Elian acaba de decir lo que dijo y bajarse de la camioneta para entrar a un supermercado de General Rodríguez: le había prometido al equipo de Clarín
un pollo al disco como almuerzo y cumple lo que promete. Antes de
cruzar la puerta, llegan los primeros pedidos de saludos y fotos.
Una vez adentro, los cajeros ponen la canción con Bizarrap -el
productor que lo disparó a la fama global- a todo trapo. Él empuja un
carrito. Tami, su novia, empuja otro. Aunque el barbijo le tapa la mitad
de la cara, la cadena dorada con brillos lo delata. Los clientes saben
que L-Gante está ahí. Mientras recorre los pasillos, todos sacan el
celular. Uno, dos, tres, cuatro, cinco videos. Hasta el carnicero graba uno para él y otro para el hijo.
—¿Qué vino queda mejor con el pollo?
Afuera se había corrido el rumor. Decenas de personas lo esperan. Los
más chicos están emocionadísimos. "Nunca digo que no a una foto, porque
me pongo a pensar y ni tira desde el punto de vista de la otra persona",
va a contar más tarde. También que las criaturas se le acercan "como si
entendieran todo". Y que no usa anteojos de sol para ocultarse, porque le parece careta.
A la mañana, en su casa, entre charlas, mate y Call of duty (se reconoce "medio vicio" de la Play), había pensado el menú, pero el detalle del vino se le escapó.
Nuevamente se sube a la camioneta. Va hasta lo del tío, le pregunta a
una vecina, a un amigo -Nano- que va caminando por la calle y se suma al
viaje. De fondo, bien fuerte, suena el puertorriqueño Jamby "El favo" ("Muchos ni creían porque andaba en mis loqueras, mucho sacrificio pa cruzar esa frontera").
Datos que surgen de la conversación casual sobre ruedas: 1) lo
contactaron artistas chinos y de países africanos para hacer cosas en
conjunto; 2) tarda entre 30 minutos y un hora en componer un tema (y lo
va a demostrar); 3) planifica la mayoría de los videos el día o la noche
anterior, convocando a gente del barrio; 4) nunca terminó de pagar el
famoso micrófono de mil pesos, con el que todavía graba; 5) revela
reuniones, remixes y colaboraciones inesperadas -así como otras muy
esperadas-, con la consigna implícita de que "lo que se dice en Rodríguez... queda en Rodríguez".
Sabe que lo escuchan personas de todas las clases sociales y le gusta
adaptarse a los diferentes ámbitos. Pero, sin perder sus raíces, va a
llevar el "villatour" -su sello característico en Argentina- a España y el resto de Latinoamérica.
Nota de redacción: esta crónica se hizo días antes de que la vida de Elian diera un vuelco completo, luego de que Cristina Kirchner lo mencionara en un acto político en Lomas de Zamora.
La vicepresidenta recomendó escuchar a "L-Gant (sic), un chico que hizo
sus canciones con un micrófono de mil pesos y una computadora del Plan
Conectar Igualdad...". A partir de eso, todos los medios periodísticos
se abalanzaron sobre la figura y sobre las canciones de Elian, que ya no
estaba en el país sino de gira por México, luego de escalas en España y
los Estados Unidos con su "villatour".
—Yo apunto a la
gente de los barrios, es ahí donde más natural puedo fluir. En un lugar
medio cheto, por ahí te sentís re zarpado si hablás como hablo yo, por
eso me siento natural acá.
Estuvo siete semanas en el puesto uno
de la lista de Billboard Argentina, que lo eligió como artista del mes
de abril, por ser el que más canciones tiene en el top. Abandonó hace
unos días la cabecera. Pero, como reza el refrán, nada se pierde, todo se transforma.
Si alguno pensaba que era un fenómeno pasajero, basta ver los números
(L-Gante RKT tiene 180 millones de reproducciones en YouTube) y esperar
las novedades. L-Gante acaba de cumplir 21 años.
—Cumbia 420 es cumbia, reggaeton y marihuana. Aunque eso fue en el
principio... sobre todo es cumbia y marihuana, más fácil. Y lo
fusionamos con cualquier género. A veces yo me sumo a otro, aunque
siempre trato de sumar a la otra persona al estilo mío.
—¿La combinación más rara a la que le tengas ganas?
—Folclore, chacarera, algo de eso.
Elian llega al portón de la casa de un amigo que tiene un disco, pero
el pibe no contesta el teléfono. Con Nano piensan en meterse, agarrar el
disco del patio y devolverlo después... pero la presencia de un perro los desalienta.
En el camino de vuelta, mientras canta a la par de Andrés Landero, el
rey de la cumbia colombiana, se acerca gente en cada parad. Elian debe
haber aparecido en cuarenta historias de Instagram en el transcurso de una hora y media.
—El que habla mal de mí es porque no me conoce. Sé que hay gente que
sabe cómo es, lo que costó, cómo vivo día a día. Me quedo tranquilo con
que si no respondo yo, responden unos pares. Si quieren hacer quilombo,
se van a otro lado.
Con su amigo Jona arrancan a cocinar. Llega su manager y amigo, Maxi "El Brother". Pasa el herrero: va a poner un portón, porque no faltó la ocasión en que algún fanático irrumpió en su casa. En
el fondo del terreno, unos albañiles están poniendo los ladrillos para
la expansión de la casa donde vive con su mamá y Tami, en un barrio
popular, de gente laburante, al oeste del Gran Buenos Aires. Van por la planta baja.
—Ahí atrás me estoy construyendo la cueva. La onda es quedarme acá, olvidate.
