Es mejor no tomarse muy en serio a Pixies

  Black Francis considera que es mejor no tomarse muy en serio a Pixies La banda que admiraba Kurt Cobain publica un nuevo disco, “The Night the Zombies Came” y su líder dice que es vulgar “hablar sobre nosotros mismos, si somos importantes o lo que sea, solo porque sí” Por Maria Sherman Muertos vivos, restaurantes suburbanos con temática medieval, un centro comercial. Druidismo, pollos decapitados, renacimiento. Iglesia, matanza de ovejas, ciencia ficción. Estos son algunos, no todos, de los temas tratados en el décimo álbum de estudio de Pixies, The Night the Zombies Came. Una colección caleidoscópica de 13 canciones —su primer álbum con la nueva bajista Emma Richardson— que oscila entre el folk, el punk, la psicodelia y de vuelta, sin encajar nunca en una fórmula particular. En realidad, The Night the Zombies Came se desarrolla como una película: cada canción es una pequeña viñeta. El líder y artista visual Black Francis, nacido Charles Thompson, dice que eso se manifiesta espec...

Vanesa Harbek

 Vanesa Harbek, una talentosa guitarrista argentina y ferviente seguidora del equipo de fútbol San Lorenzo, decidió hacer un cambio radical en su vida y se mudó a la vibrante ciudad de Berlín. Con su destreza en el blues latino, ha logrado cautivar a audiencias de todo el mundo y ha sido aclamada como la "Reina del Blues Latino".



Antes de su traslado a Berlín, Vanesa se desempeñaba como profesora de música en colegios privados, pero a pesar de su pasión por la enseñanza, no lograba vivir plenamente de su verdadera pasión: tocar la guitarra. Sin embargo, esto cambió drásticamente cuando decidió seguir su instinto y perseguir su sueño musical a tiempo completo.


En la bulliciosa escena musical de Berlín, Vanesa encontró un terreno fértil para expresarse y desarrollar su talento. Con su guitarra en mano, conquistó los corazones de los amantes del blues y del público en general con su estilo único y su destreza técnica. Su fusión de ritmos latinos y el blues clásico le ha valido reconocimiento y elogios en la industria musical.


Ahora, Vanesa Harbek se ha convertido en una figura destacada en el panorama musical internacional. Sus melodías emocionantes y su pasión desbordante la han llevado a actuar en importantes escenarios y festivales, donde ha dejado una marca imborrable. Su capacidad para transmitir emociones a través de su guitarra ha conquistado a los oyentes, quienes se sienten atraídos por su estilo único y su presencia magnética en el escenario.


Con su arduo trabajo, dedicación y valentía para perseguir sus sueños, Vanesa Harbek ha demostrado que es posible vivir de lo que amas y triunfar en el mundo de la música. Su historia inspira a otros artistas a seguir sus pasiones y nunca renunciar a sus sueños, recordándonos que el talento y la determinación pueden abrir puertas hacia un futuro brillante.


Una música que pinta bien


“Empecé a pintar y lo más curioso fue que empecé a vender mis pinturas entre quienes me seguían en los shows y en las redes. En julio del año pasado hice una muestra de mi trabajo en la embajada argentina en Berlín”, señala Harbek.


Además de pintar, la pandemia le sirvió para escribir música, de ahí salió Positive Day, del disco Visiones (2022) que, por cierto, una de sus pinturas ilustra la tapa. “Lo terminé de escribir en la pandemia y es una de mis composiciones más queridas porque es autobiográfica. Hablo de mi historia y de cómo soy”, agrega la cantante.


En Visiones, Harbek dejó traslucir esos duros momentos en la pandemia con títulos como Te extraño Buenos Aires, Feeling So Bad, Noches de soledad y Muriendo un poco cada día. Además de este álbum, la artista lanzó en Alemania High Heels Tango (2019) y Lady On The Road (2022). En este momento está grabando un cuarto disco de temas enteramente propios.

 El gusto por viajar y tocar comenzó a concretarse en 2012 cuando logró salir de Buenos Aires. “Conecté con diferentes festivales de blues de Ecuador y de Chile y me fui a tocar. Tocaba los fines de semana. Salía de la escuela el viernes, un remis me esperaba y me iba al aeropuerto. Regresaba el lunes, me subía al remis y de vuelta al colegio con la guitarra y la valija sin pasar por casa”, recordó Harbek.


Y vuelve a esos tiempos en los que la docencia ocupaba buena parte de su vida. “Trabajé 15 años en el Colegio Northland, en Olivos y Nordelta. Cuando llegaba de trabajar me ponía en el booking donde subía fotos de los shows que hacía y buscaba fechas para seguir tocando. Quería salir de esta situación; lo peor lo sentí en los últimos años antes de irme, cuando tuve una crisis y me dije: 'lo tengo que hacer ahora o me van a internar'” (risas).


