Es mejor no tomarse muy en serio a Pixies

  Black Francis considera que es mejor no tomarse muy en serio a Pixies La banda que admiraba Kurt Cobain publica un nuevo disco, “The Night the Zombies Came” y su líder dice que es vulgar “hablar sobre nosotros mismos, si somos importantes o lo que sea, solo porque sí” Por Maria Sherman Muertos vivos, restaurantes suburbanos con temática medieval, un centro comercial. Druidismo, pollos decapitados, renacimiento. Iglesia, matanza de ovejas, ciencia ficción. Estos son algunos, no todos, de los temas tratados en el décimo álbum de estudio de Pixies, The Night the Zombies Came. Una colección caleidoscópica de 13 canciones —su primer álbum con la nueva bajista Emma Richardson— que oscila entre el folk, el punk, la psicodelia y de vuelta, sin encajar nunca en una fórmula particular. En realidad, The Night the Zombies Came se desarrolla como una película: cada canción es una pequeña viñeta. El líder y artista visual Black Francis, nacido Charles Thompson, dice que eso se manifiesta espec...

Tinta punk

Tinta punk

Max Vadalá. El creador de un estilo propio que le imprimió una marca a la movida punk local conversa en esta nota sobre arte y desorden con la artista Veroka Velázquez.

 

 
 
 
https://www.lavaca.org/mu64/tinta-punk/
 

Buenos Aires. Des orden. Veinte minutos esperando el 152 mientras truenan las perforadoras que rompen las calles, hay fotos del Papa por todos lados y la lluvia rompe la paciencia por su indecisión.

Buenos Aires está así: a punto para una rebelión.

A punto de Max.

Cito su prontuario: “Nacido y criado en el barrio de La Boca, dibujante precoz, expulsado de la Escuela de Bellas Artes, autodidacta. Desde el año 1993 edita el funzine BS AS Desorden, donde publica sus propios textos y dibujos. Su perseverancia y su talento lo llevaron a publicar en 2010 el libro Punk-Rock, anarquía y tinta china (editorial Tren en Movimiento) donde recopila gran parte del material gráfico, más registros de sus murales, afiches y flyers, artes de tapa de discos y otros diseños de su creación. En 2012 publica Punk y sus derivados, historias de la vida real son narraciones vivenciales que tienen por protagonistas a personajes del punk. Encuentros y desencuentros, héroes defenestrados y antihéroes, personajes bizarros y de la noche, recitales, ferias de fanzines, amistad, alcohol, peleas, contadas por una voz diferente y crítica, no sólo dentro de la sociedad sino dentro de la propia movida punk”.

La primera vez que me encontré con el trabajo de Max fue en la Feria del Libro Punk organizada por la princesa del punk criollo, Patricia Pietrafesa. Todo ahí estaba vivo, desbordado de gente independiente que tiene para decir y hace. Ahí compré el libro al mismísimo Max, gracias a un lujo característico del movimiento punk: la autogestión.

Ahí conocí al tipo que camina, gesta la idea, la elabora, la produce, la ejecuta y la difunde: “Hazlo tú mismo”.

Ahí descubrí sus líneas vivas. Un viaje en tinta china pincelada con verdad, crudeza, burla, mensaje e infinidad de historias y personajes de la fauna porteña muy porteña hacen el estilo Max. Una estética que se autodefinirá en el libro así: “La naturaleza de tu opresión es la estética de nuestra rabia” y calaveras como protagonista de la mayoría de los dibujos. La obra de Max es un shock que entra por los ojos, por el mensaje. Es un mazazo de anti institución que te da con cada dibujo y para que te despiertes.

 

 

Des formación

 

hora voy a conocer a Max en su taller para hablar de trabajo, de mensaje, de la vida, de sus 20 años de fanzine, de su banda Ácidos Populares. Sorpresa: a diferencia del vértigo y la rabia que percibo en su obra, es un tipo tranquilo, que se toma su tiempo para pensar y disfrutar del tatuaje que le está haciendo ahora mismo a uno de sus personajes porteños mientras conversamos.

