Muere Elza Soares, reina del samba de Brasil
La cantante y compositora fallecida a los 91 años en su casa de Río publicó 36 discos y es un icono feminista y antirracista
La brasileña Elza Soares, una de las grandes reinas del
samba, ha fallecido este jueves a los 91 años en su casa de Río de
Janeiro por causas naturales, según han informado sus representantes en
Instagram. Cantante y compositora, deja tras de sí una carrera musical
de casi siete décadas, 36 discos y un activismo contra la violencia
machista, el racismo y a favor del feminismo negro que la convirtió en icono de las nuevas generaciones.
Hija
de una lavandera y un obrero, nació en 1930 en una favela de Río de
Janeiro. Su biografía incluye grandes triunfos profesionales y episodios
durísimos en su vida personal. Todavía era una adolescente de 13 años
cuando tuvo su primer hijo. A los 15 ya había perdido un bebé y para los
21 años estaba viuda. Decía que cantaba para no enloquecer, cuenta el
diario O Globo.
Se
estrenó en un programa de radio tras un intercambio inolvidable con el
presentador: “¿De qué planeta vienes?”, le preguntó él a la joven de
ropas humildes que aspiraba a ganarse la vida en la música. Ella le
respondió sin rodeos: “¡Vengo de su planeta, señor Ary! ¡Del planeta
hambre!”.
Tras aquel debut, fue labrándose una carrera.
Primero como corista en clubes de Río de Janeiro a finales de los
cincuenta, después cantó por primera vez en el extranjero, en Argentina,
y en 1959 publicó su primer disco, Se acaso você chegasse (Si
llegaras). Arrancaba una carrera que la llevaría a reinar en el samba
carioca durante décadas, a cantar ante la reina Isabel II durante su
visita a Brasil en 1968, a que la BBC la eligiera como la cantante del
milenio en 1999 y a actuar en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en
2016.
Su redondeada cabellera de rizos, sus
labios carnosos y sus pestañas postizas, la convirtieron en
inconfundible. Siempre fue moderna. Su música conjugó el samba con
ingredientes de jazz, hip hop, de música electrónica y de funk.
“Cantó
hasta el final”, dice el comunicado sobre su fallecimiento. Y así fue,
literalmente. Dejó un álbum y un DVD de memorias grabados dos días antes
de fallecer, según un percusionista con el que colaboró en los últimos
años.
Su biógrafo Zeca Camargo escribe en Folha de S. Paulo que “cada
pasaje de la vida de Elza tiene un componente mágico y surrealista”.
Cuenta que bromeaba con ella diciendo que aquella vida no tenía que
haber existido porque todo jugaba en contra. Pero, continúa, “nunca se
dio por vencida. Menos mal. Porque fue así que a lo largo de una carrera
inigualable aún la MPB (música popular brasileña) pudo inspirar a tanta
gente”. Mujer frágil, era una artista indomable, según el periodista
Ruy Castro.
Cumplidos los 90, se mantenía muy activa incluso en medio de
una pandemia que vivió frente al mar de la playa de Copacabana, en Río.
Hacía ejercicio, daba entrevistas, tuiteaba. Participaba del debate
público. Y seguía creando arte. El pasado 8 de marzo, lanzó un videoclip
con motivo del Día de la Mujer. Para la filósofa feminista Djamila
Ribeiro, fue “una madre para las mujeres negras, cantó sus amores y sus
dolores”.
Durante casi dos décadas vivió un tormentoso matrimonio con Garrincha, el mítico futbolista
que ganó dos Mundiales junto a Pelé. Lo abandonó después de que la
pegara aunque antes hubo muchos años de soportar su agresividad y su
alcoholismo. El jugador murió de cirrosis también un 20 de enero, él de
hace 39 años.
Durante años, ella fue odiada por buena
parte de sus compatriotas como la villana que había destruido el
matrimonio de Garrincha. La muerte del hijo común, en un accidente a los
nueve años, la sumió en una depresión que incluyó drogas y algún
intento de suicidio. Cayó en el olvido. Las empresas musicales
prescindieron de ella.
Pero el compositor y cantante Caetano Veloso la sacó del ostracismo en 1984 cuando la llamó para interpretar juntos un samba rap titulado Língua. Fue la semilla de un renacer que la convirtió en la leyenda que Brasil despide con emoción este jueves.
El cantante y compositor Chico Buarque repasa la carrera de esta estrella del samba en un texto inédito publicado por O Globo
tras su muerte: “Si llegaras a Londres en 1999 y vieras a Elza Soares
entrar en silla de ruedas al Royal Albert Hall, no creerías que podría
subirse al escenario. Subió y sambó ‘con un leotardo ceñido y
semitransparente’, en palabras de un periodista portugués”, escribe
jugando con el título del disco con el que la artista debutó.
Quizá
su afición a las redes sociales a edad tan avanzada no debería
sorprender porque siempre estuvo en la vanguardia. Con buena técnica y
estilo rompedor, dominaba el escenario. El São Paulo gay le rinde
homenaje hace años en un inmenso mural ya desgastado que ocupa toda una
pared.
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