-La crisis era: ¿Sigo dando clases o me dedicó sólo a la música?


-Nunca tuve ese dilema. Yo quería tocar, nunca pensé en dejar la música. Tocar es mi vida, si no toco me muero.

Y aparece una banda de blues


-¿En qué momento aparece Europa o Alemania, más específicamente?


-En 2016 seguía dando clases. Saqué un pasaje a Alemania para las vacaciones. Nunca había ido a Europa. Fui un mes a ver qué onda. Tenía unos contactos y conseguí tres fechas en Berlín y seis en Polonia. Me fue muy bien y además Berlín me encantó. Cuando volví a Buenos Aires ya tenía la decisión de regresar a Alemania. Pensé: "Trabajo este año, dejo la escuela y me voy a vivir a Berlín". Estaba decidida.

 “Me compré un pasaje para viajar en diciembre de 2016 a Berlín. En julio recibo un mensaje del guitarrista español de blues Javier Vargas para que me sume a su Vargas Blues Band que tenía una gira de seis meses por España. Adelanté mi renuncia, cambié el pasaje y me fui a Madrid. Estuve seis meses tocando con Vargas y entendiendo cómo se trabaja en Europa. Cuando terminó la gira me fui a Berlín”.


- ¿Cómo fue ese contacto con Vargas, te había visto tocar?


-No nos conocíamos personalmente. Me había visto en Instagram y en YouTube. Yo lo conocía porque había ido a escucharlo en los '90 a Prix D’Ami.


-¿Cómo fue la reacción de tu entorno cuando dijiste dejo todo y me voy a Europa a tocar?


-Todos me dijeron que estaba reloca, que tenía 39 años, que estaba trabajando en el mejor colegio con un sueldo, estabilidad. Pero había tomado la decisión de probar suerte en Alemania.

 -¿Cómo te recibió Berlín?


-Salvo una amiga que no tiene nada que ver con la música y con la que estuve viviendo los primeros meses no conocía a nadie.


En cuanto llegué comencé todas las noches a ir a tocar a alguna jam (lugares donde los músicos van a improvisar). Eso lo hacía todos los días; quería conocer gente y que me empezaran a escuchar. Salía con nieve, con lluvia, con frío y rápidamente me fui haciendo un lugar. Eso me permitió ganar confianza en una ciudad desconocida y seguir adelante.


-¿Cómo es la escena en Berlín?


-Acá hay mucha música, no sólo blues, hay mucho jazz y muchos conciertos y una ciudad muy cosmopolita, hay músicos de todos lados. Hay muy buenos músicos. Tengo un trío con una baterista japonesa y un bajista africano y pronto comencé a tocar en clubes y hacer mí música. De día, hacía lo mismo que en la Argentina, me sentaba en la computadora y mandaba mails, hacía contactos, escribía a los festivales.


“Después de todos estos años tocando de manera continua estoy consiguiendo cada vez mejores festivales, con mejor cachet y a veces son ellos los que me contactan. Me llaman de diferentes festivales para que actúe y eso me pone muy bien”, añade.

La reina del blues latino


-Hoy te llaman The Queen of Latin Blues (La reina del blues latino). ¿Cómo conquistaste ese nombre?


-En la Argentina siempre toqué blues, pero también jazz y tango, aunque por separado. En Alemania cambié ese formato de repertorio y comencé a sumar temas de tango como, por ejemplo, una versión de Vuelvo al Sur, de Astor Piazzolla. La respuesta de la gente me asombró porque enloquecieron.


Me decían que debía cantar algunos temas en castellano y elegí cantar tangos, o alguna composición que haya escrito en castellano. Eso pegó muy fuerte y de ahí surgió el nombre de The Queen of Latin Blues.

"Visiones", Vanesa Harbek


Álbum de la artista argentina radicada en Berlín

 -¿Cómo es la escena del blues para una artista mujer?

-Acá no hay machismo; me siento más cómoda que en la Argentina, te respetan, te escuchan y ese sentimiento de comodidad también lo vivo en todos los países en los que toqué, como España, Suiza, Italia, Rumania, Bélgica, Irlanda, Austria, República Checa, Polonia, Países Bajos, Lituania, Eslovaquia.

-¿Es solvente el circuito de blues; se paga bien?

-No soy rica, pero vivo de tocar. Estoy cumpliendo mi sueño de viajar y tocar. Es verdad que voy queriendo más, quiero mejores festivales, pero vivo de tocar.

-¿Cómo son los arreglos económicos?

-Hay un cachet fijo, una garantía, por ejemplo, 800 euros y 80/20 la puerta (80 para el músico); en otros, te proponen 1500 euros y 60/40 la puerta. Sólo toco por la puerta cuando estoy haciendo una gira y me queda un día libre y para no tener un day-off voy por la puerta y ganamos una plata adicional. Además, estoy inscripta en Gema (la sociedad de derechos de autor de Alemania) donde pasó la lista de mis temas y cobro puntualmente. Eso también ayuda.
 -¿Cómo te arreglaste con el idioma?

