Black Francis considera que es mejor no tomarse muy en serio a Pixies La banda que admiraba Kurt Cobain publica un nuevo disco, “The Night the Zombies Came” y su líder dice que es vulgar “hablar sobre nosotros mismos, si somos importantes o lo que sea, solo porque sí” Por Maria Sherman Muertos vivos, restaurantes suburbanos con temática medieval, un centro comercial. Druidismo, pollos decapitados, renacimiento. Iglesia, matanza de ovejas, ciencia ficción. Estos son algunos, no todos, de los temas tratados en el décimo álbum de estudio de Pixies, The Night the Zombies Came. Una colección caleidoscópica de 13 canciones —su primer álbum con la nueva bajista Emma Richardson— que oscila entre el folk, el punk, la psicodelia y de vuelta, sin encajar nunca en una fórmula particular. En realidad, The Night the Zombies Came se desarrolla como una película: cada canción es una pequeña viñeta. El líder y artista visual Black Francis, nacido Charles Thompson, dice que eso se manifiesta espec...
A 5 años de la muerte de Prince: un legado que se agiganta, una noche porteña de cabaret y un trágico final
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Tenía 57 años
A 5 años de la muerte de Prince: un legado que se agiganta, una noche porteña de cabaret y un trágico final
Su obra sigue ejerciendo una gran influencia en las nuevas generaciones. En junio lanzan un nuevo álbum.
Breve y contundente como su recordado show en Buenos Aires en el verano de 1991 o su arrolladora actuación de 2007 en el entretiempo del Superbowl. Así fue la vida de Prince, que se apagó de manera inesperada el 21 de abril de 2016.
El artista, a quien le faltaba poco para cumplir 58 años, dejó un legado artístico revolucionario, cuya influencia todavía se hace sentir y se renueva constantemente con la aparición de nuevo material póstumo.
Prueba de esto último es el reciente anuncio del lanzamiento, para junio próximo, de un nuevo trabajo inédito, titulado Welcome 2 America, que se suma a la larga lista de material post mortem que se dio a conocer en los últimos cinco años.
Casi al mismo ritmo que le impuso en vida a su prolífica carrera, conformada por 39 discos de estudio, decenas de hits, bandas sonoras y protagonismo en cuatro filmes.
En ese lapso al que dio inicio en 1978, con la publicación de su álbum debut, For You,
el genial artista nacido en Minneapolis, que decidió darse a conocer
con apenas su nombre de pila -y en algunos pasajes de su carrera con un
símbolo verbalmente impronunciable- desplegó un original híbrido
musical.
La producción del músico no sólo se erige como el compendio más acabado de la música negra,
sino que destaca además por el uso de sintetizadores, con el cual
proyectó el sonido del futuro; sus finas melodías y su exudante
sensualidad.
De Dirty Mind a Purple Rain, de 1999 a Sign o' the Times, de Lovesexy a The Rainbow Children, de Diamonds and Pearls y Graffity Bridge a Plectrumelectrum,
con sus proyectos The Revolution, The New Power Generation o
3RDEYEGIRL, Prince marcó el rumbo y dejó una huella imborrable en el
universo musical.
Todo eso tenía su correlato a nivel visual en el arrogante andar de
esta figura, como forma de marcar un límite inviolable con el resto de
los mortales; es sus extravagantes trajes con volados, sus hipnóticos
pasos de baile, su virtuosismo interpretativo y sus performances demoledoras.
"No me cuesta hablar de Prince porque es la única religión que
abrazo. Es un estilo de música en sí mismo el que hacía. Lo vi en
Argentina, y luego en Las Vegas y en New Jersey y los tres shows fueron
increíbles. Es un músico único. Como performer, una bestia, y como
compositor y creador de mundos, también", dijo a Télam Emmanuel Horvilleur, al ser consultado en su carácter de fan incondicional de este artista.
Una influencia inocultable y un show para el recuerdo
Ocurre que desde su aparición, Prince se convirtió en una influencia para sus colegas, a pesar de su corta edad, tal como lo demuestra la devoción manifestada por figuras del rock argentino, como es el caso de Charly García, Luis Alberto Spinetta y Fito Páez.
