El corazón del punk feminista: cómo fue el debut de Bikini Kill en la Argentina

A principios de los '90 fue el grupo fundador del movimiento Riot Grrrl. Está liderado por Kathleen Hanna y Tobi Vail.-Se volvieron a reunir hace cinco años y tocaron en el ART Media porteño, en el marco de su primera gira sudamericana. Pocas bandas en la historia del rock reescribieron las reglas. Y cuando lo hicieron, fue en términos de éxito, producción, sonido, decibeles, moda, marketing. El rock sigue, fracaso tras fracaso,esperando un mesías que se presente en los mismos términos que los que alguna vez triunfaron.Avizorar a los nuevos Beatles, Rolling Stones, Jimi Hendrix, Led Zeppelin, David Bowie, Sex Pistols desde la repetición de sus logros en la mímesis de nuevos intérpretes es donarse al malentendido. Será por eso que desde el día que Kurt Cobain decidió terminar con su vida y la de su grupo, Nirvana, ninguna banda asumió por mérito y sustancia el destino del rock como una palanca de cambio cultural. Dicho todo eso, puede uno destaparse un oído y cubrir el otro. Ento

Christie’s se apunta al criptoarte

 https://elpais.com/cultura/2021-02-25/christies-se-apunta-a-la-tendencia-artistica-mas-moderna-los-objetos-no-fungibles.html?rel=lom

 


Por primera vez en su historia, Christie´s va a subastar un objeto único no fungible (NFT, en sus siglas en inglés), piezas, sobre todo digitales, que se elaboran a partir de unos códigos que las hacen únicas. En el lenguaje de los mortales: un artista crea una obra digital y la pone a la venta o a subasta a través de plataformas en línea. Los potenciales compradores hacen sus ofertas en criptomonedas. En el sector de los NFT la moneda usada es el ether, que pertenece a Ethereum, un blockchain. En castellano se conoce como cadena de bloques, una base de datos privada o un libro de contabilidad que se distribuye entre varios participantes al margen de los canales tradicionales de transacción como puede ser un banco. Este sistema garantiza la autenticidad de la obra porque todos los que forman parte de esa cadena de bloques guardan una copia y mantienen el consenso de que esa obra es única, la compra queda registrada y se proporciona una prueba de propiedad. De esta manera, una de las casas de subastas más tradicionales del mundo —fundada en el siglo XVIII— se abre a una nueva tendencia en el mercado del arte.

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La obra que subasta Christie´s desde el jueves hasta el 11 de marzo con un precio de salida de 100 dólares (unos 82 euros) se llama Everydays: The First 5000 Days (Todos los días: los primeros 5.000 días), un collage de 5.000 imágenes que el artista conocido como Beeple ha recogido a lo largo de los últimos 13 años. “El precio de salida es bajo”, admite Elisa Hernando, CEO de Arte Global y RedCollectors.com, una asesoría internacional dedicada al coleccionismo de arte y proyectos culturales. “Responde a una estrategia comercial por el interés de Christie´s en invertir en lo digital, un mercado que aún es emergente. Esta subasta llamará la atención de potenciales compradores”.

Mike Winkelmann, el nombre original del creador y uno de los más cotizados en este nuevo sector del arte, hizo desde 2007 una pieza digital diaria. “No puede en ningún caso ser copiado ni plagiado porque se ha creado con tecnología blockchain”, advierte la casa de subastas en un comunicado. Al contrario de lo que sucede cuando se descarga una imagen de internet (se puede imprimir, enmarcar o colgar en el salón de casa), en este caso todo el ensamblaje de códigos en torno a la obra de Beeple impide su reproducción masiva. La casa de subastas indica que “aunque el arte digital es una realidad desde la década de los sesenta, la facilidad de reproducir estas obras hacía casi imposible asignar la procedencia y el valor del medio”.

Christie´s se estrena en este mercado con un artista que en 2020 consiguió vender 20 obras en la plataforma especializada Nifty por 3,5 millones de dólares (más de 2,8 millones de euros), según recoge el Finantial Times. Beeple ha colaborado con marcas como Louis Vuitton, Apple, Nike y Samsung y, además, ha creado imágenes para los conciertos de Ariana Grande, Justin Bieber y Childish Gambino, entre otros.

