Si hay un tipo que puede decir “estuve muerto y volví para dar un recital”, ese es Carca. El multiinstrumentista que lleva 35 años haciendo ruido en el under argentino, el mismo que teloneó a Soda Stereo en Obras y que desde 2008 le pone teclados y guitarras al delirio Babasónicos, hoy celebra la vida a puro decibelio. Cronología rápida del milagro: Agosto 2023: ingresa al ICBA con Marfan avanzado y el corazón en las últimas. 10 días antes de Navidad: para 5 minutos. Lo reviven. Sube al puesto 1 de la lista de trasplante. 11 de diciembre: le ponen un corazón nuevo. 10 meses internado: graba Exultante, su disco 100% hospitalario con tablet, guitarra y susurros a las 2 AM. Octubre 2025: sale el álbum. HOY, 6/11, 21 hs: La Trastienda. Su primer show SOLISTA en DOS AÑOS. “Quiero celebrar que estoy vivo, no presentar un disco que ya todos escucharon”, tira Carca en el living de Belgrano, todavía con la cicatriz fresca pero la púa en la mano. Exultante en 3 frases: Rock setentoso + funk...
Paul gilbert, ex guitarrista de mr. big
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Por Daniel Jiménez
Billy Sheehan lo definió como uno de los mejores guitarristas del mundo. Y el afamado bajista no es precisamente un hombre de elogio fácil. A la edad de quince años, Paul Gilbert ya había aparecido en la columna de Mike Varney en Guitar Player como “nuevo talento”. Un indicio de lo que este flaco desgarbado de 41 años nacido en Illinois iba a convertirse pasada la adolescencia. Confiado por las críticas positivas que llegaban de fanzines y pequeñas revistas de rock, permaneció una temporada como estudiante honorífico en el Guitar Institute of Technology de Los Angeles. Embrión geográfico que le serviría como radar para cazar músicos y formar su propio proyecto, en 1986 de la mano de los metaleros Racer X, con los que editaría los discos Street Lethal y Second Heat y junto a quienes ganaría un nombre en la escena de California. Por segunda vez en la Argentina, hasta donde llegará para promocionar Get Out of my Yard (2006), Paul se reconoce “consumidor de todo tipo de música”, algo que, aclara, proviene de su familia. “Mis padres no tocaban ningún instrumento; el que lo hacía era mi tío. Con él aprendí muchas cosas y más que nada recibí instrucciones precisas sobre cómo tocar la guitarra. Es más, hace poco estuvimos a punto de editar un álbum los dos juntos. Algo así como un ‘Family Style’, pero de la familia Gilbert (risas).” Una vez fuera de Racer X, el propio Sheehan se acercaría a él y lo convencería de ser parte de Mr. Big, un combo de enfermitos de la ejecución en el cual se consolidó como uno de los únicos guitarristas de metal con un impecable sentido de la melodía y con la habilidad suficiente para sacarle provecho a una capacidad técnica que pocos pueden ostentar. “Cuando formé Racer era muy joven y no sabía bien qué quería de la vida. Lo único que tenía en mente era perfeccionarme en la guitarra. Y al mismo tiempo me metía en el rock and roll con una tremenda banda de metal, así que todo me sorprendía”, confiesa. “Con Mr. Big compartí algunos de los momentos más felices de mi vida, tocando al lado de monstruos como Billy Sheehan o Pat Torpey, de quien aprendí mucho y no sólo en el plano musical. Lo bueno de Mr. Big radicaba en que todo fluía y no había nada preestablecido.” De regreso a Buenos Aires (su debut porteño fue en 2005), el norteamericano se define como “un tanto vago” para trabajar, excusa que esgrime para explicar que las presentaciones de Get Out of my Yard aún no han finalizado.
Paul Gilbert toca el 7 de julio en La Trastienda. A las 23.
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