Ozzy Osbourne muere a los 76 años: se apagó el Principe de las Tinieblas

Ozzy Osbourne, el icónico vocalista de Black Sabbath y figura cumbre del heavy metal, falleció este martes 22 de julio de 2025 a los 76 años, rodeado por su familia, confirmaron sus seres queridos . Su despedida ocurre apenas semanas después de haber encabezado el emotivo concierto “Back to the Beginning” con la formación original de Black Sabbath en Birmingham, el pasado 5 de julio    De aspirante a leyenda del metal Nacido como John Michael Osbourne en Birmingham en 1948, Ozzy se unió a Black Sabbath en 1968, aportando su inconfundible voz gutural a himnos como Paranoid, Iron Man y War Pigs —temas que no solo definieron la banda, sino que cimentaron el género del heavy metal. Tras su salida de la banda en 1979, cortes como Crazy Train y Mama, I’m Coming Home lo consagraron como solista y empresario musical con el festival Ozzfest. Un adiós rockero y lleno de dignidad Años de lucha contra enfermedades como Parkinson (diagnosticado en 2020) y severos problemas de salud no logr...

LA PRIMERA NEW YORK DANCE PARADE

Bailando por un sueño: 10 mil personas convirtieron la calle en una gran pista para protestar contra una ley que prohibe bailar en los lugares públicos de Manhattan.







Txt. Nicolás Artusi. Enviado especial a Nueva York






Bailar es un derecho humano", dice Shianelle (17), y ella baila. Se mueve junto a otras petisitas culonas, todas tenaces en la batalla contra el afro: litros de laca planchan esas cabecitas, que se mueven acompasadas con los pies. Shianelle lleva un cartelazo que, aun en su obviedad, es toda una provocación política: "¡Estoy en Nueva York, y estoy bailando!".

La llovizna de este sábado no impide que se junten casi 10 mil personas en la primera New York Dance Parade, una marcha de protesta alegre contra una ley que promulga lo ridículo: está prohibido bailar en cualquier lugar público de Manhattan. Como en un Bailando por un sueño de la vida real, todos los géneros están invitados: hip hop, tango, cumbia, krumping y hasta hula-hula. Una citroneta convertida en pista para el noise más ruidoso convive en pacífica armonía con una escola brasileña. ¡Mueva, mueva! Lo que son para el libertino unos muslos abiertos, lo que es la estampilla imposible para el filatelista, eso es para ellos el baile.

Está cortada Broadway, la Biblia de neón: desde Times Square hasta el Greenwich Village (unas treinta cuadras) se exagera el pasito para desafiar a la Policía que, con oportuna discreción, mira el espectáculo y no hace nada. "Esta marcha representa el espíritu multicultural de Nueva York", le dice al Sí! Marc Vega (23), un nuyorican que encabeza una procesión reggaetonera. Allá adelante, el histórico Danny Tenaglia pincha en una cabina montada sobre un trailer y DJ Kool Herc, leyenda del rap de la vieja escuela, se pavonea con la generosidad de un pachá. Si en la Footloose de 1984 Kevin Bacon sacudía con piruetas el puritanismo de un pueblo del Oeste donde estaba prohibido el baile, ahora parece retro que los dancers exijan libertad en la ciudad de la Estatua.

"Queremos que se entienda que la danza es una forma de arte única", dijo Greg Miller, el director de la marcha, a la revista Time Out New York. Y Liat Taman, vocera del evento, se preguntó: "¿Qué pasa si estás en un bar, escuchando buena música y reaccionás ante ella? ¡No te dejan!". Mientras los músicos independientes reclaman lugares para tocar en Buenos Aires, en Manhattan los bailarines de espíritu libre piden pista, y acá o allá los gobiernos se hacen los sordos.

Estamos en Nueva York y estamos bailando, unidos por la complicidad sin palabras de la música: ahora baila el vendedor de pretzels, baila el cronista y la señora que pregunta: "¿Cuándo pudiste moverte así en medio de la Quinta Avenida?". Dance, dance, dance: hoy tu sueño es real.

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