Precisamente, tras casi una década generando un evidente impacto en el rock argentino, el "genio de Minneapolis" ofreció el único concierto de su historia en nuestro país
en enero de 1991, ocasión en la que la "crema" vernácula del género se
agolpó en los pasillos del estadio de River Plate para ver la prueba de
sonido, de tres horas y media, y/o el show, de polémicos 77 minutos, el mínimo que indicaba su contrato.
Así lo recordó para Télam el empresario Daniel Grinbank, responsable de la visita, quien destacó que el show fue "tan excepcional" que le pareció que "lo breve se hizo dos veces breve".
"Fue tan bueno que fue un suspiro", puntualizó el promotor del show, quien reconoció que se enojó mucho en ese momento porque "la gente primero lo puteaba a él cuando le pedían más y no salía, pero después me puteaban a mí como si fuera el responsable de que haya sido tan corto".
Ojo por ojo, la represalia de Grinbank fue cumplir solo con lo mínimo escrito en el contrato, por lo que canceló la fiesta post-show que
iba a celebrarse en la discoteca Mix, para la cual Prince había hecho
cerrar una peluquería solo para que lo maquillaran para la celebración.
"Al final, como era un domingo de enero en Buenos Aires, estaba todo cerrado y terminó en el cabaret Shampoo,
en la que fue una de las fiestas más bizarras que vi en mi vida.
Estaban las chicas que trabajaban ahí, mezcladas con músicos y
'celebrities' que querían estar cerca de Prince", remató el empresario a
la agencia de noticias.
Al ser consultado por Télam, Juan del Barrio,
tecladista de los nuevos Abuelos de la Nada, lo describió como un
vanguardista a la vez que un símbolo muy fuerte del rock y un músico de
carácter integral, "defensor del soul, el funk, pero con una cruza
dark".
"Funk del futuro, podría ser. Y desde ya,
toda la inclusión de la música electrónica, los sintetizadores, el tecno
al servicio de su música", apuntó quien fuera también tecladista de
Spinetta Jade.
Así como su histrionismo lo llevó a actuar en cuatro filmes, algunos de ellos escritos y dirigidos por él, su excentricidad también fue parte de sus rasgos característicos como artista.
"Él siempre fue una estrella. Ponía una especie de distancia con los demás
y eso siempre me pareció muy interesante", celebró Horvilleur, en tanto
que Grinbank, quien tuvo la posibilidad de tratarlo de manera un poco
más personal, afirmó que esa actitud era una mezcla de "timidez y
excentricidad".
"No tenía diálogo con la gente,
en lo personal era muy tímido y hay miles de anécdotas sobre esto. Pero
también era muy excéntrico. Conmigo no habló nunca. Si me quería decir
algo, se lo decía a su tour manager o a su abogado y me lo transmitían,
pero nunca llegué a intercambiar palabras con él", graficó.
Los últimos días de una estrella
El 15 de abril de 2016,
Prince había despegado en una avión privado desde Atlanta, luego de dos
presentaciones, rumbo a Paisley Park, la propiedad de Prince en las
afueras de Minneapolis. Junto a él viajaban la cantante Judith Hill y su amigo y asistente Kirk Johnson.
Pero mientras cenaban verduras y pasta, algo pasó. “Sus ojos se quedaron fijos”,
contó Hill tiempo después, en una entrevista en la que habló por
primera vez del tema. Ella lo llamó y lo sacudió, pero el músico no dio
ningún tipo de respuesta.
Frente a la situación y apenas fue avisado, el piloto llamó a los
controladores de tráfico aéreo de Chicago para pedir ayuda, informando
que llevaba un hombre inconsciente a bordo. “Sabíamos
que era una cuestión de tiempo; debíamos aterrizar”, recordó Hill, quien
agregó que no tenían "nada en el avión para ayudarlo”.
A la 1.17 del 16 de abril, el avión hizo su aterrizaje de emergencia en Moline, Illinois, donde los esperaba una ambulancia. Allí, el artista recobró el conocimiento gracias a una inyección de Narcan, un medicamento habitualmente utilizado para el tratamiento de sobredosis por opiáceos.
