Black Francis considera que es mejor no tomarse muy en serio a Pixies La banda que admiraba Kurt Cobain publica un nuevo disco, “The Night the Zombies Came” y su líder dice que es vulgar “hablar sobre nosotros mismos, si somos importantes o lo que sea, solo porque sí” Por Maria Sherman Muertos vivos, restaurantes suburbanos con temática medieval, un centro comercial. Druidismo, pollos decapitados, renacimiento. Iglesia, matanza de ovejas, ciencia ficción. Estos son algunos, no todos, de los temas tratados en el décimo álbum de estudio de Pixies, The Night the Zombies Came. Una colección caleidoscópica de 13 canciones —su primer álbum con la nueva bajista Emma Richardson— que oscila entre el folk, el punk, la psicodelia y de vuelta, sin encajar nunca en una fórmula particular. En realidad, The Night the Zombies Came se desarrolla como una película: cada canción es una pequeña viñeta. El líder y artista visual Black Francis, nacido Charles Thompson, dice que eso se manifiesta espec...
Dos Attaque 77 se reinventan como gastronómicos en la pandemia
El 17 de mayo de 2018, Luciano Scaglione y Leo De Cecco -bajista y baterista de Attaque 77, respectivamente- concretaron un viejo anhelo compartido: abrir un local en el que pudieran tocar bandas, y que tuviera buenos tragos y comidas. Strummer Bar recibió durante varios meses a artistas emergentes y otros no tanto, y fue el lugar de varias fiestas en las que pasaron por el escenario junto a la banda residente músicos como Mariano Martínez (el otro Attaque), Ciro Pertusi (el ex Attaque), el Tano Romano (Malón) y Corvata (ex Carajo). Pero entonces llegó la pandemia.
Luciano Scaglione divide en varias etapas la evolución de su amor por
la gastronomía. Desde chico, dice el bajista de Attaque 77, se acercaba
con curiosidad cuando sus abuelas cocinaban. Y de vez en cuando lo
dejaban hacer algún repulgue o manipular la pasta. "Era algo más lúdico,
digamos, pero me gustaban los aromas y esa cosa medio alquímica que se
produce en la que agarrás un par de ingredientes, los revoleás en un
bowl, hacés unos movimientos y de repente tenés una comida de verdad. Me
parecía algo mágico...", memora.
Cuando sus padres se separaron, el Luciano adolescente se fue a vivir
con su papá, que "no sabía hacer ni un té". "Un día llegué y se estaba
comiendo el arroz del perro, ese arroz partido barato. No se había dado
cuenta -continúa el músico-. Tenía una ignorancia absoluta de lo que era
un quehacer gastronómico doméstico. Entonces pensé 'tengo que aprender
algo porque con este tipo me voy a morir de hambre'. Fue un motivo de
subsistencia, porque era una época en la que no había delivery".
Sábado a la noche🌆, como siempre con los mejores shows🎶 en Strummer💥.
Esta vez con @mujercitasterror y @re_signados...
¿Te
imaginás pedir un goulash con spaetzle y que en lugar de un pibe en una
bici te lo lleve a tu casa el batero de tu banda favorita? A más de un
fan de Attaque 77 le pasó eso en los últimos meses, con el agregado de
que el plato lo había preparado el bajista del trío. "Hoy estamos
luchando y manteniéndolo con el delivery, con mucha esperanza y ganas de
que vuelva a hacer el lugar que era. No vamos a abandonar esto de la
comida por delivery, que de alguna manera se potenció con la pandemia,
porque mejoramos los platos. En vez de hacer hamburguesas y sandwiches
de bar, empezamos a platos de bodegón, de cantina, que es lo que más me
gusta de la Argentina porque confluyen esas raíces de inmigrantes", dice
Luciano.
