Cazzu en exclusiva: "ser la primera mujer en el trap siempre será mi victoria"
En el medio de su tour Nena Trampa, la artista referente del género urbano charló con ELLE sobre sus inicios, su infancia en Jujuy, las exigencias que tienen las mujeres en la industria de la música, el feminismo, la moda, su vida cotidiana y los proyectos que imagina.
Por: Paola Pluzzer
https://elle.clarin.com/estilo-de-vida/celebridades/trap-cazzu-entrevista_0_BYD58ARkfW.html
Cazzu cuenta que hace poco soñó con la plaza en la que pasó la infancia, aquella que queda en Fraile Pintado, el pequeño pueblo jujeño de 12.000 habitantes donde nació y vivió hasta su adolescencia. Es que si bien todos la conocen como La Jefa, apodo que ganó por ser la primera mujer en dominar la escena del trap en nuestro país, la historia de Julieta Cazzuchelli, en principio, es la de una chica del norte que llegó a Buenos Aires con la intención de estudiar Diseño Multimedia.
Su primera victoria no fue consagrarse como una de las artistas del género urbano más escuchadas en Spotify y Youtube, sino la de romper con el porteñocentrismo en una ciudad que, muchas veces, les hace el camino hostil y difícil a aquellos que viven por fuera del reducido perímetro de Caba.
“Cuando sos de un pueblo chico y aterrizás en Buenos Aires, todos tienen miedo. Tu familia siente temor de que te pase algo y una, pánico de no estar preparada para afrontar las cuestiones que implica vivir en un lugar tan grande. Igual, venía haciendo mi vida sola y me sentía segura. A los 18, después de vivir en Fraile Pintado y en Libertad, otro pueblito de Jujuy, fui a estudiar cine a Tucumán. Recién a los 23 me instalé en La Matanza. Van a cumplirse cinco años, tampoco pasó mucho, pero en ese tiempo aprendí cuáles son los peligros, entendí cómo cuidarme y agarrarle el ritmo a la ciudad. Recuerdo que me daba vértigo perderme. Si retrocedo a mis primeros días acá, me veo tomando muchos subtes, colectivos y trenes. Iba con el mapa para todos lados y preguntándole las calles a la gente. En el interior, donde vivía, no existía eso. Fue un inicio difícil, pero sabía que iba a poder”, asegura.
Los flashbacks a sus días en Jujuy son inevitables, porque allí empezó a cantar, pese a sentir que no tenía talento, en una casa en la que no faltaba nada, pero tampoco sobraba mucho. “Mi familia siempre fue muy musical. En el norte hay algo bonito y es que la música folclórica está presente en todos lados. Forma parte del día a día. Así como acá el after es juntarte con amigos a escuchar reggaetón, allá es tocar el bombo y cantar folclore. Pero decidí correrme del ADN musical de mi familia, porque no estaba convencida de que tuviera talento. Sabía que quería cantar, pero no estaba segura de cuán buena era. Entonces, busqué escenarios que no me expusieran frente a ellos. Comencé a explorar la cumbia, que en mi casa no se escuchaba, y así empezó a definirse mi identidad. Arranqué en un género marginal, maltratado, mal visto y subestimado. No era lo mismo cantar rock o folclore. Sin embargo, la cumbia me enseñó todo lo que hoy sé: subirme a un escenario y cantar en vivo”, cuenta.
Estilismo. Jorge León
Durante años permaneció en esa línea para después coquetear con el reggaetón. No fue hace tanto, en 2017, que se animó a hacer sus primeros flows de trap. Y así llegó su disco Maldade$, que la llevó a participar en el hit “Loca”, junto a Khea y Duki. La canción superó los 500 millones de reproducciones y fue el tema con el que Julieta se convirtió en Cazzu y comenzó a estar en boca de todos. Al punto de que el puertorriqueño Bad Bunny y el colombiano J Balvin, dos figuras consagradas de la música latina, también pusieron sus ojos sobre ella y la invitaron a cantar a sus shows.
Para ese momento, la estudiante del interior que ya había pateado el tablero de la gran ciudad, no solo lograba plantar bandera en el país, sino que también divisaba una proyección internacional.
Desde entonces, su carrera fue meteórica. A las colaboraciones con otros músicos se le sumaron nuevos discos, como Error 93 y Una niña inútil. Este año lanzó el álbum Nena Trampa, con el que se embarcó en una gira internacional que la llevó a llenar un Luna Park y la hizo recorrer Canadá y Uruguay. A fin de mes se prepara para cantar en México. En el medio de la vorágine de sus viajes,desde su campo en Cañuelas, charló sobre su presente.
¿CÓMO ESTÁS VIVIENDO EL TOUR NENA TRAMPA?
Feliz. Para mí, el show en vivo es el momento que cierra todo el trabajo que vengo haciendo con las canciones y los videos. Estoy rodeada de un equipo que me acompaña full time, así que muy contenta.
¿QUÉ SIGNIFICA PARA VOS SER LA PRIMERA MUJER EN CONQUISTAR LA ESCENA DEL TRAP?
Siempre será una de mis grandes victorias y hazañas. Desde chica tuve la necesidad de hacer cosas que se suponía que no hacían las mujeres. Nunca me sentí cómoda en los lugares hegemónicos. Me rebelé contra eso. Así fue como el trap, sorprendentemente, me llevó a otros niveles. Pude allanarles el camino a otras chicas que vinieron después. Es muy épico que hoy seamos tantas. Hay mucha sororidad entre nosotras. Me encantan desde Nicki (Nicole) y María (Becerra) hasta Lali y Tini, que son más pop, pero también otras artistas que viven de esto y no son tan populares.
¿SEGUÍS LUCHANDO CONTRA EL MACHISMO DE LA INDUSTRIA?
Todo el tiempo. Si bien ahora hay más mujeres en el género urbano, a nosotras no solo se nos exige tener talento, sino también saber bailar, estar bonitas cuando hacemos un video, cumplir con cierta hegemonía estética. Para el público puede ser cool un músico que se tatúa la cara y tiene unas rastas horribles. Pero si una cantante aparece así, probablemente la criticarían por desaliñada. Tenemos que hacer más cosas que ellos para demostrar que tenemos talento.
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