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El grupo está formado por cinco médicos en actividad, graduados en diferentes especialidades,
y melómanos que egresaron del Conservatorio Nacional de Música
o estudiaron entre artistas del Colón y de la Filarmónica de Buenos
Aires. Unidos por una profunda amistad, encuentran en las partituras un
espacio de creación y distensión para seguir adelante con sus tareas
asistenciales.
Nacidos en el seno del Hospital Garrahan, cada uno cumple con su
función. Carlos Riganti (71), baterista, es pediatra, inmunólogo y
alergista, y Jefe del Servicio de Alergia en el Hospital Pedro Elizalde.
Daniel Marcó (61), bajista, guitarrista y coros, es traumatólogo y
ortopedista en el Sanatorio Mitre. Roberto Pérez (63), guitarrista, es
anestesiólogo en el Sanatorio Mitre, Daniel Ferrante (53), saxofonista,
es cardiólogo y hoy se encuentra dedicado a la Salud Pública, y Mariano
Toziano (58), tecladista y cantante, es jefe de Ginecología del Hospital
Naval.
Los cinco solventaron su carrera universitaria gracias a la música
que les permitió estudiar el ritmo cardíaco con detalle. Grabaron dos
discos, Diga 33 (1996) y Silencio Hospital (2000), que
pueden escucharse en Spotify. El 11 de noviembre, tras un impasse de 17
años, vuelven a escena. Se presentan en El Libario, ubicado en Julian
Alvarez y Cabrera.
Un hobbie profesional
Se dice que la música es el arte de combinar horarios. Lo mismo
ocurre con la medicina. Los cinco integrantes de Diga 33 siguieron
perfeccionándose en sus carreras, estudiando y equipándose
profesionalmente.
Sin fines de lucro, las ganancias son invertidas en equipos de sonido
o gastos de traslado. El grupo tiene una pizca de cada estilo musical:
jazz, funk, soul, hip hop, rhythm blues, rock, folklore, reggae, latin y
guardapolvo blanco. Las canciones narran cuestiones médicas diarias,
tomadas en algunos casos con humor, y en otros, como una llamada de
atención a la problemática sanitaria.
El rap Diga 33 es el primer corte del compacto que le dio nombre al
grupo y versa sobre la sacrificada vida de los profesionales de la salud
que van del hospital al sanatorio, del sanatorio al consultorio y de
allí, con suerte, a casa.
“Para nosotros, es un himno que fue escrito con algo de bronca.
Te muestra casi como una bofetada lo que les pasa a los médicos, desde
recién recibidos. Así es el médico en la Argentina. Un apasionado por lo
que hace, pero sufre y deja el alma en la cancha”, recita Toziano -que
se recibió de músico profesional en la Berklee de Buenos Aires- en
diálogo con Clarín.
La medicina es la musa inspiradora. Otros temas emblemáticos: "El
nene no me come", "Tercer pagador", que entona la eterna queja por las
prestaciones mal pagas, "Otro parto en la ciudad", "Yo te hice ese
tajo" y "Súper doctor".
–¿Llevan la música a sus consultorios?
–Siempre. Incluso, operamos con música. Cuando tengo que dar
alguna noticia medio fulera, bajo el volumen del todo. El hecho de que
el paciente conozca la veta musical afloja la relación a nivel humano, responde Toziano
El ginecólogo recuerda que más de una vez tuvo que bajar corriendo del escenario para atender un parto.
Les Luthiers de la música
La historia de esta banda se remonta al año 1992, cuando un grupo de
médicos del Hospital de Pediatría Juan Garrahan se reunió para hacer covers de
rock, jazz y blues en diversos cierres de congresos, jornadas médicas y
sociedades de fomento. Se llamaban "Los Cuerpos Cavernosos". Al poco
tiempo, convocaron a tres médicos oriundos del Sanatorio Mitre, la Casa
Cuna y el Hospital Naval. Así, en 1995 nació Diga 33 y el sueño de
Carlos Riganti, ex baterista de Materia Gris y Alas, se hizo realidad.
Pero claro, sus actividades en la medicina comenzaron a ser cada vez
más importantes. Jefes de Servicios, miembros de comisiones directivas
de sociedades científicas, docencia en Universidades y postgrados
perturbaron la duración in eternum de este grupo de amigos.
Las anécdotas también tienen cita en esta historia. En un concierto,
hicieron subir a las tablas a residentes que se perseguían unos a otros
para presentar el tema “Risas, sexo y algo más” que habla sobre las guardias. También,recuerda un bolero que compuso su amigo cardiólogo Luis Canales para el grupo. “Él decía: 'Arráncame la sonda de un tirón, porque el balón se ha desinflado'. Era la canción del prolapso”, cuenta Toziano.
Los pacientes también formaron parte del público y tampoco fallaban
los alumnos de Medicina. “En otro concierto, me vino a ver el esposo de
una paciente y le agradecí. Me dijo que no lo hiciera porque su mujer estaba por tener gemelos y me llevó directo al hospital”, recuerda Toziano.
La fruición del encuentro
¿Qué los volvió a unir para relanzar a Diga 33 en noviembre de 2022?
Un almuerzo en febrero y la propuesta que Marcó le hizo a Toziano para
juntarse otra vez fue el encuentro que forjó el renacimiento de Diga 33.
Aquella misma tarde, se comunicaron con el resto de los integrantes.
Ninguno demoró más de un minuto en dar el sí.
El alejamiento de los escenarios durante tantos años tuvo que ver con
la superposición de la música con la salud. “En aquellos tiempos, entre
1997 y 2003, nos convocaban de varios programas de TV y radio. También,
hacíamos notas para diarios y revistas. La vida nos pidió descansar un
poco, pero como amigos seguimos siempre en contacto. Hoy, tenemos
horarios más organizados y ya no hacemos guardias. Preferimos
destinar el fin de semana para la familia y los conciertos”, explican.
Sueñan con presentar un gran concierto en un teatro, pero primero
deberán volver a pisar un escenario. La cita médica y musical es el 11
de noviembre a las 20, en El Libario, en Palermo.
MG
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