"Tampoco es que yo hago todos los deliveries, sólo los que me quedan
cerca, pero es una manera de ayudar al bar, de estar involucrado", se
ríe Leo De Cecco. "Tratamos de armar un menú bien de bodegón: en el
invierno metimos goulash, lentejas, locro en alguna fecha patria, pastel
de papa, y buena sandwichería. Básicamente, buscamos el modo cantina,
que fue lo que pensó Luciano. Es muy rico, realmente. Y nada muy
pretencioso. Está bueno todo lo que pasa en la cocina mientras Luciano
cocina; escuchamos música, por ahí nosotros cortamos morrones,
cebollas... Pelar papas no tanto, pero te corto con mandolina".
Después de unos años viviendo en Estados Unidos, donde trabajó de
ayudante de mozo -la categoría más baja en los restaurantes- y aprendió
los tiempos de la cocina, Luciano volvió y se unió a Attaque 77, lo que
implicó ir a tocar por toda América latina y Europa. "En las giras,
siempre vamos a tener un poco de experiencia gastronómica", explica su
compañero Leo De Cecco. "Y siempre nos gustaban esos lugares chicos en
Alemania, por ejemplo, donde tienen buen sonido y buenas luces para
tocar, y encima la comida es riquísima". Pero todavía estaban a años luz
de su propio bar.
Con tanto ceviches, tapas y picantes probados por el mundo, en 1998
Luciano finalmente se decidió a estudiar para chef en el Instituto
Argentino de Gastronomía. "Tuve la suerte de que en esa época Osvaldo
Gross y Ariel Rodríguez Palacios estaban de profesores, así que hice la
carrera con ellos, unos genios totales. Así que aprendí y me divertí un
montón. Hice una pasantía en el Caesar Park, estuve tres meses en plena
época de Otras canciones, entonces los tipos se cagaban de risa
conmigo, no podían entender que yo estaba haciendo eso mientras sonaba
'No me arrepiento de este amor' en todos lados. Porque el pasante, de
nuevo, no tiene escalafón: sos un chepibe. Pero como me choluleaban un
poco, me cagué de risa, me tenían ahí medio como protegido aunque me
hacían laburar".
"Después empecé a incursionar en restaurantes de amigos, siempre
desde un lado amateur pero serio y respetuoso -continúa el bajista-.
Entiendo que cocinero te hacés cocinando, no estudiando. No puedo
ponerme al nivel de un chef ni nada, porque sos cocinero si estuviste 20
años en las hornallas, incluso más allá del estudio. Si estudiaste tres
años y decís 'Soy chef', no te creo". En Strummer Bar, hasta el
aislamiento social, Luciano había diseñado la carta -la programación de
bandas estaba a cargo de Leo y del otro socio del lugar-, y "salvó las
papas" en alguna ocasión en la que faltó el cocinero.
Desde la pandemia, Attaque 77 participó de las versiones online del Quilmes Rock, con los músicos tocando cada uno desde su casa, y del Cosquín Rock, con un minishow en un Teatro Vorterix vacío. Por eso, los músicos se muestran tan entusiasmados por el recital por streaming que harán jugando de locales, el 2 de octubre desde Strummer Bar. "Nunca hicimos un show de Attaque ahí y creemos que no va a ser tan frío porque es un lugar más chico", explica De Cecco. "Lo que vamos a hacer es repasar los 33 años de historia de la banda, entonces la idea es interactuar con el público mediante el chat, que no sea sólo un show de estudio de televisión. Por eso queremos hacerlo en vivo posta".
"Nadie quiere hacer streaming, realmente", se ríe Scaglione. "Hace unos días pensaba en el show más horrible de la historia de Attaque y, hoy, ese show sería como tocar en el Luna Park... Uno quiere tocar con la gente, lo de siempre, pero hoy la situación nos lleva a esto y tenemos que potenciarlo, divertirnos y transmitir algo lindo. Por otro lado, tiene que ser algo único, porque si no, no tiene sentido. Lo que más salvo del streaming es que el que esté en Río Gallegos, en Córdoba o en México sabe que yo estoy ahí con él, en vivo: compartimos el momento real. Por otro lado, creemos que se puede generar algo piola. El bar es muy lindo por dentro y además es el lugar de Attaque, es como tocar en casa. Estar en Strummer va a ser lindo -ahí grabamos el video de 'María'- y a los fans va a gustarle vernos ahí".
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