La BBC ha probado suerte en el mundo de los NFT con un juego de cartas digitales de su serie Doctor Who. Paris Hilton hizo un dibujo de su gato y lo vendió como NFT por 17.000 dólares (unos 14.000 euros) y destinó el beneficio a varias ONG. Nike permitió a varios diseñadores instalar un código de seguridad en algunos modelos de sus zapatillas con el objetivo de que no solo se queden en la red, sino que puedan convertirse en productores materiales de la marca. O un vídeo de una jugada de Lebron James, jugador de los Lakers, que consiguió un precio de venta más de 200.000 dólares (más de 164.000 euros). Tal vez uno de los ejemplos más famosos sea el del artista Mad Dog Jones que vendió unas animaciones de Tokio por 4 millones de dólares (3,2 millones) en unos pocos minutos. 

La mayoría de estas transacciones se hicieron en Ethereum, creada en 2015, con la criptomoneda ether (similar a bitcoin) que en 2016 cotizaba a un dólar (menos de un euro) y en este momento está a 1.600 dólares (unos 1.300 euros). “Este sistema de blockchaine es interesante para aplicarlo a todo tipo de obras, no solo digitales”, argumenta Hernando, “así se evitarían problemas de duplicidad, falsificaciones, de procedencia, autentificación, aspectos que repercuten en el precio de la obra”.

Marcas y creadores forman ya parte de una corriente que Christie´s considera “la próxima tendencia disruptiva del mercado del arte” y que en el sector comparan con el boom que supuso el arte callejero, primero desprestigiado, luego convertido en preciado objeto de coleccionista al no poder intercambiarse. “El arte siempre va a querer representar la realidad, en la sociedad actual es normal este interés por la tecnología. Otra cosa es que se haya convertido en un movimiento artístico muy fuerte y potente. Ahí tengo mis dudas”, opina Hernando.

 


El debate de la autenticidad

Rarible y OpenSea son las dos plataformas, fuera del circuito tradicional en el que opera y domina Christie´s, donde más transacciones de objetos NFT se producen. A estos dos mercados ha recurrido Pest Supply, un artista que ha vendido una serie de obras no fungibles inspiradas en el trabajo de Banksy por 900.000 dólares (más de 740.000 euros), un porcentaje del dinero ha sido donado a Save The Children. Primero probó en OpenSea, pero fue bloqueado ante la duda de que se tratara de una apropiación indebida. Nada más producirse la transacción, Pest Control, la organización sin ánimo de lucro creada por Banksy para verificar sus obras, desmintió que existiera algún tipo de relación entre los dos artistas. Este mercado, como todos los nuevos espacios a los que los interesados en este arte llegan en busca de obras, debe aplicar las leyes de propiedad intelectual y derechos de autor con independencia del soporte de la obra y el medio que usen para sus ventas.

Este caso abre un interrogante en el sólido sistema de garantías por el que circulan las obras no fungibles. Banksy idea su arte para que se exponga al aire libre sin tener que pagar por verlo. Miles de coleccionistas privados llevan años adquiriendo su obra de manera opaca, aunque muchos de ellos muestren un billete de 10 libras rasgado con la cara de Diana de Gales, el documento (inspirado en una obra de Banksy) que emite Pest Control para certificar su autenticidad. Ahora, su obra no solo se expone en instituciones sin su permiso, sino que se copia y se revende como original firmada por otro autor.

Pest Supply, autor de estas “inspiraciones”, ha explicado, según recoge el medio especializado The Art Newspaper, que su trabajo se basa en el que hacía Elaine Sturtevant, conocida en los sesenta por copiar y reconstruir obras de otros artistas como Andy Warhol. El autor afirma que su intención es “examinar cómo el valor de algo puede ser creado desde la sátira”. En este caso, llega a justificarse argumentando que sus copias de varias obras de Banksy no son “exactas”, sino que “usa un estilo que se inspira” en el artista británico. Es decir, es su manera de cuestionar esta tendencia dudando de que una persona puede ser el autor único de una idea.


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