El corazón del punk feminista: cómo fue el debut de Bikini Kill en la Argentina

A principios de los '90 fue el grupo fundador del movimiento Riot Grrrl. Está liderado por Kathleen Hanna y Tobi Vail.-Se volvieron a reunir hace cinco años y tocaron en el ART Media porteño, en el marco de su primera gira sudamericana. Pocas bandas en la historia del rock reescribieron las reglas. Y cuando lo hicieron, fue en términos de éxito, producción, sonido, decibeles, moda, marketing. El rock sigue, fracaso tras fracaso,esperando un mesías que se presente en los mismos términos que los que alguna vez triunfaron.Avizorar a los nuevos Beatles, Rolling Stones, Jimi Hendrix, Led Zeppelin, David Bowie, Sex Pistols desde la repetición de sus logros en la mímesis de nuevos intérpretes es donarse al malentendido. Será por eso que desde el día que Kurt Cobain decidió terminar con su vida y la de su grupo, Nirvana, ninguna banda asumió por mérito y sustancia el destino del rock como una palanca de cambio cultural. Dicho todo eso, puede uno destaparse un oído y cubrir el otro. Ento

LA PRIMERA NEW YORK DANCE PARADE

Bailando por un sueño: 10 mil personas convirtieron la calle en una gran pista para protestar contra una ley que prohibe bailar en los lugares públicos de Manhattan.







Txt. Nicolás Artusi. Enviado especial a Nueva York






Bailar es un derecho humano", dice Shianelle (17), y ella baila. Se mueve junto a otras petisitas culonas, todas tenaces en la batalla contra el afro: litros de laca planchan esas cabecitas, que se mueven acompasadas con los pies. Shianelle lleva un cartelazo que, aun en su obviedad, es toda una provocación política: "¡Estoy en Nueva York, y estoy bailando!".

La llovizna de este sábado no impide que se junten casi 10 mil personas en la primera New York Dance Parade, una marcha de protesta alegre contra una ley que promulga lo ridículo: está prohibido bailar en cualquier lugar público de Manhattan. Como en un Bailando por un sueño de la vida real, todos los géneros están invitados: hip hop, tango, cumbia, krumping y hasta hula-hula. Una citroneta convertida en pista para el noise más ruidoso convive en pacífica armonía con una escola brasileña. ¡Mueva, mueva! Lo que son para el libertino unos muslos abiertos, lo que es la estampilla imposible para el filatelista, eso es para ellos el baile.

Está cortada Broadway, la Biblia de neón: desde Times Square hasta el Greenwich Village (unas treinta cuadras) se exagera el pasito para desafiar a la Policía que, con oportuna discreción, mira el espectáculo y no hace nada. "Esta marcha representa el espíritu multicultural de Nueva York", le dice al Sí! Marc Vega (23), un nuyorican que encabeza una procesión reggaetonera. Allá adelante, el histórico Danny Tenaglia pincha en una cabina montada sobre un trailer y DJ Kool Herc, leyenda del rap de la vieja escuela, se pavonea con la generosidad de un pachá. Si en la Footloose de 1984 Kevin Bacon sacudía con piruetas el puritanismo de un pueblo del Oeste donde estaba prohibido el baile, ahora parece retro que los dancers exijan libertad en la ciudad de la Estatua.

"Queremos que se entienda que la danza es una forma de arte única", dijo Greg Miller, el director de la marcha, a la revista Time Out New York. Y Liat Taman, vocera del evento, se preguntó: "¿Qué pasa si estás en un bar, escuchando buena música y reaccionás ante ella? ¡No te dejan!". Mientras los músicos independientes reclaman lugares para tocar en Buenos Aires, en Manhattan los bailarines de espíritu libre piden pista, y acá o allá los gobiernos se hacen los sordos.

Estamos en Nueva York y estamos bailando, unidos por la complicidad sin palabras de la música: ahora baila el vendedor de pretzels, baila el cronista y la señora que pregunta: "¿Cuándo pudiste moverte así en medio de la Quinta Avenida?". Dance, dance, dance: hoy tu sueño es real.

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