 

¿Cuál es tu formación?

Hice 2 años de dibujo publicitario, que era más técnico y artesanal. Cosas que ahora se hacen con un programa yo aprendí a hacerlas a mano. Después hice Bellas Artes, dos años, pero me echaron.

¿Por qué?

… por un disturbio.

 

Le digo que su trabajo representa la movida punk argentina y sacude la cabeza: “No creo que represente nada. Justamente, la gracia del punk es que cada uno se represente a sí mismo”. Me concede, sin embargo, una virtud que puede justificar mi percepción: “El fanzine que hago ya tiene 20 años. Eso lo asocia mucho al movimiento, no tanto por representar sino por una cuestión de constancia. Poquísimos fanzines duran más de 3 números, imaginate sostener uno 20 años. Igual lo hago básicamente porque me gusta hacerlo, no por querer representar a alguien o al movimiento. Lo del libro es una evolución lógica del fanzine, como una forma de preservar lo que ya viene saliendo hace años. ¡Ni yo tengo todos mis fanzines!”.

¿Qué te gustaría que pase con tu dibujo? ¿A qué lugar querrías llegar?

Expongo en lugares no convencionales. Todo lo que hago lo hago por satisfacción personal. No estoy buscando el reconocimiento de nada. Mi trabajo llega por Internet y ahí uno pierde el control de las cosas: yo no sé quién lo ve, a dónde va, no sé qué puede llegar a interpretar alguien de otro lado… Muchas cosas que están en el libro son universales: la represión, la explotación… Por eso mi dibujo es claro. No me pongo a explicar los dibujos: se tienen que interpretar de una. Por eso también la mayoría no tienen texto”.

 

Le tiro la palabra arte. Max responde: “Estoy bastante por fuera. Mi formación artística es más del palo del cómic y los fanzines. Igual, que un cuadro valga 8 mil dólares me parece una locura, pero siempre fue así. El arte siempre fue financiado por los poderosos. Lo más cercano al arte que hago y me da plata, es el tatuaje. Obviamente, con los fanzines no gano nada, más bien pierdo y con el libro, algo, pero muy a cuentagotas. También hago remeras. De todo un poco para sobrevivir. Desde el comienzo fue así. Empecé sin saber qué era la autogestión, después leí sobre el tema y entendí que así vivía yo”.

Dirá Max algo más político sobre las remeras: “El punk es un espacio de resistencia. Ninguna marca de ropa va a acaparar ese espíritu. No mientras haya remeras escritas desprolijamente a mano con palabras de protesta”.

 

 

Colores ácidos

 

cidos Populares es el nombre de la banda que ya cumple 15 años en escena y ahora tiene a Max como voz cantante. Dice Max: “Quedé cantando por una cuestión de emergencia. Se fue el cantante y no conocimos a nadie que más o menos se adecue, con afinidad musical, política y personal. No quiero ensayar con alguien que no tenga nada que ver. Esto lo hacemos por que nos gusta hacerlo. Y dar un mensaje”. Ahí va uno. Es la estrofa del tema Actitud:

 

Rompe, rompe, rompe,

rompe con las reglas

no hagas lo que te dijeron

en la escuela

tus enemigos son

quienes forman el sistema.

 

En algún momento de la charla me dice que los colores expresan, entre otras cosas, vida. Y que la represión es la antitesis de la vida. Por eso su obra es sin color y, por una cuestión de técnica, fotocopiada. Pero cruzando la puerta donde Max tatúa se asoman varios cuadros. Veo colores. Colores intensos, que laten, explotan, vibran. Los colores de Max no se ven: se sienten. Dirá Max: “No todas mis ilustraciones pretenden difundir una idea política o filosófica. Como con la música punk, hay de todo. Lo que intento siempre, sí, es difundir ideas”.


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