A 23 años de la muerte de Joey: por qué Ramone y otras curiosidades del rey del punk

Su traumática infancia. El bullying en la escuela. Su precaria salud. La redención a través del rock y el por qué de su nombre. La idolatría en Argentina y los 20 años sin hablar con el guitarrista Johnny Ramone. Jeffrey Ross Hyman, conocido como Joey Ramone, nació el 19 de mayo de 1951 en el seno de una familia judía de Forest Hills, Queens, Nueva York, hace hoy 73 años. Un dato que pocos conocen, es que al nacer, tenía un teratoma adosado a la columna vertebral, por unfeto de un gemelo que no había terminado de desarrollarse. Se lo removieron con una cirugía. Pero nunca dejó de tener problemas físicos y psicológicos por aquel tumor extraño. Los seguidores de Ramones -banda pionera de punk rock que Joey integró entre 1974 y 1996 Jeffrey era un muchacho introvertido y solitario, de 1 metro 98, flaco y desgarbado, ojos miopes saltones, anteojos de muchísimas dioptrías y dentadura asimétrica. La futura estrella estudió en el Forest Hills High School, donde sufria bullying. Sus padres se

Agustín Soria

 

Agustín Soria analiza el streaming y la convivencia con lo digital de la cultura rockera

"El rock siempre fue ganando espacios"

En su segundo libro, que sigue una investigación becada por el FNA, el periodista revisa las transiciones a nuevos formatos.


https://www.pagina12.com.ar/367236-el-rock-siempre-fue-ganando-espacios

De la Cueva al Streaming: Un breve recorrido por los espacios del rock argentino (1956-2021) es el segundo libro de Agustín Soria y fue editado en julio. Se podría pensar que el título es un ardid de márketing para llamar la atención en este contexto pandémico. Pero no: en su investigación histórica y personal sobre los distintos escenarios en los que se fue desplegando el rock en Argentina desde mediados de los '50 hasta la actualidad, el streaming se le presenta mucho antes de que fuera de conocimiento popular. "En 2012, los Rolling Stones festejaban sus 50 años en Nueva York. De ninguna manera podía viajar, pero por cinco dólares pude verlo en mi casa mientras sucedía. Y esa nueva intermediación me pareció genial", recuerda.

Agustín había decidido el título del libro a mediados de 2019, cuando faltaban pocos meses para la aparición del Covid y nadie presagiaba lo que estaba por suceder. Cuando la pandemia llegó y el streaming aceleró su desarrollo, Soria ya conocía la plataforma. Era el nodo final de una investigación que fue pasando por distintos abordajes. "Al principio quise estudiar la aparición del rock en los medios de comunicación: cómo fue relevado en la prensa gráfica, luego en la radio y también en formatos audiovisuales; el cine desde el principio, y recién después la tele. Pero me empezó a interesar también el recorrido por la forma de distribución: el LP, el magazine, el casete, el CD y, a partir del mp3, las plataformas de descarga online, el P2P, la posibilidad de compartir música."

La pandemia, finalmente, terminó de concentrar su atención en una sucesión de hitos que ayudan a entender no sólo la onda expansiva del rock en Argentina, sino también su actual supervivencia: el derrotero de los escenarios que habita. Los analógicos y los digitales. De la Cueva al Streaming repasa justamente el recorrido desde un antro que había funcionado como cabaret hasta la última tecnología de producción de espectáculos. Pasando por el salto previo a las redes sociales y YouTube, que sirven como "marco teórico" de esta nueva manera de concebir la difusión de la obra. Pero el desembarco del rock al mercado digital precede a la pandemia y Soria lo desarrolla muy bien.

► El rock analógico (1957-1996)
"Uno puede hasta dar cuenta de la masividad del consumo del rock a través de la historia argentina de los últimos 60 años", asegura. "Los distintos acontecimientos sociales, políticos y económicos dan cuenta de eso. Y hay una simultaneidad hasta la misma actualidad", asegura el periodista, que está a punto de recibirse en Comunicación de la UBA.

Entre los mojones históricos, Agustín inicia con un concurso de baile en el Luna Park en 1957 que genera una prohibición de la Revolución Libertadora por decreto. Luego repasa el festival Pinap, primer encuentro de cierta multitud que aún no se autopercibía como parte de una "cultura rock", pero que contribuyó a modelarla a fines del '69, meses después del Cordobazo, con Onganía presidente de facto.

También observa el show de Serú Girán en la Rural, en diciembre de 1980: en los últimos meses de Videla, el rock ofrecía un recital gratuito para 55 mil personas y televisado a todo el país por ATC. "Eso da cuenta que ya estaba socialmente aceptado, ¿no? Rock, masividad y medios", razona Soria, tras esos mencionados antecedentes en dictaduras previas.

"Tratando de evitar lugares comunes como el Festival de la Solidaridad, durante Malvinas, rescato de esa década a La Falda como un hito de gente movilizándose por todos lados", puntualiza Agustín. Fue el kilómetro cero de una nueva ruta del rock que continuó con el Chateau Rock y sigue hasta la actualidad a través del Cosquín: Córdoba como polo mediterráneo que "acercó" las bandas hacia el Interior.

Los '90 marcan una ruptura con su dimensión de estadio de fútbol: las bandas rompen el techo del estándar Obras y llenan canchas a cielo abierto como Atlanta, Huracán, Ferro o River. Pero, a esa obviedad histórica, Agustín Soria la complementa con un detalle de época que fue fundacional, aunque poco destacado. El recital de Soda Stereo en diciembre del 1996, en el auditorio de Promúsica. "Fue el primer show que se transmite online. Es la ventana al nuevo mundo. Fue lo más de lo más", reivindica.

► El rock híbrido (1996-2021)
"El libro habla sobre cómo el rock siempre fue ganando espacios a través de la aparición o construcción de nuevos escenarios. Y no sólo eso: entendiéndolo también como una lucha de exhibición y resistencia." El objeto de estudio lo afinó en una materia de la UBA de 2019 y al año siguiente ganó una beca del Fondo Nacional de las Artes para ampliar la investigación. En julio, De la cueva al Streaming salió en formato e-book a través de Amazon. Es, de momento, el único formato disponible. Lo compensa una línea histórica atendible y un relato atrapante.

Agustín Soria se crió en la ritualidad del recital en vivo, pero eso no le impide entender el momento histórico. Y, más allá del progresivo retorno de los recitales presenciales, valora al formato streaming como una alternativa que mejoró rápidamente en los meses pandémicos, aunque todavía merece unos ajustes.

"Lo que hicieron Los Fundamentalistas en Epecuén y La Renga en el Autódromo de Buenos Aires, por ejemplo, fue una cosa de locos. No solo se trató de un espectáculo impresionante: fue una verdadera obra de arte. Pero también aparecen Emmanuel Horvilleur con un acústico o Claudia Puyó desde la cocina de su casa. Y se puede monetizar. Es una buena propuesta para seguir desarrollando", analiza. "El streaming me parece genial. Si no me puedo acercar al show, me gustaría verlo online. Pero, bueno, todo tiene su costo. Y en Argentina… todo es abaratar costos. Tendrán que ir lidiando con eso."

Para Agustín, la historia, mientras tanto, parece volver prácticamente a su lugar fundacional: "El rock nació con gente disfrutando a través de una pantalla. Y nosotros, ahora, medio que estamos en la misma. Más allá de las diferencias que genera la pandemia: en aquella época podían bailar en el cine, mientras que nosotros solo podemos hacerlo en nuestras casas. Pero la mediación es la misma: un dispositivo que une en la virtualidad al artista con un público. Esto llegó para quedarse".

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