Días atrás, John Lydon, el ex Johnny Rotten que en los lejanos '70 destilaba toda su rabia al frente de Sex Pistols, salió con los tapones de punta contra la biopic que el director Danny Boyle prepara sobre la banda. "Es la mierda más irrespetuosa que haya tenido que soportar", sentenció.
Furioso, el cantante le "sugirió" al realizador de Trainspotting se abstenga de seguir adelante con Pistol, la miniserie en la que el cuarteto británico que inició el movimiento punk será encarnado por protagonizada por Toby Wallace, Anson Boon, Louis Partridge y Jacob Slater.
"Lo siento. Creen que pueden hacer esto pasando por encima de mí. No va a suceder. No sin una enorme pelea de mierda. Soy Johnny, ya saben. Y cuando interfieren en mi negocio, los espera un final amargo", avisó Lydon, que dijo estar buscando asesoramiento legal.
Pero el músico no se quedó ahí, a la hora de opinar sobre las imágenes del elenco, en el set. "Fueron al punto de contratar a un actor para que me interprete, pero ¿qué hace? Ciertamente, no es mi personaje. No puedo ir a ningún otro lugar que a Tribunales", explicó.
Y por si alguien tiene alguna duda respecto de cuánto de la esencia de los días en los que junto a sus compañeros de ruta impuso nuevas condiciones para el rock queda aún en el hombre nacido en Londres hace 65 años, su mensaje final dirigido a Boyle la despeja por completo.
"Es una desgracia... Pero si me arrinconás como a una rata, voy a ir por tu garganta", le advirtió Lydon al realizador, que también convocó para Pistol a Maisie Williams, la Arya Stark de Game of Thrones, y a Dylan Llewelyn.
Sin embargo, no todo es bronca, excesos, exaltación de la anarquía ni violencia en el músico, que en sus inicios debió lidiar con el veto de la BBC, debido a sus letras, y con el rechazo de un par de discográficas, que una vez más no entendieron lo que estaba pasando en el universo musical.
Lo cierto es que Lydon -o todavía Rotten- al igual que Steve Jones, Glen Matlock y Paul Cook, debió esperar tres décadas para que el rock le abriera las puertas de su Salón de la Fama. Eso no impidió que una vez disuelto en 1978 aquel fugaz rayo de punk, siguiera adelante con Public Image Ltd.
Pero, aunque el proyecto PiL nunca fue dado por finalizado, el encierro que impuso la actualidad pandémica potenció la decisión de su líder de instalarse en su casa de California para dedicarse a tiempo completo al cuidado de su esposa, enferma de alzheimer.
"Una especie de faro"
La historia cuenta que Lydon conoció a Nora Forster, que actualmente tiene 78 años, en 1975, y que están juntos desde hace 45. Si bien hay quienes sostienen que en 1979 se casaron con papeles y todo, en un gesto que resultaría bastante poco punk, ellos nunca lo confirmaron.
"La primera vez que vi a Nora fue en la tienda de Malcom (McLaren, manager de los Pistols), en 1975", cuenta Lydon en su autobiografía La ira es energía - Memorias sin censura, publicado por la editorial MalPaso en 2014.
Allí, cuenta que ella tenía una hija, Ariane, que había crecido en
Alemania, el país natal de Nora, donde se dedicaba a promocionar shows
de gente Jimi Hendrix, Yes o Wishbone Ash, y de donde terminó escapando en busca de un poco de aire fresco.
Enseguida, John admite que descubrió que era "una especie de faro,
también una criatura muy caótica". Y dice que no había comparación
posible ni con las hippies, ni con las chicas "trabajadoras", a quienes
no consideraba una opción para él.
"Es una alma distinta y rara. Nora iluminaba la habitación. Desde
el otro extremo la veías resplandecer, ¡es que brillaba! (...) La
recuerdo bajita, rápida y brutal; sus comentarios eran muy
inteligentes", sintetizó Lydon en su libro, casi como un relato paso a
paso de su proceso de enamoramiento.
Aquella
narración se completa con el paso final camino a ser pareja, después de
tiempos en los que entrar en sintonía no era del todo fácil. "Aprendimos
a conocernos el uno al otro y eso es lo mejor que puede encontrar una
persona: alguien que te acepte como eres, con verrugas y todo".
De
ahí al "para siempre" pasó un tiempo, también una mudanza del músico a
Nueva York, donde las tentaciones estaban a la orden del día pero a
Lydon le pasaban por el costado. "Tenía claro que había contraído un compromiso, y que ese compromiso tenía un gran valor", escribió.
Por eso, cuando lo hizo, dice, fue "incondicionalmente". "Así es como éramos y como somos Nora y yo. (...) No me puedo imaginar la vida sin ella,
en absoluto, y a ella le da igual lo que la gente le diga de mí;
estamos juntos y lo estaremos siempre", concuye el texto del segundo
capítulo que el músico dedica a su pareja.
Hay un tercero, y es realmente conmovedor. "La idea de perder a Nora es insoportable",
escribió allí el hombre. Y confesó, además: "Una de nuestras mayores
preocupaciones es cómo nos las vamos a arreglar para morir al mismo
tiempo".
Vaya a saber uno qué vuelta de tuerca le haya podido
dar John Lydon a aquella reflexión escrita varios años atrás, cuando
Nora aún no se debatía al amparo de su cuidado en la demencia del
Alzheimer, una enfermedad que él mismo define como “un proceso perverso, debilitante y lento".
Pero a la vez que resalta el hecho de que atraviesan el momento juntos, se aferra a una señal inequívoca. “Ella no me olvida. Olvida todo lo demás menos a mí”, aseguró en una entrevista que brindó a The Sunday Times.
Una
charla cargada de emotividad, en la que admitió que hay que enfrentar
la situación y dejar de lado la autocompasión. "Es algo que puedo decir
con orgullo que me inculcaron mis padres desde una edad temprana: 'No sientas lástima por ti mismo, sigue adelante'”.
Y
como si se tratara de invertir aquella energía tantas veces
destructiva, buscó fuerza en su viejo alter ego: “¡Dios, si sabés que el maldito Johnny Rotten puede hacerlo, maldita sea, ¿cuál es tu excusa?”.
Bajo el sol de California
Mientras tanto, la vida transcurre
para ambos bajo el sol abrazador de California en una casa de 1910, que
en origen perteneció a la actriz Mae West y que a ellos les parece “un castillo encantado”, según consigna el diario español El País.
En ese marco, con la tranquilidad de que las finanzas familiares gozan de buena salid, Lydon reflexionó para el Sunday Times. “Esta enfermedad es una gran incógnita. Nora siempre ha comido sano; debe ser genético pero estoy abierto a cualquier idea”.
El
cuadro de situación es, según el músico, el siguiente: “Viajar en avión
la asusta y se desorienta en los hoteles. Necesita saber que las cosas
son suyas: su silla, su osito de peluche... Nos gusta ver comedias juntos y las noticias."
Entonces,
contrastó presente con futuro: "Sé que va a deteriorarse y que esto se
convertirá en algo terrible, pero lo estamos enfrentando con sentido de
la dignidad. Sería bastante fácil escapar y decir: 'No es mi responsabilidad', pero soy John y cuando me comprometo es para siempre y lo mantengo".
Tal cual lo aseguró en su autobiografía, el tiempo no cambió la convicción del artista, que reconoce sentirse muy orgulloso de hacer lo mejor que puede por ella.
"Llevamos juntos 45 años; no vamos a cambiar nada. Somos una pareja, nos amamos, nos adoramos”. Say No More.
E.S.
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