Mientras ocupa un puesto prohibido para las mujeres, en la instucion que quemo vivas a miles de mujeres en los ultimos siglos, se da el lujo de calificar de "casi satánico" el problema de la violencia contra las mujeres
El Sorete de Bergoglio, alias "Francis Pope", participó de un programa de televisión en el cuatro personas le llevaron sus inquietudes.
El
Papa Francisco calificó de "casi satánico" al problema de la violencia
contra las mujeres, al tiempo que criticó la "crueldad" de los
"usureros" aparecidos durante la pandemia de coronavirus.
"El número de mujeres golpeadas, maltratadas en el hogar es tan, tan
grande, incluso por su marido", lamentó el pontífice en una entrevista
para el programa "Francisco y los invisibles", ideado por el periodista
Fabio Marchese Ragona, televisado este domingo.
"El problema es
que para mí es casi satánico, porque es aprovecharse de la debilidad de
quien no puede defenderse, solo puede detener los golpes. Es humillante
muy humillante", denunció el Papa en el diálogo con Marchese Ragona
transmitido por el canal Mediaset.
En el programa, Francisco y el
periodista italiano dialogaron junto a cuatro personas que le llevaron
sus inquietudes: Giovanna, una madre víctima de violencia de género;
María, una mujer que vive en las calles de Roma; Maristella, una
estudiante de quinto año y Pierdonato; y un exrecluso que pasó 25 años
en prisión.
En la conversación, el Papa agregó que "es humillante
cuando un papá o una mamá abofetean a un chico en la cara, es muy
humillante y siempre digo eso, nunca se debe abofetear en la cara. ¿Por
qué? Porque la dignidad es el rostro".
Consultado además por la
situación social causada por la Covid-19, Jorge Bergoglio afirmó que
"con la pandemia los problemas aumentaron porque los que ofrecen dinero
prestado están llamando a la puerta: los usureros".
"Un pobre, un
necesitado, cae en manos de los usureros y lo pierde todo, porque estos
no perdonan. Es crueldad sobre crueldad, digo esto para llamar la
atención de la gente para no ser ingenuos; la usura no es una forma de
salir del problema, la usura te trae nuevos problemas", agregó. (DIB)
Mas sorete, no se consigue.
Recordamos que, mas alla de la hitoria concreta de femicidios realizados por la Iglesia Catolica, el mismo vaticano es uno de los mayores participes de la usura que este caradura condena:
El Vaticano usó US$726 millones donados a los pobres para múltiples negocios opacos
El dinero habría ido en un 77% a filiales del Credit Suisse y
gestionados en operaciones financieras que según el magistrado muestran
irregularidades, además de abrir escenarios inquietantes de peculado y
otros delitos.
Es un escándalo que “tiene pocos precedentes en la vida reciente” y
otra vez lo ha destapado el periodista y escritor de investigación del
semanario “L’Espresso” Emiliano Fittipaldi. Las revelaciones a partir
del allanamiento a la Secretaría de Estado el miércoles 2 de este mes,
han ido escalando y lanzando explosivas revelaciones.
Al jefe de seguridad del Papa, el general Domenico Gini, su
actuación le costó la cabeza, que le pidió Jorge Bergoglio por algunas
imprudencias en la investigación. Mientras tanto, los fiscales generales
están investigando a fondo y hoy domingo “L’Espresso” publicará las 16
páginas ultrasecretas de la pesquisa de los promotores de Justicia, Gian
Piero Milano y Alessandro Diddi con las revelaciones más humillantes
para la Santa Sede: la Secretaría de Estado, el órgano clave del
gobierno central de la Iglesia, cuyo “primer ministro” es el cardenal
Pietro Parolin, gestiona en un fondo extrabalance nada menos que 650
millones de euros (725 millones de dólares) del Obolo de San Pedro, con donaciones de fieles de todo el mundo destinados a los pobres. Y el dinero, en lugar de ir a parar a los necesitados bolsillos populares, sirven para realizar negocios “opacos”.
También el prestigioso diario inglés “Financial Times”
ha publicado el lunes pasado sus propias investigaciones sobre manejos
“non sanctos” de funcionarios y mediadores vaticanos en la gestión de
millones invertidos en proyectos de apartamentos de lujo en Londres, que en parte habrían sido financiados con dinero de Obolo de San Pedro.
Los promotores de justicia (fiscales generales) del Vaticano,
estrechamente en contacto con el Papa Francisco, arriban a la conclusión
en su investigación de 16 páginas secretas que publicará el domingo L’Espresso, que han detectado “graves indicios de peculado, estafas, abusos de oficio, reciclaje y autoreciclaje”.