Dieciocho
minutos después del aterrizaje, la ambulancia llevó a Prince hasta el
hospital Trinity Moline, adonde llegó despierto y hablando. En ese
momento, se atribuyó el episodio a una simple deshidratación y al hecho de que se estaba recuperando de una gripe.
Después se supo que la realidad era que sus amigos más cercanos y su
familia llevaban tiempo preocupados por la salud del icono, y que el
aterrizaje de emergencia no había sido por una gripe, sino por una sobredosis de potentes analgésicos opiáceos de la que tuvo que ser reanimado.
Por entonces sus seres queridos le pedían que dejara de tomar esos medicamentos, pero Prince alegaba que el dolor que sufría en sus manos
era tal que si lo hacía, tendría que dejar de actuar. "El tour con el
piano le estaba afectando las manos", explicó Hill a los investigadores.
Lo
cierto es que el artista ya había cancelado un show a piano solo, el 7
de abril anterior, y que había recurrido a un médico. La explicación con
excusa de la gripe, que hacía su aparición en escena, no conformó a sus
fans, que temieron algo de mayor importancia.
Sin embargo, una semana más tarde Prince estaba tocando en Atlanta, para una audiencia que se rindió cautivada a sus pies. Según contó CNN pocas semanas después, el músico "ofreció una disculpa por la fecha perdida, luego rugió en Little Red Corvette, que siguió a una versión juguetona de Vince Guaraldi Linus y Lucy".
La crónica apunta que la gripe de la que se había hablado era "indetectable en sus versiones de The Beautiful Ones y Nothing Compares 2 U, y da cuenta de sendas interpretaciones de A Case of You, de Joni Mitchell, y de Heroes, de David Bowie. Al día siguiente, Prince tuiteó: "Estoy transformado".
Así pareció estarlo horas después de abandonar el hospital, cuando se lo vio andando en bicicleta por el estacionamiento de un centro comercial en Chanhassen, Minnesota, donde vivía.
Más tarde, esa misma noche, se "transformó" en el anfitrión de una
pequeña reunión de fans en su casa y estudio de grabación, y también
actuó "para dar gracias por el buen tiempo y por todo el amor y apoyo",
según luego resumió en Twitter.
Jon Bream, crítico musical del Minneapolis Star-Tribune, publicó al día siguiente que "la aparición parecía apuntar a demostrar que estaba vivo y bien".
Bream también contó que Prince explicó que por esos días no podía tocar
la guitarra, y que eso le permitía enfocarse en el piano. Otros, en
cambio, ponían la mira en su evidente fragilidad.
Los
dos días siguientes, el músico los atravesó con normalidad; se hasta
publicó que se sentía rejuvenecido. Pero el día previo a su muerte, Prince volvió a ver al doctor Michael Schulenberg, de acuerdo con los documentos de orden de búsqueda publicados por el Los Angeles Times y Minneapolis Star Tribune.
Una receta y un cuerpo en un ascensor
Aunque los documentos no detallaban el motivo de la visita, indicaban que en algún momento Schulenberg le había dado al cantante una receta para ser llenada en una farmacia de Walgreen. No obstante, los documentos no revelaron lo que prescribió.
A las 9.43 del jueves 21, cuenta un reporte de la CNN
de aquellos días, un hombre más tarde identificado como Andrew Kornfeld
-hijo de un especialista en adicciones de California- llamó al 911
desde la finca de Prince después de que los empleados encontraran al
cantante, inconsciente, en el ascensor de su casa.
El
padre de Kornfeld, el doctor Howard, había enviado a su hijo para
persuadir al cantante a entrar en el tratamiento para el manejo del
dolor y posibles problemas de adicción a opioides, según un abogado de
los Kornfelds, William Mauzy.
Esa intervención, sin embargo, llegó demasiado tarde. "La persona está muerta aquí.
... Y la gente está angustiada", dijo Kornfeld mientras luchaba por
encontrar una dirección para dar al despachador. Después de que los
paramédicos intentaran reanimarlo, Prince fue declarado muerto a las 10:07.
Los estudios posteriores demostraron que el músico tenía una
concentración "extremadamente alta" de fentanilo en su cuerpo cuando
murió. La conclusión fue, entonces, que el cantante murió de una sobredosis accidental de esta sustancia, un opioide sintético 50 veces más poderoso que heroína.
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