En esa última noche, Douglas Glenn Colvin, más conocido como Dee Dee
Ramone, no estará en el escenario junto a la banda que había co-fundado
para ser piedra angular del punk rock.
"Me hicieron sentir
miserable y los miserables eran ellos", dispararía un año después en su
autobiografía. Tuvo que verlo por TV desde su casa, que no quedaba en
otro hemisferio sino a unos cuantos kilómetros de Núñez: en Banfield Este.
Que
Dee Dee Ramone vivió un par de temporadas en Buenos Aires es un hecho
conocido. Lo curioso es que la mayoría de los detalles de esa historia
no encajan entre sí o directamente fueron inventados en crónicas
posteriores.
En los libros escritos por él mismo, artículos periodísticos de la época, blogs exhaustivos y charlas con Mariano Asch, fanático y gran conocedor de la banda, el rompecabezas toma forma.
Los hechos: entre 1995 y 1996, Dee Dee y Bárbara Zampini, su pareja, vivieron en una casa de Banfield Este, cerca de la cancha. Estaban juntos desde el 94 y se instalaron en la casa de la abuela de la joven después de haber vivido un tiempo en Holanda con un permiso de la familia de ella que por entonces era menor de edad. Una situación naturalizada en la época.
En el barrio, todavía las anécdotas del Dee Dee conurbano se cuentan con un dejo de mito y fechas inciertas.
Muchos recuerdan que, una vez que se corrió la voz de dónde vivía el músico, empezó un peregrinar constante de fanáticos que se instalaban en la entrada y pedían por Dee Dee. A él no le gustaba, lo agobiaba, pero a veces tenía que negociar su tranquilidad cazando la guitarra criolla y saliendo a la vereda a tocar unos temas.
Los fans se iban satisfechos y él ganaba horas de silencio, pero al rato la secuencia se repetía.
En su autobiografía publicada en 1997 y titulada Poison Heart: Surviving The Ramones, como uno de los temas de la banda (y reeditado como Lobotomy), Dee Dee describiría a Banfield como
"sleepy neighborhood", algo así como un barrio tranquilo y apacible.
Claro, cuando no le estaban pidiendo un bis en la puerta.
Tal fue el impacto en la identidad del barrio, que 25 años después puede verse un mural de Dee Dee
en Alsina entre Roca y Mitre, a dos cuadras de la estación de Burzaco,
donde hace unos años funcionaba la sala de ensayo Estratagema.
El mural es un doble homenaje a Ramone y a Matías "Ferro" Ferroni, un músico de Burzaco de la banda Bizzarros, que solía hacer covers de Dee Dee.
"Siempre estoy atento viendo de ofrecer pintadas en los lugares que
visito, y siempre pienso cuáles son las cosas significativas para
pintar. Hay una relación de los Ramones con esta localidad, ciudad
rockera, ciudad del peligro. Mucho punk rock. Mucho seguidor de
Ramones", cuenta Marcos Arecha, el artista que pintó el mural junto Pablo Alvarado y Male Chiesino.
La
técnica fue simple: muro, látex a rodillo, pincel y escalera. Arrecha,
además de artista, tocaba la batería en una banda de rock industrial
cuando lo pintó y aunque no se considera fan de Ramones, fue
influenciado por la banda como todo rockero, músico y vecino de la zona
en la que Dee Dee dejó huella.
Cuentan, también, que Dee Dee y Bárbara se conocieron en el ya mítico bar Tío Bizarro de
Burzaco, pero ese dato es fácilmente desmentido por su propio dueño.
"No fueron compatibles en tiempo. Arrancamos en 2002, cuando Dee Dee
murió. Con la que sí tuvimos relación fue con su esposa, que tocó acá,
pero eso fue después de la muerte de él", sentencia Gustavo.
Otras fuentes acercan el dato certero, pero para eso hay que ir más atrás, a 1994, cuando Dee Dee vino a Argentina con su propia banda ICLC (Inter Celestial Light Commune) para tres fechas, del viernes 4 al domingo 6 de noviembre de 1994 en el boliche New Order, ubicado en Avenida Cabildo al 4600. Ese domingo, antes del último show, se conoció la pareja. Nunca más se separaron.
ICLC
fue uno de los tantos proyectos personales de Dee Dee, que completaban
el baterista holandés Danny Lommen y el bajista neoyorkino Johnny Carco.
Se hospedaron en el Gran Hotel Argentino, en Carlos Pellegrini 37, pleno corazón de la capital porteña.
Los
grupos de fans de Ramones llegaban sin pausa a verlo, en un país que
supo bancar la banda hasta el final, cuando en otras latitudes del mundo
el grunge se imponía y el punk parecía quedar relegado a un recuerdo de años locos.