El Revisor Alessandro Cassinis, a las órdenes del pontifice, señala
“gravísimos delitos, como la apropiación indebida, la corrupción y el
encubrimiento”.
Fittipaldi y el “Financial Times”
investigan la era 2011—2018 en que el hoy cardenal Angelo Becciu, era
el “ministro del Interior” del Vaticano como Sustituto de la Secretaría
de Estado y tuvieron lugar varias operaciones inmobiliarias sospechosas
en Londres y otros negocios, en los que algunos intermediarios cobraron
jugosas comisiones.
Pero el periodista de L’Eseresso agrega en las
pesquisas la figura del arzobispo venezolano Edgar Peña Barra, muy
vecino a Francisco, nombrado hace un año como sucesor de Becciiu,
promovido a “ministro” del Papa argentino como Prefecto para las Causas
de los Santos.
Los 650 millones de euros del Obolo de San Pedro, sostiene L’Espresso” habrían
ido a parar en un 77% a filiales del Credit Suisse y gestionados en
operaciones financieras que según el magistrado Revisor muestran
“vistosas irregularidades”, además de abrir “escenarios inquietantes”.
La investigación de L’Espresso cuenta también la operación Falcon Oil,
un intento de inversión de 250 millones de euros del Vaticano en una
plataforma petrolífera frente a las costas de Angola. Según Fittipaldi
la documentación revela “el complejo sistema de sociedades en paraísos
offshore “usados por el Vaticano para poner una pantalla en los negocios
millonarios de Londres”.
El “Financial Times” investiga
las irregularidades en la inversión de 200 millones de dólares
realizada en 2014 a través de Athena Capital, un fondo de inversión de
Luxemburgo, en la financiación del proyecto de apartamentos de lujo en
la metrópoli británica.
El matutino inglés señala que en 2016 jugó un papel fundamental el
entonces monseñor Becciu para detener las reformas financieras en el
Vaticano que proyectaba el cardenal George Pell, que era el “zar” de la
economía nombrado por el Papa. Pell, que perdió su cargo de Secretario
de la Economía tras ser condenado por abusos sexuales a menores en su
país, Australia, donde cumple una condena carcelaria, ordenó una
auditoria que monseñor Becciu canceló y convenció al Papa a apoyarlo. En
2017, el hoy cardenal Beccu fue también el responsable de forzar la
dimisión del primer auditor general del Vaticano, Libero Milone en medio
de un escándalo.
El papel de “brokers” y agentes influyentes de
los cardenales está también en la investigación de L’Espresso y en los
descubrimientos del Financial Times. El agente Raffaele Mincione habría
sido quién les aconsejó, después que no se concretó la inversión de 250
millones en la plataforma petrolífera en Angola, que el Vaticano
invirtiera el dinero en el edificio de Sloane Avenue de Londres, que era
un viejo depósito de Harrods de 17 mil metros cuadrados, a transformar en un lugar residencial de cincuenta apartamentos de lujo.
La inversión se hizo a través de fondos luxemburgueses, pero el negocio
falló cuando los precios cayeron como ocurre con frecuencia en el
mercado inmobiliario riquísimo de la capital británica.
El
sucesor de Becciu como sustituto de la Secretaría de Estado, el monseñor
venezolano Peña Parra fue el encargado de buscar salvar la mala
inversión pidiéndole 150 millones de euros al banco del Papa,, el
Instituto para las Obras de Religión (IOR). El director Gianfranco Mammí
olfateó el riesgo y negó el préstamo “a menos que lo ordene el Santo
Padre”.
A continuación el director del IOR denunció ante el
proprio Papa lo que le parecía una irregularidad y así comenzó la
investigación que llevó el 2 de octubre a allanar por primera vez
oficinas de la Secretaría de Estado, haciendo estallar un escándalo cada
vez peor.
En su investigación, Emiliano Fittipaldi menciona a otro agente
financiero, el broker Gianluigi Torzi, quién habria recibido una
comisión millonaria. Los documentos secretos conseguidos por
“L’Espresso” podrían servir para ajustes de cuentas internos. El
Vaticano parece haber entrado en la fase de un tercer Vatileaks (“leaks”
quiere decir infiltraciones), como los dos primeros que ocurrieron
durante el papado de Benedicto XVI, quién terminó por renunciar.
Fittipaldi concluye que “para Fransisco no será fácil, ante el nuevo
escándalo, orientarse entre enemigos verdaderos, falsos amigos, buenos y
malos consejeros”.
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