El corazón del punk feminista: cómo fue el debut de Bikini Kill en la Argentina

A principios de los '90 fue el grupo fundador del movimiento Riot Grrrl. Está liderado por Kathleen Hanna y Tobi Vail.-Se volvieron a reunir hace cinco años y tocaron en el ART Media porteño, en el marco de su primera gira sudamericana. Pocas bandas en la historia del rock reescribieron las reglas. Y cuando lo hicieron, fue en términos de éxito, producción, sonido, decibeles, moda, marketing. El rock sigue, fracaso tras fracaso,esperando un mesías que se presente en los mismos términos que los que alguna vez triunfaron.Avizorar a los nuevos Beatles, Rolling Stones, Jimi Hendrix, Led Zeppelin, David Bowie, Sex Pistols desde la repetición de sus logros en la mímesis de nuevos intérpretes es donarse al malentendido. Será por eso que desde el día que Kurt Cobain decidió terminar con su vida y la de su grupo, Nirvana, ninguna banda asumió por mérito y sustancia el destino del rock como una palanca de cambio cultural. Dicho todo eso, puede uno destaparse un oído y cubrir el otro. Ento

REWIND: FUROR POR LOS MIX TAPES

Mi vida en 60 minutos: En plena era digital, fanáticos de la música resucitan el casete: un libro resume un amor en una lista de canciones favoritas y los compilados son objeto de culto. ¡La cinta, gonzalito!

Txt. Nicolás Artusi.
http://www.clarin.com/suplementos/si/2007/02/23/3-00501.htm


Siempre hay una buena razón para grabar un casete": un amor fulminante o una viudez precoz. Rob, periodista rockerito, no esperaba casarse a los 25 ni que su mujer muriera cinco años después. Y nadie esperaba que los casetes que él le grababa a ella se convirtieran en un libro que reconstruye una cartografía romántica y musical, en cuatro teclas. Rewind. Fast-forward. Stop. Play.

Rob Sheffield, autor de la comentada columna Pop Life en la Rolling Stone gringa, acaba de publicar allá su libro Love Is A Mix Tape (con probable edición acá), en el que cada capítulo está fechado y encabezado por las canciones de una época: en abril de 1979 el lado A empieza con los Beatles (Hey Jude) y en diciembre del 2002 el lado B termina con Fats Domino (I'm Walking). En el medio, la historia de un amor nacido en un bar de Charlottesville, Virginia, mientras sonaba el disco Radio City de Big Star, e interrumpido con la embolia pulmonar que desplomó a Reneé en un almuerzo familiar (nota para un musicalizador de la vida: podría haber sonado The End, de los Doors).

La obrita de este arqueólogo de la cultura pop se suma al libraco Mix Tape: The Art of the Cassette Culture, donde Thurston Moore, el guitarrista de Sonic Youth, compila las listas de sus amigos, y a los foros de Internet que nuclean a la pequeña multitud de adoradores del TDK. ¿Un regreso a las cintas en la época del gran hacedor de playlists, el iPod?

"Para los que pensamos que la música digital ofrece un sonido más áspero que la analógica, es una pesadilla sonora vivir en este nuevo mundo de MP3", dice Thurston y resume un universo. Si Echarri regaló como souvenir de su boda un CD grabado "con los temas que me gustan", el compilado del melómano será en cinta o será grasa.

La revolución actual de los mix tapes anuncia focos de insubordinación analógica en el reino de lo digital y confirma un furor intelectual por el armado de listas, que el inglés Nick Hornby ya había diagnosticado en la película Alta fidelidad y en su libro 31 canciones: la erudición musical como otro síntoma de un TOC (trastorno obsesivo compulsivo).

"El mixtape Big Star: for Reneé no tenía nada de imaginativo. Pero fue el casete que cambió todo, ese Maxell XLII grabado el 10 de octubre de 1989, para Reneé": Sheffield compila en 60 minutos los Greatest Hits de su vida. Mientras el hip hop hizo una industria del arte del mezclar, el mixtape es otra señal de la época: vocación retro (epidemia de "achaque" ochentoso) y el capricho vuelto un canon, justo cuando el exhibicionismo emocional (desde el reality hasta el fotolog) hace del gusto personal un sello de "autor". Stop.

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