Danza y multimedia, una orquesta en vivo que capitanea Lito Vitale, y cuatro coreógrafos valiosos, de vertientes, generaciones y lenguajes diferentes (Ana María Stekelman, Analía González, Leonardo Cuello y Diego Poblete) confluyen a merced de una misma historia, que se abre, como el fuelle de un bandoneón. El hilván es el guion que Leonardo Kreimer escribió con Elio Marchi para atravesar las edades del hombre.
El espectáculo se presentará este sábado, a las 20, en el Teatro Coliseo, en el marco del saludo de fin de año que realiza el Cónsul General de Italia en Buenos Aires. Para el público en general el acceso es gratuito hasta agotar la capacidad de sala, retirando las entradas en la boletería del teatro a partir de hoy, de 12 a 20. Tras el estreno, a partir del viernes 10 de diciembre, Piazzolla Futuro estará disponible por streaming en los canales de YouTube del consulado y del teatro.
Mano derecha en la dirección de la obra,
Victoria Balanza –que fue parte del Ballet Argentino, la compañía que
Bocca creó en 1990, antes que del San Martín, y que actualmente lleva
adelante el área de danza del Teatro del Bicentenario de San Juan– fue
hasta aquí el nexo de este desafiante proceso de creación y montaje para
un equipo armado ad hoc. Video va, correcciones vienen, su rol
fue clave hasta la llegada de Bocca, que vino a pulir y dar brillo.
“Estoy muy feliz porque a veces esto de combinar coreógrafos puede ser
una muy linda idea, pero en la práctica se hace difícil. Leo, el
director general, y Elio trabajaron en un guion que une todo”, anticipa.
–Están la mesa y Ana María Stekelman, faltás vos.
–Es
lo único que dejé que fuera como era: tiene algo especial, es parte de
uno que está ahí. En un momento se habló de hacer la escalera y me
pareció ya que era algo muy mío, entonces salió la idea de usar una
hamaca, que está en la historia. Porque me gusta lo de la mesa, pero si
vamos a llamar a coreógrafos hagamos cosas nuevas para estos bailarines.
El tiempo nos ayudó, porque empezaron a abrir los estudios; me mandaban
videos y yo pedía correcciones, por ejemplo, que Vicente y Lucía
[Hartvig Obradovich] trabajaran la naturalidad que hay en ellos, tan
jóvenes, que no quieran interpretarse maduros.
–¿El espectáculo es un derrotero por la vida de Piazzolla?
–Cómo
empezó de niño, su trayectoria y también que en aquella época decían
que la suya no era música de tango para bailar. Y demuestra que no es
así. Para mí Piazzolla sigue siendo futuro, porque vos lo escuchás ahora
y te imaginás una ciudad futurista, y antes también me pasaba eso. Es
una música que va a estar de por vida. Siempre con la puerta abierta,
puede ir para cualquier lado.
–¿Lo conociste a Piazzolla?
–Sí,
no tuve una relación, pero vino una vez a verme al camarín después de
una función que bailé en la Metropolitan Opera House. ¿Habrá sido en el
año 90?
–Puede
ser, porque murió en 1992; para entonces, vos ya habías fundado el
Ballet Argentino y eras la figura del American Ballet, así que puede
haber sido en Nueva York.
–Bueno, hablamos de hacer algo juntos en algún momento; él no era una persona con una agenda libre.
–¡Vos
tampoco! Y bastante cortito te tenían [hasta entonces, el director del
ABT había sido Mikhail Baryshnikov, quien contrató a Bocca para la
compañía en 1986].
–[Se ríe]
Fue uno de esos personajes, como luego pasó con Fito Páez, Soda Stereo o
Mercedes Sosa, con quien siempre hablábamos de hacer cosas, pero
después había que ver que se pudiera. Por supuesto, cuando lo vi, le
dije que su música para mí era como sangre en las venas. Para ese
momento ya estaba en mi cuerpo. Y luego seguimos…
–Piazzolla tango vivo, Dos mundos, Boccatango: haciendo un paréntesis con Goyeneche y Atilio Stampone, en tu carrera el tango es sinónimo de Piazzolla.
–Desde
chico, en casa, el tango es parte de mí. Pero sí, a Piazzolla lo
escucho y me eriza la piel. Algo interno me genera. Siempre presente, me
acompañó toda mi carrera y también fue con lo que me identificaban en
el mundo: Bocca-Piazzolla. Aparte de Don Quijote, claro, el tango dejaba un recuerdo y todavía hoy me cruzo con gente en Europa y Estados Unidos que me lo menciona.
–En este espectáculo hay unos bises. ¿Te vamos a ver bailar? Porque cada tanto irrumpís, si no es con un videoclip, como hace poco con NoTeVaGustar, con una aparición estelar en plena cumbre de presidentes.
–¡No!
Ni bien me levanté hoy fui al Hospital Italiano a hacerme ver la
rodilla, porque hace unas semanas estaba trabajando en La Scala de Milán
y sentí un dolor, que me quedó desde entonces cuando la roto. Es como
un pellizco en el menisco de la pierna izquierda, que ya está operada.
No se me hinchó, ni nada. Es que está gastado, por la edad y todo lo
demás; hay que ir controlándolo.
–”Todo
lo demás”. A veces te escuchamos hacer un mapa de tu cuerpo según la
docena de cirugías que tuviste: vas contando de una pierna a la otra y
de las costillas a las manos. Hace poco me decías que viniste a Buenos
Aires para una intervención en un dedo y en la vista. Fuera de eso,
tenés un peso por debajo de 70 kilos, a tus 54 años, nada mal. ¿Cómo
sentís el paso del tiempo?
–En
estas cosas: cuando retomé las clases [después del cierre de la
pandemia] me sentí bien, hasta que aparece un dolor en la rodilla, en la
cintura. Internamente no me siento como si fuera a cumplir 55. Uno
cuando empieza a hablar de esa edad se acuerda del tío, se viene la
imagen de esos familiares. Me cuesta a veces ubicar cómo me siento
respecto de cómo mi cuerpo puede responder. Te contaba: el primer día
que llegué a Milán salimos a comer con Manuel Legris [el francés, que
fuera estrella de la danza, actualmente dirige la compañía italiana] y
Patrick de Bana, que está preparando una gala para noviembre de 2022 en
Japón. Patrick me pregunta si finalmente voy a aceptar bailar en ese
espectáculo. “Por ahora sí”, le contesté. Había hablado con Nacho Duato,
para que montara algo para Alessandra Ferri y para mí, y tengo ganas,
pero… Luego le dije que “ni”.
–Ese
viaje que te devolvió al ruedo por Europa decías que fue “una caricia
al alma”. Dada la situación actual, con la nueva variante de Covid y la
pandemia en jaque aún, ¿cómo es tu agenda para 2022?
–El
domingo me voy a Nueva York porque el lunes es la fiesta de los Dance
Magazine Award, donde tengo que entregarle un premio a Tamara Rojo.
Luego, iban a darme un reconocimiento a mi carrera en Sicilia, pero se
pasó para mayo, justamente por los cierres que está habiendo en Europa.
En la agenda 2022 tengo Milán para ensayar Giselle en La Scala y también Roma, donde habrá un homenaje a Carla Fracci; Barcelona, Moscú, Estocolmo, Finlandia...
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