, de Iggy Pop y David Bowie, y una guitarra flamenca al mejor estilo Just Another Night.
Palabra de Juanse: “Me siento muy identificado con esa parte que dice 'Morir sin bailar, vivir sin amar'. ¡Es como que está toda tu vida concentrada en esa frase!”.
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