-Hablo alemán, porque estudié en el Instituto Ballester Deutsche Schule y mis abuelos son alemanes. De todos modos, cuando llegué a Berlín hacía 25 años que no hablaba alemán y me tuve que poner las pilas. En la pandemia estaba tan al pedo que hice un curso de alemán para mejorarlo.

Donde sí viví una situación difícil con el idioma fue en Polonia. Llegué a Varsovia antes que la banda y me fui a comer a un bar. No entendía una palabra y ellos tampoco. Era una situación extraña porque tampoco hablaban inglés y yo no entendía una palabra de polaco. Me fui a la cocina y ahí fui eligiendo lo que quería comer (risas).

Vanesa vive en Charlottenburg, Berlín. “Es un lugar bastante céntrico, con muchos clubes de jazz alrededor y a 20 minutos en subte de la Puerta de Brandeburgo. Una de las cosas que más me gusta es que vuelvo tranquila en subte con mi guitarra a las 2 de la mañana, no pasa nada. En Buenos Aires, vivía en Carapachay y a la vuelta de los shows, en remis, me tenía que bajar y correr hasta mi casa”.
Fanática del Ciclón

Desde ya que nadie puede extrañar la inseguridad, pero lo que sí extraña es ir a la cancha con su padre. Fanática de San Lorenzo, comenzó muy joven a ir al Nuevo Gasómetro con su padre, su abuelo y su hermano. El primer partido que vio fue San Lorenzo-Boca, con un triunfo cuervo.

 “Ir a la cancha con mi viejo es una de las cosas que más extraño. Una vez me acerqué a la Voz del Estadio, en la platea norte, con mi cd y les pedí que pasaran un par de temas y ¡lo hicieron! Fue muy emocionante escuchar en la cancha mi disco.

Su amor por la camiseta queda en evidencia en algunos conciertos, donde toca vestida con la azulgrana.

“Justo el día que San Lorenzo jugaba la final de la Copa Libertadores, el 13 de agosto de 2014, tenía una fecha en Bebop. Me quería morir. Aldo, el dueño del club, es cuervo, y puso un televisor en el escenario, o sea, mientras tocaba estaba el partido y la gente cuando había alguna jugada me señalaba la televisión. Fue muy divertido. Después del show me fui a festejar".

Ese fanatismo por San Lorenzo no se traduce al parecer en disfrutar del fútbol. “Vivo cerca del estadio del Hertha Berlín, pero no me interesa el fútbol acá. Sólo me gusta San Lorenzo”.

En cuanto a sus comienzos, hay una clave familiar.

“Mi viejo toca el piano, toca blues, por ejemplo, y tocamos mucho tiempo juntos. Cuando tenía seis o siete le pedí aprender piano y me mandó a una profesora de clásico hasta que, a los once años escuché Slowhand, de Eric Clapton, y me enamoré de la guitarra y del blues".

Sobre su formación, agrega: "Estudié con los hermanos Yaría, que tenían una banda, Yaría Brothers, y llegué a tocar tango con Daniel Yaría en su trío de guitarras, donde cantaba. Después estudié con Francisco Rivero, más jazzístico".

Comenzó a tocar a los 15 años como invitada en la banda de rock de su padre, a los 18 armó su primer grupo, Vanesa y Los del Sótano.

“En esa época ensayábamos en un sótano en Boedo. Después toqué bastante en el circuito de bares irlandeses, como Down Town Matías, entre otros. También Betty Blues, La Dama de Bollini y otros que ya ni me acuerdo el nombre. Pero todos los fines de semana trataba de tocar”, añade Harbek que como regalo de 15 años recibió una Fender Stratocaster, que sigue siendo su guitarra junto con una Fender Telecaster.

 Además de graduarse en la carrera de compositora de música clásica en la UCA, Vanesa Harbek estudió trompeta con Hugo Lozano en el conservatorio y con Juan Cruz de Urquiza y Cristian “Látigo” Díaz de manera particular. Tocó diez años en una orquesta sinfónica.
Planes para el futuro

Vanesa Harbek viene de hacer una gira por Austria y Polonia y la esperan los festivales de blues de verano de Alemania, Austria y Polonia, un circuito donde The Queen of Latin Blues es bien conocida. En octubre la espera Islandia, con tres actuaciones y está haciendo planes para viajar en 2024 a los Estados Unidos.

“Esto nace con la publicación de la Guitar Thrills Magazine, de Miami. Me hicieron una entrevista de cinco páginas en las que hablo de mi música, y de cómo trabajo. No conozco los Estados Unidos y creo que el año que viene es un buen momento para viajar. Pienso ir a Nueva York, Chicago, Mississippi y Miami. Voy con mi guitarra. La nota me posibilitó desarrollar contactos para tocar”, concluye.


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