Ahora salen los globos y vuelan. Quiero hacer un buen edificio, que
desde la entrada del barrio se vea mi pieza. Un lugar donde yo vea el
barrio y me ponga a pensar.
La mamá le recuerda que tiene que repartir mercadería. Se debate entre hacerlo en el momento o más tarde.
—Pueden quedarse, vuelvo en un rato.
Jona le da los últimos toques al pollo, mientras Elian lleva comida a comedores de la zona. Pone Los Piojos ("Fasolita querido, a ver cuándo venís por acá")
y pregunta si alguien sabe cómo se usa la segunda palanca de cambios de
su 4x4. La tiene hace unos días: una Toyota todoterreno grande,
hermosa, con vidrios polarizados (que generalmente tiene bajos). No
necesitó una 0 km. De vuelta en la casa, aumenta la concurrencia y se
forma una ronda alrededor del disco. Se mezclan distintos humos.
Claudia, la mamá, acomoda los platos. En el comedor, una pared entera está ocupada por la gigantografía de ella y su hijo.
—Fui su empujón. Desde el momento en que empezó a soñar, siempre lo
apoyé, en ningún momento le dije: "No, estás loco o necesitás mucha
plata o no vas a poder llegar". Siempre fue ahí, junto a él. Vamos a
poder, vamos a poder.
Quizás por eso, Elian se tatuó el año de
nacimiento de Claudia, 1961, en la cara. Se sabe: fue la que le dio su
nombre artístico, cuando le repetía "qué elegancia" cada vez que se levantaba a desayunar medio zaparrastroso.
—Podría patentarlo y tendrías un montón de dinero.
—¿Sí, no?
Se ríe y comenta que, para los amigos de siempre, él no es "L-Gante",
sino que mantiene su apodo original: "El facha". Ella lo acompañó a
Capital Federal, años atrás, cuando tuvo la cita inicial con su actual
productor, Kevin Rivas (DT Bilardo). Trabajó como preventista y
acompañante terapéutica para costear las primeras grabaciones. Ahora, él
le dijo que se tomara un descanso. Relativo, porque sigue pendiente de
cada detalle.
—En un primer momento pasaba que no entendía las letras. Era algo
nuevo. Después él ya me preguntaba: "Ma, ¿qué te parece?". O yo sola
decía: "Ves, ese toque, ese está bueno... con mis palabras. Y bueno, él
lo iba arreglando, siempre buscaba la opinión. Me terminó gustando".
—¿Bailás ahora un RKT?
—¿Cómo no?
Unas latas de cerveza, unas cocas, un vino que le regalaron y un aplauso a los cocineros: a comer. La tele prendida en Todo Noticias.
Tami -que cursa el final de su embarazo-cuenta que se fue a hacer un
chequeo a la mañana y que todavía no sabe el sexo del bebé. Claudia y
Elian sonríen. Todavía no pensaron en nombres.
Se hace tarde, L-Gante tiene que ir a la tele, no sin antes arreglarse.
Espera al barbero, que va a su patio a cortarle el pelo. Lleva un
alargue, una rasuradora, unas tijeras, unos peines. No hay tiempo para
perder. Empieza la primera entrevista ¿formal?, mientras le pasan la
maquinita.
—¿Qué es el villatour? Sabemos que llegás a los distintos barrios sin planificar mucho, sin seguridad, nada de eso.
—Cuando caigo a los barrios, a veces pinta tomar mate o charlar y
conocer a la gente, te cuentan cómo está la cosa ahí. Y puede ser
similar o me identifico con algo que me haya pasado. Son historias...
Capaz hay cosas que podés solucionar, dar una mano y joya. Hoy estuvimos
repartiendo un poco de mercadería. Regalo zapatillas a mis amigos,
pilchas a pleno. Saco a pasear a todos. Yo me quedo a ranchar, muestro
que todo es natural. Hay que estar enfocado, no hay que cachivachear.
Trato de todos los días estar haciendo algo que no esté fuera de lo mío.
Estar ocupado.
—¿Cómo fue conocer a Pablo Lescano, el creador de la cumbia villera?
—Fue en un evento, después vino a casa. La charla fue re loca mal. Acá
mismo, con Pablito, hicimos el tema del Perrito Malvado y hoy lo escucho
por todos lados.
—¿Qué tienen en común?
—La facilidad de caerle bien a la gente.
—¿Qué música te gusta por fuera de la cumbia?
—Aprecio mucho las letras y unos pares de temas de letra de rock
nacional. Los Redondos, Intoxicados, Los Piojos. ¡Sacámelos vos!—mira al
barbero.
Pide que enfoquen a los pibitos que lo están esperando
enfrente de la casa y a los amigos que están al lado presenciando todo.
A la mamá de uno de ellos -esto no lo acota Elian- le acaba de pagar
una costosa operación de la vista.
Sobre el filo, llega a la TV
Pública. El conductor le pregunta por el pollo al disco. Había sugerido
la anécdota detrás de cámara y la continúa al aire.
Llegando a su casa, termina la letra. La dio vuelta, cambió algunos
versos, agregó otros. En menos de una hora. Con batifondo y cansancio,
está pensando en qué sacar próximamente. Tardó dos años para que
"Visionario" pasara del papel a convertirse en uno de los hits del
momento. Ahora no espera.
"Venimos de abajo y de abajo se empieza. Y la gravedad va pa arriba,
jugando en la plaza enfrente de mi casa y ahora jugando en grandes
ligas". Maxi estaciona. Elian estira la espalda. En un rato, sale el sol
en Rodríguez.
GS
Comentarios