Iggy Pop y Siouxsie Sioux: dos símbolos del punk ahora cantan en una publicidad de helados Hacen "The Passenger", un conocido tema de Iggy que ella versionó con gran éxito en 1987. 37 años después, sirve para vender refrescos. Iggy Pop y Siouxsie Sioux son sin dudas dos leyendas de la música rock, y más específicamente del punk. Él, al frente de The Stooges primero y luego con una extensa carrera como solista que lo llevó por todo el mundo y lo tiene aún en actividad a los 77. Ella fue la líder de Siouxsie and The Banshees y también descolló como solista (ahora tiene 66). Se han admirado. Y Siouxsie se hizo mundialmente popular precisamente al grabar una canción de Iggy Pop -The Passenger- en un álbum de versiones que hizo con su banda en 1987, Through the Looking Glass. Ahora, a 37 años de esa grabación, Iggy Pop y Soiuxsie se unieron para grabar The Passenger para una publicidad de helado. El original de la canción estaba también en un disco muy exitoso de Iggy, Lust For Li
Duran Duran
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Simon Le Bon, de Duran Duran: nuevo disco, el recuerdo de los '80, la conexión argentina y el orgullo de ser abuelo
El cantante conjuga pasado, presente y futuro, y dice que el mejor show de la banda fue en Buenos Aires.
La escena es de hace unos días, pero al mismo tiempo es atemporal. El escenario del Hammersmith Apollo londinense, y Simon Le Bon, John Taylor, Roger Taylor y Nick Rhodes en la entrega 2021 de los Premios Billboard interpretando Invisible, el nuevo single de Duran Duran, y un medley de esos exitazos de ayer, de hoy y de siempre.
Hits a los que el maquillaje y la purpurina new romantic les sienta tan bien como en aquellos años '80, donde el grupo estuvo en la cima del mundo.
Sí, leyeron bien. Desde 1981 hasta 1985, y gracias a los oficios de una recién nacida MTV y a sus fachas de galanes, tres discos (Duran Duran, Rio y Seven and The Ragged Tiger) y un puñado de singles, entre ellos Is There Something I Should Know?, Wild Boys y el tema de 007 A Wiew to a Kill), daban cuenta de una “Duranmanía” en todo el mundo, más allá de que la crítica los tomara como algo pasajero.
La salida del guitarrista Andy Taylor y del batero Roger Taylor (ambos luego se reintegrarían, y Andy volvería a irse para no volver) hicieron que las acciones del grupo bajaran, pero que su permanencia fuese vista como el verdadero suceso del combo.
Así, con estatus de mito, siguen sacando discos; ahora, el venidero Future Past, el décimo quinto de su trayectoria. Y así siempre se cuela alguna nueva canción, que suena clásica y moderna, con una marca de fábrica que confirma que no puede haber sido compuesta por otro grupo.
Una computadora en Londres, otra en Buenos Aires, quince minutos estrictos de video diálogo y un Simon Le Bon que, a sus 62 años, confirma todos los prejuicios positivos que se tienen sobre su persona.
Un hombre que está de vuelta de todo, que aún mantiene su charme y que encara el diálogo de manera híper profesional, consciente de su magnetismo de pop star.
-Es muy interesante el título del disco, Future Past. ¿No notás una especie de contradicción entre esas dos palabras, futuro y pasado? ¿Y dónde ubicarías el presente en ese concepto?
-Me gusta que me preguntes eso, porque el presente está implícito. Cuando experimentamos un momento, al superarlo enseguida se transforma en pasado. Y en el futuro, el pasado es lo que estás haciendo ahora, ese es el futuro pasado. Por eso, el presente es como un pasado futuro, y por eso está implícito en este juego de palabras.
-Y ya que estamos con las palabras, también es interesante que el primer single se llame Invisible, en estos tiempos de sobreexposición a través de Internet y las redes sociales…
-Estoy de acuerdo, más allá de que la canción plantee algo distinto de entrada, como es una relación fallida que se origina en una fiesta, donde precisamente nadie quiere ser invisible. Por eso el protagonista se pregunta “¿Me he vuelto invisible?”.
Esa persona piensa que quizá se volvió invisible al mundo, y todo termina cuando se da cuenta que es algo que le pueda pasar a cualquiera en cualquier lugar del mundo: ser ignorado por otro cuando querés llamar su atención.
Por eso más adelante la letra dice: “Pero una multitud sin voz no retrocede cuando el aire se vuelve rojo con su vacilación cargada”. Y ese verso también puede estar inspirado en todas las protestas que hemos visto en todo el mundo en el último año, como Extinction Rebellion y Black Lives Matters. El problema se está transformando en algo físico.
-¿Qué me podes contar de los invitados del disco, como Graham Coxon, Mark Ronson y Giorgio Moroder? A primera vista cualquiera piensa que Moroder fue alguien muy importante para el grupo en sus inicios…
-Fue muy importante haber escuchado en su momento las canciones que Moroder hizo con Donna Summer. Fueron el puente perfecto entre la música disco y Kraftwerk, dos grandes influencias para Duran Duran.
