Inmediatamente después de que Mick Jagger y los Rolling Stones decidieron que su próximo disco se llamaría Bridges to Babylon, Jagger llamó al diseñador austríaco Stefan Sagmeister y le pidió que fuera derechito al Museo Británico de Londres a revisar la colección babilónica, a buscar inspiración, a traerle una propuesta.
Querían parir una portada y el irreverente Sagmeister podía convertirse en el partero ideal.
“Después de volver con un montón de fotos, todos estuvimos de acuerdo en que un león asirio sería un buen símbolo para la portada del CD, así como para la gira y el material de merchandising”, le dice en exclusiva a El Planteo el mismísimo Sagmeister, antes de su paso por el encuentro internacional de diseño TRImarchi este 14, 15 y 16 de octubre, en Mar del Plata.
Después de ver una maqueta de la escenografía, Sagmaister vivió una especie de viaje estilístico en el tiempo, con la presencia de esas columnas romanas, con la incorporación de motivos babilónicos y con el flash de las esculturas futuristas.
Con esa data encima, se sintió libre de mezclar todo: así nació la famosa portada de uno de los discos más icónicos de los Stones.
“Pusimos al león asirio en una pose heráldica del siglo XVI, lo ilustramos con un estilo de ciencia ficción de los años 70 y lo colocamos en un estuche de filigrana especialmente fabricado con cualquier cosa, desde los motivos medievales germánicos hasta los japoneses contemporáneos”, devela.
“Crear una portada para una de las mayores bandas de rock del mundo tuvo un profundo impacto en el estudio”, confiesa.
Vida de rockstar
Por caso, Sagmeister, que trabajó con Lou Reed, con David Byrne, con los mencionados The Rolling Stones y con Talking Heads (con quienes ganó un Grammy gracias al box set de Once in a Lifetime), se destacó en el diseño desde los primeros años 90.
“Me encantó trabajar con todos ellos”.
Así pasó esos primeros años como profesional, mezclando su pasión por el diseño con su amor por la música. “Empezamos el estudio con el claro propósito de crear diseños que combinaran mis dos principales intereses en ese momento”.
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Durante todos esos locos, locos años, Stefan Sagmeister transitó olas de diversas tendencias, corrientes y cambios. Allí diseñó, propuso y creó: hizo.
“Si vemos al diseño gráfico desde sus inicios hasta la actualidad, ha cambiado por completo y no del todo. Si alineamos los inicios del diseño gráfico con la creación de los carteles de Henri de Toulouse-Lautrec, en París, que podría decirse que fue la primera vez que un diseñador le quitó el trabajo a las imprentas e hizo algo funcional y alegre al mismo tiempo, entonces podría argumentar que seguimos intentando hacer lo mismo. Es decir, informar a la gente de forma agradable. Al mismo tiempo, los carteles de Henri son un primo muy, muy lejano del diseño de una interfaz de realidad virtual”, revuelve el nacido en Bregenz.
El diseño como salida
Entre otras cuestiones, Sagmeister siempre mostró un compromiso por la paz y, en su momento, formó True Majority, un grupo de artistas y directivos estadounidenses que se manifestaron en contra de la Guerra de Irak. “Desde el principio, la Guerra de Irak fue una idea terrible”.
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Con el mismo espíritu, habla sobre su oficio y apunta cómo el diseño puede construir un sentido antibélico: “Ahora mismo el diseño juega un papel en la comunicación de la agresión rusa en Ucrania. Es capaz de recaudar dinero, crear alianzas y avivar el sentimiento”.
Perspectiva a largo plazo
Para muchos, su obra más significativa es la serie Things I’ve Learned in my Life So Far, que cuenta con un amplio reconocimiento en el mundo del diseño y, además, representa un espíritu profundamente personal.
Aunque, para él, los momentos decisivos siempre están intrínsecamente ligados al presente y, mucho más, al futuro. En ese sentido, la serie Beautiful Numbers se para sobre el pensamiento a largo plazo, una de sus máximas obsesiones artísticas.
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“Si observo los acontecimientos relacionados con el mundo desde una perspectiva a largo plazo (la única que tiene sentido), casi cualquier aspecto relacionado con la humanidad parece mejorar. Menos personas pasan hambre, menos personas mueren en guerras y catástrofes naturales, más personas viven en democracias (y viven mucho más tiempo) que antes”, asegura.
Y continúa: “Hace 200 años, 9 de cada 10 personas no sabían leer ni escribir. Ahora es sólo 1 de cada 10. El objetivo de estos ‘números’ es que los espectadores quieran colocarlos en sus salas de estar, como recordatorio de que, pese a todo, tenemos pequeños destellos de un entorno general bastante más saludable”.
La edad de oro del diseño gráfico
En ese sentido, Stefan Sagmeister también se muestra optimista con respecto a la “edad de oro” del diseño gráfico y se aferra a la idea de que la golden age está sucediendo ahora mismo.
“Nunca ha habido una época en la que más gente hiciera un trabajo de mayor calidad que ahora”, confiesa.
Históricamente, la innovación en el diseño siempre ha sido impulsada por la innovación en la tecnología, ya sea por la tipografía desarrollada con un cincel durante la época romana, la invención de la imprenta o la revolución digital.
Pero, ¿qué piensa Sagmeister al respecto? “Las fronteras actuales son, sin duda, la realidad virtual, la realidad aumentada y la inteligencia artificial. Por lo que espero que la innovación en el diseño se produzca allí donde se den los mayores pasos en estas áreas. California sería una buena opción”.
Despejar la mente para alcanzar la inspiración
Asimismo, para refrescar su creatividad, Stefan suele tomarse años sabáticos. Y, en su afán metódico, ya le puso fecha al próximo: será dentro de dos años y medio. El último lo pasó repartido entre Ciudad de México, Tokio y un pequeño pueblo de los Alpes austríacos.
“Trabajé sobre el tema de la belleza, creé gran parte de una exposición sobre el tema y hasta diseñé un libro. Esta exposición sigue en los museos y está ahora mismo en mi ciudad natal en Austria. Cuando se inauguró, en el MAK de Viena, fue la que más visitantes atrajo en la historia de este museo desde 1876”, se ensancha Stefan Sagmeister.
Su historia con las drogas
En permanente estado de ebullición, Sagmeister ha experimentado con drogas pero, aún así, considera que en su vida “tienen un lugar muy pequeño”. Sin ir más lejos, probó varias veces el LSD pero “nunca tuve ninguna visión gigantesca mientras lo tomaba” aunque ese trip le sirvió para crear… ¡Una serie de vasos al día siguiente!
Y con respecto al cannabis, el prestigioso diseñador anda en una frecuencia distinta a la de su coyuntura. ¿¡Por qué!? Lo explica él mismo: “Mi propio momento no podría ser peor, ya que ahora que el cannabis se considera legal en Nueva York, ya no lo consumo”.
Tanta weed lo llena de ataques de antojos, lo “hace engordar” y, dice, le da “unas resacas terribles”. ¿Cómo es eso? “Los subidones simplemente no son lo suficientemente excitantes como para compensar los bajones”.
Visita ilustre
En vísperas de su llegada a la República Argentina, la leyenda del diseño espera encontrarse en el TRImarchi con “un público entusiasmado” y con “un fin de semana enormemente divertido”.
Por lo demás, Sagmeister ya anduvo alguna vez por Argentina y quedó encandilado por la cultura del diseño, el cine nacional y la efervescencia juvenil.
“Me impresionó mucho que tantos jóvenes diseñadores estén vendiendo sus productos en Palermo dentro de sus propias tiendas”, concluye uno de los principales oradores del evento marplatense.
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