A 23 años de la muerte de Joey: por qué Ramone y otras curiosidades del rey del punk

Su traumática infancia. El bullying en la escuela. Su precaria salud. La redención a través del rock y el por qué de su nombre. La idolatría en Argentina y los 20 años sin hablar con el guitarrista Johnny Ramone. Jeffrey Ross Hyman, conocido como Joey Ramone, nació el 19 de mayo de 1951 en el seno de una familia judía de Forest Hills, Queens, Nueva York, hace hoy 73 años. Un dato que pocos conocen, es que al nacer, tenía un teratoma adosado a la columna vertebral, por unfeto de un gemelo que no había terminado de desarrollarse. Se lo removieron con una cirugía. Pero nunca dejó de tener problemas físicos y psicológicos por aquel tumor extraño. Los seguidores de Ramones -banda pionera de punk rock que Joey integró entre 1974 y 1996 Jeffrey era un muchacho introvertido y solitario, de 1 metro 98, flaco y desgarbado, ojos miopes saltones, anteojos de muchísimas dioptrías y dentadura asimétrica. La futura estrella estudió en el Forest Hills High School, donde sufria bullying. Sus padres se

P.A.D.R.E.S.

DOCUMENTAL: "LOS PADRES DE LA PLAZA"

Generación P.A.D.R.E.S.

A 30 años de la formación de "Madres", y después de que H.I.J.O.S. copara la militancia, una película investiga que pasó con los grandes ausentes de la historia oficial. 

 Txt. Nicolás Artusi.

 

 

 

Estaban pero no estaban": la contradicción plantea dudas tan prácticas como existenciales y busca encontrarles un lugar a los grandes ausentes de la historia oficial. A treinta años de la fundación de Madres, y después de que los H.I.J.O.S. coparan la militancia reciente, ¿qué pasó con los Padres de la Plaza de Mayo? "Estaban pero no estaban", repiten Joaquín Daglio y Juan Vitale, realizadores de Los Padres de la Plaza, un documental que indaga en la figura anónima del "marido de". Estos padres de desaparecidos resignaron la exposición pública pero no aflojaron en la lucha privada por recuperar los cuerpos de sus hijos: "A nivel social se oye la pregunta: ¿Hubo Padres?'", dice Juan: "Se nota su ausencia". Si el mito del padre ausente pudo haber sido una de las convenciones más trilladas de la pedagogía de entrecasa, acá resultó una decisión casi táctica: "Al principio, les pareció que a los militares les sería más difícil reprimir a las mujeres, y tuvieron razón", explica Joaquín. "Esperaban a sus esposas en la Recova de Paseo Colón, cerca de la Plaza". Pronto las Madres impusieron sus pañuelos blancos como símbolo universal, y cuando ellos intentaron formar la asociación "Padres", las diferencias los distanciaron. "Las Madres, por nuclearse, hicieron su catarsis y construyeron un discurso propio: supieron qué decir", distingue Juan. "A los Padres todavía les cuesta hablar". En el cine, mientras películas como Los rubios o M fueron en busca del tiempo perdido (personal o doméstico), Los Padres de la Plaza irá por una cruzada colectiva. "En estos treinta años de dolor y búsqueda, la figura de las Madres fue creciendo y convirtiéndose en un símbolo para muchos. En cambio, los padres fueron quedando en la sombra, casi como si no existieran, y sabemos que no fue así", defiende Estela de Carlotto, presidente de Abuelas, que bendice el documental en producción. Si madres y padres compartieron un sufrimiento infinito ("pasaron por todas las variaciones posibles del dolor", afirma Joaquín), también lo vivieron diferente: "Ellas tienen presente qué se hizo con la ropa del hijo o cuál era su número de teléfono cuando desapareció. Ellos no se acuerdan", diferencian los directores. "Tienen la edad de nuestros abuelos: había mucho cariño, pero no tanto código. Y ya con 80, tardaron tres décadas para poner en palabras la cuestión más difícil: sus pesadillas".

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