Dee
Dee y Bárbara -quien a pesar de ser co protagonista de esta historia
prefiere no dar entrevistas-, en la casa que compartían en zona Sur del
Conurbano tenían un perro llamado, por supuesto, Ramón. Un callejero que años más tarde le daría lugar a otro perro, esta vez en Estados Unidos, al que la pareja bautizó Banfield, para recordar esa porción de tierra al otro lado del mundo.
Anécdotas
perrunas aparte, en marzo de 1996 llegaría la anunciadísima despedida
de Ramones y ese encuentro que terminó en bronca. Ahora bien, los
recitales a todo trapo no eran para nada el estilo de Dee Dee, quien
mantenía perfil bajo no sólo en su vida hogareña, sino en sus
presentaciones en vivo durante su estadía en Argentina.
La pareja compartió muchos proyectos, especialmente en su período en Nueva York. Ahí, Dee Dee y Bárbara se casaron, armaron junto a los ex ramones, Marky y CJ, la banda The Ramainz (en un obvio juego fonético) y ella tocó el bajo en varios discos solistas de Dee Dee, como "Hop Around".
Incluso tuvieron un fanzine (una
revista autoeditada, bien artesanal, con una estética muy vinculada al
punk), que se llamó "Taking Dope" y está disponible en Internet. Durante
la época de 1998 en que vivieron en el legendario Hotel Chelsea, Dee
Dee escribió y publicó un libro de anécdotas sobre ese sitio, "Chelsea
Horror Hotel".
A su manera, hoy siguen juntos: Bárbara abrió hace años un estudio de grabación en el límite de Mármol y Adrogué.
"Tiene todo lo que un estudio de grabación necesita para que un grupo
suene como tienen que sonar y más", dice su presentación en redes. El
lugar se llama, claro, DDR (Dee Dee Ramone) Recordings.
Para fines de la década del 90, cuando los Ramones ya habían puesto el punto final, Dee Dee y Bárbara vivieron un período en La Plata y tocaron juntos.
Con
una banda ad hoc, Dee Dee tocó en febrero del 99 en el boliche El
Chacal, en las calles 8 y 42. No hubo anuncios ni marketing de
guerrilla, sólo el boca en boca y esa noche de tormenta menos de 150 personas (otros dicen menos de 50) vieron
en vivo a Ramone, a Bárbara en el bajo y al baterista platense Mario
Gimeno. Aún sobreviven algunas grabaciones caseras en You Tube.
Otro mural pero con la formación clásica de los cuatro Ramones le rinde culto a la banda en las calles platenses.
Dee
Dee quería escaparles a las multitudes y al delirio que generaban en el
punk vernáculo. Ya había tenido varios choques con esa fama incómoda y
con sus propios ex compañeros.
Vuelta a marzo del 96. En su autobiografía Dee Dee
recuerda una serie de malas experiencias pocas horas antes del show en
River. Había tenido que ir a la embajada de Estados Unidos por un trámite y se peleó con la Policía.En
el microcentro, donde había ido a retirar dinero que su abogado le
mandaba por Western Union, se topó con una multitud de seguidores que
iban a buscar entradas gratis a la peatonal Florida.
En el hotel
Hyatt, donde paraban sus ex compañeros de la banda, Dee Dee había ido a
saludar pero los guardias, sin reconocerlo y alertados por la multitud
de punks que querían copar el lobby, no lo dejaban pasar. Ahí estaban
Johnny y Marky firmando autógrafos, y Dee Dee increparía a este último:
"¡Hiciste como que no me conocías!". Una cámara de MTV captaba el
momento.
Las fricciones entre los integrantes eran una bomba de tiempo. Testigos confirman que fue al Monumental para la prueba de sonido y tocó "53rd & 3rd", pero el día del recital todo se pudrió en la combi y nunca estuvo en la presentación en vivo.
El tour manager de la banda, Monte A. Melnick, contó en su libro En la ruta con los Ramones (2017, Planeta): "Saltó de la camioneta y se fue corriendo. Podía haber ido a tocar una canción. Dee Dee era toda una estrella en Argentina".
Cinco
meses después se reencontraron en el último show de la banda, en The
Palace, Los Angeles, donde Dee Dee fue invitado a cantar "Love kills
you".
Para los primeros años de este siglo, la pareja se fue
nuevamente a Estados Unidos y se instalaron en un departamento de Los
Ángeles. La historia de Dee Dee terminó de golpe, un día en que Bárbara volvía del trabajo y lo encontró ya sin vida.
Sobredosis,
dijo la autopsia. Era 5 de junio y unos años antes, en sus memorias,
Dee Dee había asumido las probabilidades: "La historia de los Ramones no
puede tener un final feliz".
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