El Mosca de 2 Minutos hizo pis en la cabina del avión frente a todos los pasajeros?

La histórica banda de punk rock 2 Minutos, estuvo de gira el fin de semana pasado en Centroamérica, donde no faltaron los escándalos, con su cantante deportado en Costa Rica y un show con entradas agotadas cancelado sin aviso previo en El Salvador. https://www.quepasasalta.com.ar/cultura/deportaron-cantante-dos-minutos/ "Tenemos que contarles que debido a malos tratos y mala atención de la línea aérea Avianca @avianca El Mosca no pudo ingresar al país por consecuente decisión de las autoridades migratorias", explicó el grupo en un comunicado publicado en redes sociales. En el mismo texto, afirmaron que "la línea aérea inventó situaciones que nunca existieron", en referencia al episodio que habría originado la deportación de su líder, Walter "Mosca" Velázquez, aunque no se expresaron sobre la suspensión de su siguiente compromiso, que hasta ese momento, seguía en pie. Sin embargo, desde la productora salvadoreña que los contrató, replicaron otra versión: &q

Nacho Czornogas

 

Después de agitar el indie local en un sinfín de bandas, se llevó para Europa su frenesí

Nacho Czornogas: "La música es una buena excusa para sobrevivir"

Se fue hace seis años y, aunque vive de queruza en un estudio de grabación, está cada vez más presente en la escena inglesa.

https://www.pagina12.com.ar/412054-nacho-czornogas-la-musica-es-una-buena-excusa-para-sobrevivi

 

Apenas se abrió una ventana sanitaria, Nacho Czornogas volvió a Buenos Aires para visitar a su familia. De sus seis años fuera de Argentina, cuatro los vivió en Londres, su actual hogar y también el de uno de los músicos que más lo apoyó e inspiró: King Krule, que acompañó no solo el punto de inflexión de una generación de británicos sino también de su escena musical. Y de la vida de Nacho, que toca en su banda desde el Primavera Sound de 2017.

"Me comparan con el loco de Happy Mondays", dice en referencia a Bez, el showman del grupo mancuniano. "Encontramos una dinámica en las giras. Archy (Marshall, aka King Krule) está con el micrófono y la viola, y yo estoy más libre con el saxo. Así que salto, me meto entre la gente y hago la tabla de surf. Esa locura me llena."

Actualmente, con King Krule están haciendo un disco nuevo y preparan fechas en los principales festivales europeos para promocionar You Heat Me Up and Cool Me Down, un disco doble en vivo con gran carga audiovisual que sacaron a fin de año.

El Reino Unido del revés

Nacho consiguió un espacio propio y siente el reconocimiento de sus colegas en la nación europea, que tiene una de las movidas más competitivas del mundo, pero su instalación fue a los golpes. "Hice todo al revés", reflexiona en un bar del Microcentro porteño. "Me fui, me pasó lo de King Krule y me enganché con quien por entonces era mi novia. Después me fui a vivir a Andorra y Madrid, y en el medio volvía a Londres para grabar y trabajar. Pero me separé, y regresé a Inglaterra."


En ese retorno brotó el verdadero idilio. "Lleva años hasta que entendés su cultura", explica. "Es muy distinta a la de acá. Para mí era más duro vivir en España. Siempre hay una cosa que se divide y se nota. En Londres no estoy clasificado en esto o lo otro: puedo ser quien soy."

Mientras seguía siendo parte de la banda de King Krule y se ponía a las órdenes de otros artistas locales, Nacho se animó a llevar adelante sus proyectos solistas, que son unos cuantos. Lo más inmediato aparecerá en pocas semanas, y pertenece a su laboratorio sonoro Gal Go: Vacío vaciador, un emocionante single de house atmosférico y oscuro (para disfrutarlo en una esquina de la pista de baile) con participación de su camarada Sheiva.

El tema saldrá un año después del álbum Gal Go Grey, su colaboración con el músico Tom Grey, en la que exploraron un repertorio orientado a la música electrónica fuera del dancefloor, que flirtea con el jazz (y hasta se comen a besos). "Lo que comenzó como una zapada terminó convertido en proyecto electrónico", describe Nacho, que en Argentina había sido parte de Los Hermanos McKenzie. "A ese disco lo saqué con un sello de Nueva York. Fue la primera vez que me dieron guita para hacer un disco. Pero, por la pandemia, lo tocamos como pudimos."