Porque cuando nosotros viramos hacia un sonido más disco, no queríamos imitar el sonido de Studio 54 (N.
de R.: famosa discoteca neoyorquina de fines de los años 70,
frecuentada por todo el jet set mundial), sino queríamos sonar más
europeos y electrónicos.
Y el que patentó ese sonido fue Moroder. Si escuchás Planet Earth
y su línea de bajo, eso viene directamente de él. Nos encontramos en
Londres años atrás, en los premios Man Of The Year que otorga la revista
GQ. Ahí le preguntamos si estaba dispuesto a trabajar con nosotros, y nos dijo que sí.
Luego pasó el tiempo, se lo recordamos y accedió. El hombre es una leyenda.
Y logró nuestro mejor comportamiento en el estudio, ya que solemos
discutir mucho. Pero cuando estaba él nos callábamos la boca y hacíamos
lo que Giorgio decía. Fue una manera diferente de trabajar.
-Ustedes
trabajaron con un montón de gente distinta a lo largo de su carrera.
¿Cómo hacen para lograr ese sonido tan distintivo, para dar con ese ADN
Duran Duran de la canción?
-Tiene que ver con un cierto
sonido propio del grupo desde sus inicios, claro. Y también tiene que
ver con mi voz. Porque muchos me imitaron a lo largo de todos estos
años… ¡Pero nadie suena como yo! (risas)
Yendo
más hacia esos inicios, vienen de la ciudad de Birmingham, que dio
grupos tan distintos entre sí como Black Sabbath, Steel Pulse y Duran
Duran.
Éramos tan jóvenes
-Me gustaría que recuerdes cómo era ese lugar y cómo eran ustedes cuando recién empezaron como banda…
-Birmingham
era un lugar fabuloso. Era un lugar tranquilo e industrial, parecido a
como es ahora, ya que todavía hay grandes fábricas. La gente era dura, y
era una época de peleas callejeras, ya que para muchos esa era su idea
de diversión.
Cuando formamos la banda nos dimos cuenta que un
montón de gente de Birmingham era fan del glam rock. Si te lo ponés a
pensar, eso no era algo sorprendente, ya que ese glamour, esa búsqueda
de colorido, es algo lógico que ocurra en una ciudad fabril y en las
clases sociales más bajas.
Y especialmente después de la
austeridad visual y sonora del punk y la new wave, con todas esas fotos
de los grupos vestidos con ropa blanca y negra. Cuando aparecimos, éramos como una especie de flamencos (risas).
Lo mejor de todo es que había un público que esperaba algo así,
porque era algo diferente. Había un sentimiento de celebración, de
alegría; de producirse para ir a una fiesta.
-¿Cómo ves aquella escena New Romantic hoy, en 2021? ¿Cómo pensás que envejeció?
-Nosotros tuvimos una especie de manifiesto cuando aparecimos: dijimos que queríamos ser una mezcla entre los Sex Pistols, Chic y Roxy Music.
Y lo logramos: tanto es así que después trabajamos con Nile Rodgers.
Por eso, cuando veo hacia atrás, recuerdo el movimiento New Romantic con
gran cariño.
Fuimos muy afortunados de haber sido parte de eso,
con esa sensibilidad y con la ventaja que da la juventud. Fue algo muy
divertido: la música contaba historias, y había romances y dramas.
El mejor recital de la historia
-¿Qué recordás de tu
primera visita a la Argentina en 1993, cuando fueron con Milton
Nascimento a las Cataratas del Iguazú para grabar el clip de Breath After Breath?
-Me
acuerdo todo, ya que fue uno de los mejores viajes de mi vida. Grabamos
primero con Milton en Iguazú antes del recital, y fue fantástico. Pero
mi mayor recuerdo es cuando regresamos a Buenos Aires para el concierto.
Ese
día diluviaba, e hicimos la prueba de sonido bajo la lluvia. Al volver
al hotel veíamos gente por cuadras y cuadras que se cubría del agua con
diarios en su cabeza, con bolsas de plástico. Paró de llover más o menos
veinte minutos antes de que empezara el show, y al salir vimos a esa
multitud toda mojada, y el vapor que emergía de ellos…
¡Fue
increíble! Milton también estuvo en ese concierto. Ahí comenzó una
relación asombrosa para nosotros con la Argentina. Sin exagerar, el show que dimos en el Lollapalooza Buenos Aires fue nuestro mejor show de todos los tiempos. De día, con el público entregado y nosotros también. Absolutamente brillante.
-La última es más personal: ¿cómo es ser abuelo para una estrella pop mundial como Simon Le Bon?
-Ser
abuelo es un placer inmenso e inconmensurable. Soy muy afortunado, ya
que los chicos viven en una pequeña cabaña que se comunica con el final
de nuestro jardín, por lo que los veo todos los días. Y a Taro, mi
nieto, lo vi transformarse de ser un bebé a ser ya un pequeño hermoso.
Es algo que enriquece mi vida, y no me genera ningún conflicto. Soy lo que soy, y estoy orgulloso de ser abuelo, de ser “Bumba”, tal como me dice.
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