“Creo
que la forma de escuchar música es rodeados de cerros y tierras de
cultivo, bajo un gran cielo”. El que acuñó esta imagen bienaventurada es Michael Lang. O más bien era, porque falleció el sábado, a los 77 años,
en el hospital Sloan Kettering Cancer Center, a causa del linfoma de
Hodgkin. Aunque la noticia trascendió el domingo, después de que Michael
Pagnotta, representante suyo y amigo de su familia, lo confirmara. “Sin
duda fue una figura histórica y un buen tipo”, dijo. Desde entonces,
figuras de la industria musical como Carlos Santana, Grahan Nash y Chris Stein (Blondie), además de despedirlo, explicaron la trascendencia del empresario, manager y promotor de espectáculos.
Lang pasó a la historia por haber sido uno de los organizadores del legendario festival de Woodstock, que no sólo se tornó en amplificador contracultural sino que sentó las bases para los encuentros musicales masivos.
Los empresarios John Roberts y Joel Rosenman, al igual que el promotor
de la industria musical Artie Kornfeld, también estuvieron al frente de
la primera edición, llevada a cabo entre el 15 y el 18 de agosto de 1969. Pero de todos ellos, Lang fue al que más se le vinculó con la marca debido a que realizó dos ediciones más: 1994 y 1999. Tenía 24 años cuando lo concibió, y contaba con el aval de haber producido en Miami, en 1968, el Festival Pop y Underground, en el que, ante 25 mil personas, actuaron Frank Zappa, Arthur Brown y Jimi Hendrix.
Originalmente se denominó “Festival de música y arte de Woodstock”, pero terminó retumbando más su subtítulo, que no era otra cosa que el concepto del evento: “3 días de paz y música”.
Su programación incluyó a grupos y solistas representativos de la
cultura rock de la época. Santana, Creedence Clearwater Revival, The
Who, Jimi Hendrix Jefferson Airplane, Crosby, Stills, Nash & Young,
Sly & The Family Stone, The Band, Blood, Sweet and Tears, Joe
Cooker, Ravi Shankar, Joan Báez, Janis Joplin, Grateful Dead, Incredible
String Band, Canned Heat y John Sebastian fueron algunos de los 32 actos que pasaron por el escenario instalado en una granja de Bethel (localidad ubicada en el estado de Nueva York).
La organización esperaba a 60 mil personas, aunque finalmente terminaron asistiendo entre 400 mil y medio millón de espectadores
(se estima que 250 mil personas no alcanzaron a llegar). John Sebastian
fue testigo de cuando le avisaron a los productores del evento que el predio había colapsado de público,
y que habían derribado la cerca. “En el momento en el que Mike se
entera, miró el escenario y pensó en voz alta: “Bueno, ahora tenemos un
festival gratuito. ¿Qué más puede salir mal?”, recordó el otrora líder
de The Lovin’ Spoonful, acerca de ese instante de un festival que derivó
en un documental que obtuvo el premio Oscar. “Era tan original que
podía darle vuelta a la página y ver la luz”.
En 1967, Lang dejó
la universidad en su Nueva York natal para mudarse a Coconut Groove, en
Florida, donde abrió una tienda de parafernalia marihuanera. “El clima
es perfecto, a la gente le gusta una variedad estimulante de cosas
artísticas, y no había lugar para que se reunieran”, dijo el empresario y
promotor en el libro Trips: Rock Life in the Sixties de 1973,
firmado por Ellen Sanders. Luego de hacer el Festival Pop y Underground,
regresó a Nueva York y conoció a quienes terminaron siendo sus aliados
en Woodstock, evento que se convirtió en un foco de luz dentro de la oscura realidad política y social que se vivía en los Estados Unidos (Crosby, Stills, Nash and Young compusieron en honor a ese hecho histórico su hit “Woodstock”).
Meses
después de Woodstock, Lang fue reclutado a último minuto para ayudar en
lo que se convirtió en el infame concierto de Altamont, en California,
donde un miembro de la audiencia fue apuñalado hasta la muerte durante
la actuación de The Rolling Stones. A continuación, fue manager de Rickie Lee Jones, Joe Cocker (con quien vino a la Argentina en 1977) y del grupo español El Ultimo de la Fila. También fundó el sello Just Sunshine Records, que lanzó álbumes de Karen Dalton y Betty Davis, entre otros. Un cuarto de siglo más tarde, Lang produjo Woodstock ‘94, con Roberts, Rosenman y el coproductor John Scher, y Woodstock ‘99, con John Scher y Ossie Kilkenny. A diferencia de los anteriores, este último pasó a la historia por su caos y violencia (hubo cuatro casos de violación sexual).
En 2019, a raíz de sus 50 años, Lang anunció Woodstock 50.
La alineación intergeneracional reunía a Jay-Z, Miley Cyrus y The
Killers con veteranos de Woodstock como Santana, David Crosby y John
Fogerty. Sin embargo, tras enfrentar problemas logísticos y financieros, así como tres cambios de lugar, los artistas se retiraron, y el proyecto se canceló.
Si bien se considera a Woodstock la cita pionera de
los eventos a gran escala, no fue la primera en celebrarse en Estados
Unidos. Pero ocupa un lugar indeleble en la historia. En una entrevista
de 2009, a Lang le pidieron su opinión sobre los festivales musicales
actuales, a lo que respondió: “Muchos siguen el modelo de Woodstock,
como Bonnaroo y Coachella. Se creó un ritual que sigue siendo replicado”.
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