Incluso antes de Gol Go Grey, Nacho ya había publicado un EP con un espíritu similar, Vacío fuego, en 2020. "Ahora quiero hacer un disco largo, y el que se viene oscila entre las cosas más producidas y las más caseras. Está básicamente en español, aunque con algunas cosas en inglés. Hay una cosa del idioma que sale espontáneamente."

--¿Cómo es eso?

--No me imagino mi música sólo para Inglaterra. En Argentina toqué en una banda donde se cantaba en inglés y otra en la que se cantaba en español, principalmente. Pero siento que el momento no propiciaba para que mi música llegara a otros lugares. Hoy me escribe gente de todas partes del mundo para que saque nueva música. No quiero llegar a millones, pero quiero que la gente que desee escuchar mi música lo pueda hacer.

--Pocos músicos argentinos se adaptaron tan bien a Londres como vos.

--No sé si tuve una buena estrella que me guió o si mi sentido de la música vibra más allá, pero musicalmente me siento en casa. Hay una escena interesante y muy talentosa. No es que todos la rompen y se conocen. Hay una cosa del día a día que inspira. Aprendí mucho.

--¿Qué oportunidades tiene un músico latinoamericano en esa escena?

--Cada uno tiene que hacer su historia. Si te basás en lo que dicen, no sirve. Hay que ser la excepción a la regla. Inglaterra no es un lugar fácil, hay que re pelearla, hay muy poco espacio, es carísima y el ritmo de Londres es frenético. Yo vivo en un estudio de música, no en una casa. Si alguien viene a revisar, escondo el colchón. Es una ex fábrica victoriana alucinante en el centro, dos minutos del Támesis y cerca del pub más antiguo de la ciudad. La historia se vive: empezás a entender el capitalismo y el peso que tiene Inglaterra, para bien o para mal. La riqueza está en no juzgar.

 

 

 

Haciendo cosas raras

Aparte de estar haciendo un disco nuevo con Sheiva, del que ya tienen una parte grabada en un estudio que un cockney montó en medio de unas montañas de Noruega, Nacho adelanta que está armando un libro con dibujos, escritos, relatos y anécdotas de las giras. Una suerte de bitácora. Es que si algo le sobra, son anécdotas.

Como ésa de cuando trabajaba en un local de ropa y una vez una señora se le acercó a preguntarle qué hacía. "Le dije que era músico y me respondió que su marido también, y que tocaba esa noche. Era el conductor de la orquesta de Phillip Glass... Y me terminó invitando al show en el Barbican (sede de la Orquesta Sinfónica de Londres). Me pasan cosas así. Nunca sabés con quién te podés cruzar."

--Musicalmente, ¿cuáles son tus prioridades?

--Mis prioridades están con Archy y en lo mío. Se dispersan energías si hago otras cosas. King Krule creció muchísimo, y la rompemos en todo el mundo. Nos vamos a tocar a Australia, Turquía y Estados Unidos. Pero luego te agarra covid, ¿y qué hacés? Tenés que seguir adelante con tu vida. Hoy tocamos y, en cualquier lugar del mundo, mil personas nos van a ver. La gente sabe hasta cómo nos conocimos. Ahí me cayó una ficha tremenda, porque no es lógico. Vine de la nada a tocar en Jules Holland.

--¿Tenés Plan B?

--Con la pandemia, empecé a trabajar haciendo hidromiel. Aprendo de todo: de la relevancia musical y de lo demás. Allá estás tan en contacto con gente distinta y de diferentes culturas que lo cotidiano es ecléctico.

--¿Qué te llega de lo que sucede acá?

--Mi sensación de Argentina es que estamos absorbiendo, cambiando y buscando qué es lo nuevo. En mi caso, hice punk y rock, y con mi hermana hice jazz. Eso derivó en Los Hermanos McKenzie. Toqué el saxo en proyectos de ska jazz, afrobeat y dub, también en Les Mentettes Orchestra y casi toco folk en Los Alamos

--Y ahora sos cantautor…

--Soy más que un cantautor. Canto, toco cosas raras y hago canciones instrumentales o simples. También hice música para películas y arreglos orquestales. Me gusta expresarme y conectar con los momentos, y la música es una buena excusa para sobrevivir, para llenarme de experiencias y para sentirme vivo. No quiero tocar virtuosamente: quiero comunicar algo. No quiero ser la música de fondo de nadie.

 

 

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